Hay una combinación de factores que complica al sector de fabricantes de maquinaria agrícola. La baja de la demanda, sumada a una mayor inclinación hacia la apertura de importaciones por parte del Gobierno, lleva a que hoy el nivel de ventas -y de actividad- alcance cifras que comienzan a generar cierta preocupación.
"Las ventas están a la mitad de lo que sería un buen año; esto quiere decir que tenemos gente de más. Hay mucha capacidad ociosa", sostuvo a Forbes el presidente de la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), Enrique Bertini. "Se podría vender más del doble de lo actual", completa.
El directivo plantea, incluso, que hay cierta lógica que lleva a pensar que esta situación se podría agudizar. "Tiene que ver con el planteo que se baja desde el propio Gobierno, donde se priorizan las importaciones y con un costo sobre la industria local", afirma.
Según las últimas cifras de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara), y tal como venía ocurriendo desde fines del año pasado, en enero las ventas tanto de cosechadoras como de tractores y pulverizadoras cayeron, con retrocesos que se movieron entre un 11% y un 17%, dependiendo del rubro.
Siempre de acuerdo con los números oficiales, el año arrancó con el patentamiento de 38 cosechadoras, lo que implica una caída de 17,4% si se las mide contra las 46 unidades de diciembre, aunque hubo una mejora interanual de 72,7% si se compara con las 22 unidades de enero de 2024.
Esa mejora, si bien es muy notoria, solo se da contra 2024, ya que es el único signo positivo que se encuentra en las últimas comparaciones interanuales de enero.
En el caso de los tractores la tendencia es más optimista. En enero se patentaron 386 unidades, es decir una baja de 13,3% comparado contra las 445 unidades de diciembre, y una suba del 33,6% si la comparación es interanual, ya que en enero de 2024 se habían registrado 289 unidades.
Y si se toman como medida los últimos cinco años, el indicador también es bueno ya que enero de 2025 se muestra solo por debajo de 2023.
En ambos casos, de todos modos, cabe hacer una salvedad. Tanto las cosechadoras como los tractores vienen como autopartes de Brasil, y en la Argentina se ensamblan. "Ese tren ya lo perdimos hace tiempo; acá no se fabrican", apunta Bertini, y recalca que "lo que tenemos que lograr ahora es que esto no siga ocurriendo".
El informe del Indec, además, muestra que en el cuarto trimestre de 2024 la venta de maquinaria agrícola movió $ 571.904,1 millones, un aumento de 275,5% con relación al mismo período de 2023.
Ante este panorama, lo que resta ver ahora es cómo se empieza a reacomodar el sector. Bertini explica que lo que no debería hacer la industria local es "ponerse a fabricar productos masivos", donde no hay chances de competir con la maquinaria que llega, sobre todo, de China.

Este análisis tiene un fuerte sustento en los números. Durante el último año el sector acumuló un saldo negativo de US$ 22 millones, luego de tocar un superávit de US$ 42 millones en 2023.
Incluso, las importaciones desde Brasil se expandieron 53,3% (US$ 1438 millones) en febrero pasado, por encima de las exportaciones, que crecieron 46,9% (US$ 337 millones).
La perspectiva del sector es que esta tendencia se intensifique de la mano de la política importadora del Gobierno, potenciada por los precios muy competitivo de los productos chinos.
Dentro de este contexto, habrá que esperar a ver cómo reacciona el sector industrial, primero en el manejo de la planta de trabajadores, y luego con la continuidad de algunas plantas.
"El pulso de lo que ocurre con el movimiento del personal está, sobre todo, en las empresas más chicas, que son las proveedoras de las grandes. Viven del día a día y si la necesidad de sus productos se achica, seguramente deberán repensar su negocio", dice Bertini.
Durante el último año esta situación ya empezó a pegar, por ejemplo, en el caso de los empleados tercerizados, que se suman a las compañías en tiempos de mayor productividad, que justamente no es éste.
Hoy la industria local -unas 1200 empresas- emplea a entre 30.000 y 35.000 empleados, contra cerca de 45.000 que se llegaron a tocar.
Lo que no se llega a observar al menos por el momento es un achique de la cantidad de empresas fabricantes de maquinaria, aunque tampoco es una opción en la que no se piense.
Si la caída de la demanda no frena, seguramente en algún momento comenzará a haber un replanteo de la situación. Incluso, no son pocos los que piensan que -tal como ocurrió en algún otro momento- algunos actores cambien de rol y dejen de ser fabricantes para transformarse en importadores.
La liquidación no repunta
Como parte de este escenario negativo también se debe sumar la otra pata floja del campo, es decir la liquidación de exportaciones, clave para el ingreso de dólares al país. En los últimos días la venta de los agroexportadores se retrajo más de un 30%, una tendencia que ya se venía viendo con la falta de respuestas al pedido de mejorar las condiciones exportadoras, pero que ahora se complejiza por la falta de precisiones sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre todo en lo que tiene que ver con la política cambiaria.
Es que, ante esto, la venta de granos de los productores de soja y maíz hoy prácticamente no registra movimientos, justamente a la espera de saber qué ocurre con el tipo de cambio. Así, de las 200.000 toneladas diarias se pasó velozmente a las 30.000 toneladas diarias.
Y mientras más se agrande el tiempo de incertidumbre, este panorama no debería cambiar, ya que hasta que los productores no tengan en claro el contexto en el que se deberán mover, elegirán no mover fichas.