La llegada de las lluvias en las últimas semanas es una buena noticia para los cultivos de la cosecha gruesa (soja y maíz), que está en etapa de siembra, pero los cultivos de invierno - esencialmente el trigo- se vieron afectados irremediablemente por la dura sequía en el momento clave de la implantación y las primeras fases de crecimiento del cultivo.
De esta manera, si bien la campaña 2023/24 de trigo será mejor a la anterior, que resultó muy afectada por la sequía, con derrumbe de la producción de casi el 50%, la actual campaña triguera no permitirá dar vuelta la página y pensar en resarcir quebrantos a los productores.
“La falta de agua acechó al cultivo durante casi todo el ciclo, las lluvias importantes recién empezaron a producirse después del 20 de octubre”, al tiempo que “las heladas llegaron en momentos sensibles y siguieron empeorando al cereal”, sostiene un reciente informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), especializado en estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Con este panorama, se estima que se alcanzará un rinde promedio de 27 qq/ha (quintales por hectárea) para la región, que contrastan con los 39 qq/ha que se proyectaba alcanzar, casi 35% menos.
Es el segundo peor rendimiento del trigo en la región en 12 años, una marca histórica sólo superada por la campaña pasada, afectada por la sequía, con un rinde promedio de 15 quintales por hectárea.
Además, se prevé que la campaña terminará con un área no cosechada de unas 100.000 has, por lo que la cosecha en la zona núcleo sería de 2,44 Mt (millones de toneladas) versus los 3,8 Mt que se estimaban con un clima normal, proyecta la Bolsa de Comercio de Rosario.
El informe se centra en la zona núcleo, que abarca el centro-sur de Santa Fe, parte de Entre Ríos, centro y sur de Córdoba y norte de Buenos Aires, y que junto a los campos del norte del país son los primeros que entraron en fase de cosecha, mostrando números preocupantes.
Escenario incierto
La esperanza está centrada en la producción del suroeste de la provincia de Buenos Aires, en la zona serrana, que es la de mayor producción del país y que fue menos afectada por la sequía de principios de este año, aunque los números finos recién se conocerán a partir del mes próximo, cuando comience allí la trilla.
Con estos datos, si bien la campaña de trigo total logrará una recuperación respecto del ciclo anterior, muy impactada por la sequía, “hay una caída del 50% respecto al promedio producido en las anteriores 7 campañas”, destacó el informe.
En la actualidad se registra un avance de cosecha del 15% a nivel país, pero la tendencia ya parece irreversible. Esta semana la BCR volvió a ajustar la proyección de producción argentina pasando de 14,3 Mt (millones de toneladas) a 13,5 Mt. Por su parte, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires se mantiene en 15,4 Mt.
En ambos casos se observa un incremento respecto de las casi 12 Mt con que terminó la campaña anterior, pero muy lejos de los 23 MT del ciclo 2021/22, previo a la sequía, que permitió exportar casi 14 millones de toneladas.
Eugenio Irazuegui, analista de mercados agrícolas en la corredora de granos Zeni, explicó que frente al panorama complejo en el NOA y NEA, la menos representativa en trigo, y la Franja Central del país, en el sur de Buenos Aires y La Pampa, que es la más productiva en este cultivo “viene bastante bien el panorama”.
Y en el área de Santa Fe, sur de Córdoba y norte de Buenos Aires “con las últimas lluvias en los cultivos de ciclo tardío fue mejorando un poco”. Así, en cuanto a perspectivas, “no sería una cosecha espectacular pero sí mejor a la campaña pasada, que fue un desastre”, remató.
Cuestión de precios
Pero tal vez un punto central en el trigo, es que la menor oferta determina menor saldo exportable y también impacto en los precios. Frente a ello, en marzo de 2022 el Gobierno creó el Fondo Estabilizador del Trigo Argentino (FETA), un fideicomiso para garantizar un valor de referencia en el mercado interno para la bolsa de harina 000 común de 25 kilos.
Es el insumo que usan las panaderías para hacer pan y otros productos industriales y también el que utilizan las empresas de consumo masivo dedicadas a la fabricación de pan de molde, tapas de empanadas, pascualinas y galletitas, entre otros.
A nivel local, el panorama a nivel político y económico “sigue generando inquietud en el productor, en función de qué puede pasar, qué nuevas políticas económicas puede haber hacia adelante, si va a seguir este dólar diferencial, cómo puede jugar eso dentro del mercado”, explica Catalina Ferrari, analista de AZ Group.
Y a nivel de precios, las dudas persisten. Con la tonelada de trigo en torno a los 225/230 dólares, Ferrari considera que “claramente, podemos encontrarnos con precios aún más presionados, en función del ingreso de la oferta que se vaya confirmando en Argentina en las próximas semanas”. En buen criollo, veremos precios tendiendo al alza.
