Keith Banks, actual vicepresidente de Bank of America, indicó que el banco “todavía pronostica una recesión para 2023” a pesar de que algunos participantes de Wall Street opinen lo contrario. Además, proyectó que habrá una “debilidad laboral adicional” a medida que avance el año que impactará negativamente en la economía estadounidense.
Específicamente, la entidad financiera se prepara para una recesión porque la inflación, que retrocedió desde junio, pero sigue por muy por encima del objetivo, obligó a la Reserva Federal (Fed) a ejecutar fuertes suba de tasas de interés para absorber el exceso de liquidez que estuvo circulando por la sociedad, lo que amenaza con reducir el gasto de los consumidores y las empresas al incrementarse los costos de los préstamos.
En este marco, Banks predijo que las ganancias corporativas del cuarto trimestre de 2022 serán más bajas de lo esperado en la mayoría de los casos, marcando el inicio de una economía en desaceleración.
“Creemos que a medida que la economía se desacelera, los ingresos se desacelerarán y, como resultado, comenzará a tener cierta presión en los márgenes y también un apalancamiento operativo negativo, nada de lo cual es bueno para las ganancias”, relató.
Bajo su punto de vista, el comercio de margen primero se reducirá y hará que el apalancamiento operativo “se revierta”, lo que significaría “que los costos comenzarán a crecer más rápido que los ingresos”.
En este desafiante escenario, el ejecutivo enfatizó en la importancia de tener un peso neutral entre la renta variable y la renta fija: “Pensamos en el mediano y largo plazo, ambas clases de activos funcionarán, pero no estamos agregando dinero ahora al sistema, a las cuentas de nuestros inversores. Creemos que existe la oportunidad de ingresar a un nivel más favorable”.
“En este momento, nos sentimos cómodos observando los mercados. Creemos que tendremos una mejor oportunidad de poner más dinero a trabajar”, concluyó Banks.