Irina Moroni trabaja codo a codo con Martín Redrado, uno de los nombres propios que suenan cada vez que se busca un inquilino para el Ministerio de Economía. Desde las oficinas de la Fundación Capital, donde se desempeña como economista jefe, Moroni alerta sobre un escenario muy desafiante para la economía argentina en 2023, sostiene que el dólar soja mejoró la foto, pero no la película en cuanto a la acumulación de reservas del Banco Central, y asegura que hay un enfriamiento de la economía con una nominalidad mayor.
-¿Qué escenario económico esperás para el último trimestre del año?
-Hay un enfriamiento de la economía. Hacia adelante vemos un mayor estancamiento. Vamos hacia un enfriamiento de la economía con una nominalidad mayor. Los registros de inflación se aproximan a los tres dígitos.
-El Gobierno atribuye la aceleración de la inflación a la guerra en Ucrania, pero lo cierto es que Argentina tiene alta inflación por lo menos hace 15 años. ¿Cuánto tiene que ver la guerra y cuánto factores endógenos de la economía argentina?
-Claramente impacta en precios lo que sucede afuera, pero cuando uno mira por ejemplo el dato de inflación de julio, se trata de inflación de acá. Claramente la Argentina tiene un problema de inflación hace varios años, va subiendo de a escalones y la política económica actual también de algún modo setea para que hacia adelante la inflación difícilmente se reduzca. En los últimos seis meses la inflación núcleo promedio fue superior al 6%. La inercia es elevada y a esto se suma un reacomodamiento de precios relativos: me refiero a tarifas, a la aceleración del crawling peg, y se suma también un desafío fiscal y de financiamiento y la presión cambiaria. Esto es un cóctel que hace que difícilmente haya reducción significativa en los registros de inflación.
-¿Y para 2023 qué escenario prevés?
-El escenario para 2023 es menor actividad económica y una nominalidad de la economía que sube distintos peldaños. Si uno mira hacia atrás, ve que el promedio de inflación se ubicaba en el orden del 20%, subió un nuevo escalón hasta el 50% y este año estamos en un escalón superior. Si no se plantea un programa de estabilización y crecimiento, la nominalidad de la economía el próximo año difícilmente se ubique por debajo de lo que estamos viendo para este año.
-El Gobierno presentó el proyecto de Presupuesto 2023 en el Congreso. El ministro Sergio Massa dice que es un presupuesto realista, que tiene una pauta del 60% de inflación para el año que viene. ¿Te parece realista esa pauta?
-Es un presupuesto que es optimista. Si bien es más realista que en otras oportunidades, de cualquier modo es optimista.
-¿Alcanza el dólar soja de septiembre, en términos de acumulación de reservas del Banco Central, para llegar a la cosecha gruesa de 2023 sin un salto devaluatorio?
-Es interesante la pregunta porque el dólar soja fue una decisión audaz, de la que se estiman liquidaciones por US$ 7.000 millones. Eso forma parte de las ventas demoradas de soja pero también hubo un adelantamiento de liquidaciones que se iban a realizar en los próximos meses. Esto indica que hay unos US$ 2000 millones de dólares menos a liquidar en los próximos meses. El flujo hacia adelante es desafiante. Hubo un incremento de las reservas netas, previo a esta medida estaban virtualmente en 0, se mejoró la foto, no así la película. El desafío hacia adelante sigue estando. El desafío puntual es cómo se logra reducir esa brecha cambiaria.
-De acá a marzo del año que viene, cuando arranca la cosecha gruesa, ¿serán meses desafiantes para evitar una disrupción financiera?
-Las autoridades van a seguir buscando dólares por las vías comerciales, financieras, a través de organismos multilaterales, con cierta aceleración del crawling peg, pero la brecha cambiaria puede verse afectada. La brecha genera distorsiones en la economía. Genera ventas externas demoradas y adelantamiento de importaciones y eso opera en detrimento de la acumulación de reservas. Habrá tensión cambiaria.
-¿Cómo evaluás las medidas anunciadas por el ministro Massa: se focalizó en medidas fiscales, bajar la emisión, aumentar tarifas, achicar el déficit fiscal?
-De algún modo lo que se ve son medidas con un enfoque parcial y no una mirada integral.
-¿Crees que las elecciones y la campaña electoral conspiran contra un plan de estabilización?
-Lo que se ve hasta el momento es este enfoque de miradas parciales y mirando muy en el corto plazo, los próximos tres meses y tratando de ir llevando la pelota en el día a día. No se plantea al momento un enfoque mirando hacia el horizonte del largo plazo.
-Estamos viendo también un escenario de conflictividad social y laboral muy grande. Las paritarias de los neumáticos paralizó la industria automotriz. Sin un programa de estabilización, ¿esto continuará sucediendo?
-Más allá del conflicto puntual, es cierto que estamos en una economía con una inflación muy elevada donde difícilmente los ingresos logren empardar o ganar a la inflación. Los salarios corren de atrás y esto sin dudas genera tensión social.
-En la historia económica argentina se recuerda con frecuencia el Rodrigazo. ¿Estamos cerca de repetirlo?
-Estamos en una economía con una nominalidad elevada. De cualquier modo, se trata de una economía distinta, muy encepada, que de algún modo evita una huida del peso en el muy corto plazo. Y, por ende, evita un camino donde se retroalimente demasiado y se genere una espiralización de la inflación.
-¿Qué incentivos tendrá el oficialismo en 2023 para respetar el acuerdo con el FMI y no emitir más para ganar la elección?
Lo que se ha visto es bastante compromiso en tratar de avanzar en el cumplimiento de lo acordado con el Fondo Monetario Internacional. De cualquier modo, es desafiante el cumplimiento de las metas. Incluso cumpliendo con la meta de déficit fiscal primario, que exige un esfuerzo fiscal más allá de la reducción de subsidios energéticos, el desafío de financiamiento es muy importante el próximo año. Hay más de $ 7,5 billones, donde el 92% está atado a inflación o a tipo de cambio. Estos 7,5 billones implica más de 5 puntos del PBI.
-Ante un contexto internacional complejo, donde sube la inflación, las tasas de interés de la FED para combatirla, hay un desplome de monedas frente al dólar, ¿se complica más la economía argentina?
-Es un escenario internacional sin dudas complejo y más desafiante para la Argentina. En materia comercial, puede implicar precios de commodities en niveles más bajos. Este super dólar también pone presión sobre monedas de socios comerciales nuestros e incluso opera en detrimento de los dólares comerciales. En materia financiera argentina está un poco aislada del mundo pero de cualquier modo también podría dificultad el ingreso de dólares financieros. El contexto dificulta.
-Teniendo en cuenta que los principales Bancos Centrales del mundo suben tasas para combatir la inflación, ¿cómo afectaría a la Argentina un escenario de recesión global?
-El mundo hoy está demandando alimentos y eso es positivo para la Argentina. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires está proyectando una caída de las ventas externas del agro de 9% en 2023. Lo que uno ve son dificultades hacia adelante en materia de comercio exterior.
-Parece que la gimnasia de indexación de contratos, de salarios, de precios, ya está incorporada en el día a día de los argentinos. Sin embargo, una inflación anual de 100% es un número simbólico fuerte. ¿Crees que un plan para bajar la inflación pasará a ser una demanda del electorado?
-Cuando uno mira las expectativas de inflación, la gente no está considerando ese nivel de de inflación. Cada vez se sentirá más y su reducción pasará a ser una demanda. Sin dudas.