Está el nombre, todavía falta el equipo y, sobre todo, nadie conoce el plan. Se lo intuye, se filtran posibles medidas pero nada hay concreto de cómo el flamante ministro de Economía, Sergio Massa va a lograr que entren divisas sin devaluar o devaluar para que entren divisas sin que eso lo deje a él -y a miles de argentinos más- sin trabajo.
Después de una primera reacción positiva que le dio una bienvenida anticipada en el mercado con suba de bonos, acciones y una tregua en la feroz escalada de los dólares paralelos, a partir de hoy la lupa empezará a ponerse en lo que el día efectivamente dejó, más allá de la expectativa.
Lo primero que surge a la luz es que la mancha de nacimiento de la gestión económica de este Gobierno no se borró. A pesar de que se lo menciona como superministro, no está claro aún que Massa vaya a tener la palabra final sobre las decisiones de la Secretaría Energía, clave para la administración de subsidios y el ajuste fiscal.
Ni la Anses ni el Pami, dos cajas políticas centrales -de hecho, una de las tantas supuestas medidas implican que la Anses se desprenda de su participación accionaria en distintas compañías- entraron en el recambio de gabinete. Tampoco YPF. Y la AFIP, para la que Massa tenía candidato propio, le fue negada. Falta develar el futuro ocupante de una silla clave, la de Miguel Pesce, cuya continuidad no está garantizada porque el nuevo ministro busca un cambio pero también está lejos de ser descartada.
Tras la muy improvisada redistribución de cargos, con la fugaz ex ministra Silvina Batakis a la presidencia del Banco Nación y el ahora ex presidente del Banco Nación, Eduardo Hecker, al directorio del Banco Central, se espera ahora que Massa aparezca con su equipo, del que se conocen algunos nombres como Lisandro Cleri o Miguel Peirano, más allá de Marco Lavagna, a esta altura intocable en el INDEC, y, sobre todo, que aparezca con el plan.
Posible acuerdo con el campo y desdoblamiento cambiario, son dos ideas repetidas, pero no se conoce la vocación de Massa por enfrentar un ajuste fiscal aunque sí ya se advierte una mayor predisposición a tentar a inversores con mejores rendimientos. En ese sentido se interpretaron las fuertes subas de tasas de interés (al 70% anual) de esta semana que, aun cuando siguen siendo negativas, es una señal fuerte al mercado.
Pero las treguas en los mercados amenazan con ser cada vez más cortas y no hay cheque en blanco. Por ahora, la reacción es buena. Massa sólo gana algunas horas.
“Creemos que podrá tomar medidas con mayor respaldo político que sus antecesores y dotará de mayor ejecutividad y “racionalidad” a la política económica del Gobierno, que enfrenta grandes desafíos en el frente cambiario, inflacionario y productivo”, señala el informe diario de Delphos Investment, en el que se destaca que a pesar del buen clima en el mercado, el Banco Central volvió a vender este jueves U$S 100 millones de reservas y cierra la semana con un saldo negativo de U$S 130 millones y de U$S 1.090 millones en el mes. “El tema cambiario permanece como una de las cuestiones más complejas que deberá enfrentar el nuevo superministro”, advierte. Con la baja de las cotizaciones financieras del dólar, la brecha se redujo levemente pero se mantiene en niveles insostenibles superiores a 130%.
Con una inflación que corre por encima del 7% mensual y sin reservas para intervenir en el mercado, devaluar es pararse en el borde del precipicio. “Sin plan, te caés seguro”, es la advertencia del consenso de economistas. Es lo que ahora pide el mercado: “Show me the plan” (mostráme el plan) o, como recordó el ex titular del Banco Central, Luis Caputo, “plan mata no plan”, la frase que acuñó el ex secretario del Tesoro norteamericano de Barack Obama.