Las reservas ingresaron en zona roja durante las últimas semanas, lo que encendió todos los alertas en el equipo económico, y disparó la medida extrema de impedirle a los bancos comprar divisas. La decisión, consensuada entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el jefe del BCRA, Miguel Pesce, es una de las últimas opciones antes de adoptar una medida que el mercado da por hecha: devaluar.
La depreciación del peso es inevitable, coinciden todos los especialistas, y la única duda es si el Gobierno tendrá las espaldas para hacerlo a lo largo de varios meses, o si deberá devaluar fuerte de una sola vez. "Si se quiere recuperar algo del terreno perdido, el gobierno tendría que devaluar por encima del ritmo de la inflación varios meses", coincide Rodrigo Alvarez, de la consultora Analytica.
Convencer al mercado requiere un plan de estabilización económicamente viable que se pueda implementar desde el punto de vista social. Es una cuestión que le preocupa al FMI, y que habría sido planteada durante la prolongada jornada de trabajo que Guzmán mantuvo con los referentes técnicos del organismo en Roma.
La titular del Fondo, Kristalina Georgieva, lo habría planteado también durante el encuentro con Alberto Fernández. El consenso entre el oficialismo y la oposición será central para alcanzar un eventual acuerdo con el organismo multilateral. A partir del 10 de diciembre, el Congreso argentino tendrá cambios, y tal vez el más significativo sea la probable pérdida de quorum propio que el oficialismo tendría en el Senado.
Las reservas netas llegarán a la zona de los USD 2.500 millones hacia fin de año, lo cual obligará a cerrar un acuerdo con el FMI si no se quiere caer directamente en default.
Brecha cambiaria versus inversiones
Una brecha cambiaria superior al 100% impide crecer, porque casi no llegan inversiones, lo cual impide acumular reservas. Economistas coinciden en que si el movimiento del tipo de cambio no se produce en el marco de un endurecimiento de la política fiscal y monetaria, de un anclaje de expectativas, tampoco funcionará.
El problema es que cualquier política de ajuste agravará la pobreza, que se mantiene por encima del 40%. El Fondo Monetario parece no estar dispuesto a aceptar una estrategia que deje a la Argentina sin chances de acumular reservas. La oposición tampoco aceptará un programa de estas características, porque implicaría que todos los ajustes se posponen para el próximo gobierno.
Un ejemplo son las tarifas de servicios, donde el 70% del costo es subsidiado.
Inflación y control de precios
Los días anteriores a las elecciones legislativas encuentran al Gobierno tratando de controlar los precios, en un escenario inflacionario que vuelve a ubicarse por encima del 3%, un nivel muy alto. Ese costo de vida se mantiene elevado a pesar de que los combustibles no suben y las tarifas de servicios siguen estables.
Este 2021 cerrará con una inflación por encima del 50%, la segunda más alta del mundo. El Presidente destaca que la economía está creciendo al 10% anual, pero olvida aclarar que para el 2022 la perspectiva de alza del Producto Bruto no supera el 4%.
Siempre parece haber una media verdad en la política económica, y para el mercado ese escenario lleva impreso siempre el mismo nombre: "Incertidumbre".
Lo refleja el hecho de que en el único segmento donde el dólar se negocia libremente, la divisa estadounidense supere los $210. Semejante nivel del dólar se da a pesar de que este año por las exportaciones agropecuarias ingresaron USD 12.000 millones más que en 2019, el impuesto a la riqueza permitió sostener buena parte de los gastos y el FMI otorgó USD 4.300 millones extra para la atención de la pandemia, que se usaron para pagar deuda.
En 2022 existe una alta probabilidad de que ninguna de esas variables favorables se repita. Allí radica uno de los grandes interrogantes sobre la economía que viene. Mientras tanto, el BCRA patea la pelota para adelante a la espera de que hacía fin de año los productores de trigo empiecen a liquidar divisas, aprovechando los altos precios del cereal, y que el regreso de los turistas extranjeros aporte divisas.
En este escenario un nuevo interrogante se suma: ¿la prohibición para que los bancos se sigan dolarizando, concluirá a fines de noviembre, o habrá llegado para quedarse varios meses?
* Escrito por José Calero para NA