La presión inflacionaria no cede y el impacto en la vida diaria de los argentinos es directo. Así lo refleja un reciente relevamiento de la Escuela IDAES de la UNSAM (Universidad Nacional de San Martín) que analizó el efecto del alza de precios en las medidas de ajuste de las familias, el temor a que la profundización de la pérdida de poder adquisitivo lleve a un descenso de clase social, y las perspectivas económicas a futuro, entre otros temas.
El estudio revela que el 83% de las personas encuestadas tuvo que tomar medidas de ajuste frente a la inflación. En ese sentido, el informe aporta que el 48% de las personas encuestadas aseguró que tuvieron que dejar de pagar cuentas, facturas o boletas, mientras que un 46% afirmó que tuvo que pedir dinero prestado.
A su vez, un 69% creen que van bajar de clase social en los próximos meses y un 65% señaló estar de acuerdo con la afirmación de que no hay tema más importante que la inflación. Es así que el 82,6% afirmó que habla mucho con su familia sobre los aumentos de precios.
El ajuste en las economías familiares, la desorganización de la vida diaria y el temor al desclasamiento gobiernan de manera transversal la experiencia y el humor social frente a la inflación. En términos de demanda política se traduce en dos tendencias: un consenso social anti-inflacionario de corte fiscalista, instalado entre votantes opositores al gobierno del Frente de Todos, avanza sobre su propio electorado, indicó el análisis de la Escuela IDAES.
Asimismo, añadió que al mismo tiempo, el núcleo más leal de los votantes del oficialismo adhieren a un consenso social anti-inflacionario de corte distribucionista. Los primeros días de Sergio Massa frente al Ministerio de Economía transcurren buscando la fórmula mágica que resuelva la cuadratura del círculo en que se ha convertido la base social del Frente de Todos en el contexto de alta inflación.
El informe hizo hincapié en el impacto de la inflación en los bolsillos, en el orden cotidiano, en el tiempo dedicado a los vínculos y en las relaciones afectivas. El 78,6% siente que es muy difícil organizarse con los gastos diarios y el 70,7% admite tener que dedicar más tiempo que antes a la búsqueda de precios.
La omnipresencialidad del fenómeno inflacionario hace que también sea un tópico que altera lo doméstico: el 82,6% siente que se habla mucho en familia sobre los aumentos de precios, 7 de cada 10 personas reconocen que la falta de dinero genera fricciones. La preocupación por el futuro de los precios alcanzaba al 83,8% de los argentinos, precisó el relevamiento.
En esa línea, el estudio remarcó que la perspectiva de futuro es poco alentadora: la mayoría tiene incertidumbre sobre lo que va a pasar, pero certeza de su desclasamiento. Un 62% de las personas encuestadas respondió afirmativamente a la proposición no puedo pensar en el futuro, y un 69% aseguró creer que va a bajar de clase en los próximos meses.
El reporte dice que en un contexto de inflación creciente todos pierden". "El tema es quién pierde más. Primero pierden los que ven afectado su poder adquisitivo. Trabajadores y jubilados ven cómo el ritmo del aumento de los precios es mayor y más veloz que los aumentos de los ingresos. Le siguen los más vulnerables: desempleados y jóvenes. Los ganadores, en cambio, se concentran para las personas encuestadas en dos actores: las empresas extranjeras y la oposición, señala el reporte.
- Joaquin Morosi para NA