Un ciclón económico sin precedentes significó la llegada del Covid-19 para la región, dejando a su paso una mayor desigualdad, informalidad y pobreza, que ocasionará un retroceso de, al menos, una década en términos de desarrollo, asegura la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Tres aspectos que hacen al impacto evidente y altamente riesgoso se advierten en el estudio Panorama Social de América Latina, que publica la CEPAL, son los siete años de bajo crecimiento que se esperan para Latinoamérica; la desprotección social y la baja productividad, así como la forma en que se magnificó la “injusta división sexual del trabajo y organización social del cuidado”.
Las cifras son contundentes: la pobreza extrema aumentó en Latinoamérica de 81 millones en 2020 a 86 millones en 2021, siendo algunos de los países más afectados Argentina, Brasil y México, según datos de la propia CEPAL. ¿Qué hacer para salir de esta situación que el Banco Mundial califica como “encrucijada latinoamericana”, y evitar que “el riesgo se vuelva permanente”, como advierte la institución?
Propuestas ante la emergencia
Para Michelle Bachelet, expresidenta de Chile, el primer paso para salir de la crisis actual es no aspirar a la 'normalidad' como se entendía antes de la pandemia. “Esa normalidad era muy anormal y llena de injusticia, de desigualdades. La pandemia lo sacó a flote”, comentó la hoy Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, dentro del ciclo de entrevistas “Trailblazers Latinoamericanos”, organizado por Salesforce.
La CEPAL comparte la idea de transitar hacia una nueva normalidad. En Panorama Social de América Latina sugiere conectar la emergencia con una recuperación basada en factores de igualdad y sostenibilidad, así como avanzar hacia un Estado de bienestar que cobije a los sectores más desprotegidos. Pero para lograrlo, refiere el organismo, será necesario la construcción de un nuevo pacto social.
La idea de fincar un nuevo entendimiento entre los diferentes actores sociales, o contrato social, como también le llama Michelle Bachelet, parte de la idea de que una convivencia basada en otros valores es necesaria para lograr un cambio verdadero. Sobre todo, considerando que la histórica contracción económica en 2020 de 7,7% en el PIB latinoamericano, de la que hasta hoy la región no se repone, profundizó las carencias de los sectores marginados.
“No comparto la idea de que todos vamos en el mismo barco en medio de la tempestad, ya que los más afectados por la pandemia son los marginados: niños, mujeres, indígenas, gente mayor, entre otros. Por eso es necesario un nuevo contrato social que ofrezca bienestar y tome en consideración al medio ambiente, los derechos humanos y la solidaridad”, considera la expresidenta.
Tecnología como factor de desarrollo
Si antes de la pandemia la tecnología dio pie a la Cuarta Revolución Industrial, transformando la vida de las personas, después del Covid-19 quedó claro cómo se convirtió en un aliado para la sobrevivencia de las empresas y en una “herramienta de bienestar”, como la calificó Alejandro Anderlic, Government Affairs Lead Latin America de Salesforce, en la conversación que mantuvo con Michell Bachelet en “Trailblazers Latinoamericanos”, toda vez que “permitió a millones de personas trabajar a distancia y no perder su empleo”.
En el estudio Innovación para el desarrollo: la clave para una recuperación transformadora en América Latina y el Caribe, se reconoce el papel de la tecnología como un detonador de crecimiento, destacando el rol que tuvo en la crisis sanitaria, pero también el que puede tener en “una recuperación transformadora con mayor igualdad y sostenibilidad”.
El problema es que no todas las personas tienen acceso a la tecnología. Por ejemplo, en el campo digital, de acuerdo con el informe Digital 2022 de We Are Social, solamente el 60% de la población mundial está conectada a internet. En otras palabras, “la revolución tecnológica no funciona igual para todos ‒dice la expresidenta de Chile‒. Más de 40% de las personas siguen sin conexión a internet y, de éstas, el 52% son mujeres”.
Tres acciones propone la CEPAL en el informe Innovación para el desarrollo para que realmente la tecnología llegue a todos y esto beneficie la inclusión y el crecimiento de la región: reforzar la coordinación global en materia de tecnología para responder a nuevos desafíos globales; que los gobiernos incorporen las políticas tecnológicas en políticas de desarrollo, y que las tecnologías digitales y la eficiencia ambiental representen una oportunidad para promover un cambio estructural, basado en la creación de conocimiento.
“La discriminación, los estereotipos y las normas sociales son las que impiden la igualdad de acceso a la educación y ciertos campos de conocimiento. Tenemos que romper con esa discriminación histórica. Necesitamos ver más mujeres astronautas, más científicas, ampliar el panorama donde las mujeres y otros grupos marginados han quedado atrás históricamente”, dijo Michelle Bachelet en entrevista con Salesforce.
*Nota publicada en Forbes Centroamérica