Bancos, minería, energía y también comercio, los motores de una economía que dejó la recesión atrás
La actividad tuvo un fuerte crecimiento a fin del año pasado, lo que dejó un buen punto de partida para 2025: en enero, la suba habría sido de 7% y los sectores rezagados empiezan a recuperar terreno

La economía argentina parece haber tomado definitivamente impulso en el último trimestre del año, extendiendo la reactivación a cada vez más sectores y ramas de actividad. Fue lo que permitió definir buenas perspectivas para 2025, en cuyo primer trimestre se confirmaría un alto dinamismo de la actividad

La relativa estabilización de las principales variables macro -inflación, tipo de cambio, tasas de interés- desde hace varios meses da señales de tender a guarismos "más normales". Con ese frente calmo y en algún punto previsible, la variable que empezó a mejorar es la actividad económica que, en buen criollo, podría traducirse como crecimiento del producto interno bruto (PIB).

Los datos que surgen del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) de diciembre y el acumulado de todo 2024, difundidos el pasado miércoles por el Indec, confirman que el acumulado del año terminó con 1,8% de caída comparado con igual período del año anterior. Sin embargo, una lectura más fina da margen al cauto optimismo que expresan la mayoría de los analistas económicos.

Es que en diciembre la actividad económica creció 5,5% versus el mismo mes de 2023, y en la medición desestacionalizada respecto de noviembre el crecimiento fue 0,5%. Además, ya se hilvanan ocho meses seguidos de expansión de la actividad intermensual.

Los sectores más dinámicos de la economía hoy son la intermediación financiera, básicamente por el fuerte crecimiento del crédito al sector privado, la explotación de minas y canteras, apalancada en el desarrollo del litio -también algo de oro y en el futuro cercano, cobre-, además de Vaca Muerta y la producción de shale oil y gas, y del comercio, que empieza lentamente a mover la aguja.

Así las cosas, el panorama que se observa de cara a 2025 es prometedor. Mucho más si se tiene en cuenta que en el arranque del año pasado, tras la devaluación del 54% en el valor del peso, los analistas estimaban que la economía se contraería en torno al 4%. Finalmente, fue 1,8%, menos de la mitad.

petroleo y mineria

El rebote

"El dato de actividad de diciembre dejó un arrastre positivo interesante del 3,2% para enero, si se toma el dato del mes, y de 2,6% si tomamos el cuarto trimestre", destaca Lorenzo Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de la consultora Equilibra. Para el economista, es muy probable que continúe la tendencia positiva y haya algo más de crecimiento en el año, con lo que la expansión de la economía llegaría al 5%.

En rigor, el año arranca con mayor dinamismo incluso, ya que según las estimaciones de Equilibra enero marcó un crecimiento del 7% interanual y 0,5% desestacionalizado, versus diciembre de 2024.

En el mismo sentido, desde el Estudio Orlando Ferreres (OJF), sostienen que en enero la actividad económica creció 6,6% en relación a enero 2024, mientras que se logró una expansión en el margen del orden de 0,1% en términos desestacionalizados, versus diciembre pasado.

"Es el noveno avance de los últimos diez meses, y el quinto consecutivo, evidenciando la recuperación de la actividad que estamos atravesando", señala OJF en su último informe de actividad económica.

En la mirada del Estudio Ferreres, en la primera parte del año se espera crecimiento de la economía, gracias a la "recuperación que ya estamos comenzando a ver en el consumo, por mejoras en los salarios y en el crédito al sector privado". También juegan a favor la eliminación de regulaciones y la menor presión impositiva al sector privado, en un escenario de baja de la inflación y estabilidad macroeconómica.

Desde la consultora LCG destacan que, si bien la actividad económica empieza a mostrar signos de mayor dinamismo, al punto que el último trimestre del año marcó un crecimiento de 1,6%, aún se encuentra en niveles de agosto de 2023 y está 1,9% por debajo del nivel de junio de 2022 a nivel desestacionalizado, el máximo alcanzado desde que se toma la serie, junto al último bimestre de 2017.

Hacia delante, hay señales positivas en especial a partir de los datos de recaudación de enero, que marcan mejoras reales frente a diciembre en sectores vinculados al consumo interno, créditos e importaciones, todos indicadores de mayor actividad económica.

Pese a ello, aún esperan "un crecimiento frágil", con leves subas mensuales y una gran disparidad sectorial. "Con el arrastre positivo del último trimestre de 2024 y los leves crecimientos mensuales que esperamos para 2025, proyectamos una expansión anual promedio de la actividad del 4,8%", pronostica LCG.

Industria automotriz

Encienden los motores

Los principales drivers del crecimiento serán minas y canteras, que básicamente se explica por el desarrollo de proyectos de litio y Vaca Muerta "que está creciendo a tasas chinas", anticipa Sigaut Gravina.

Otros sectores dinámicos son los no transables, a los que no les pega tanto el tipo de cambio atrasado. "En una economía que se expande los no transables van a mejorar", asegura el economista.

Allí talla fuerte el comercio, con fuerte impronta del consumo de bienes durables por la aparición del crédito y cuotas sin interés. "Es un buen momento para adquirir bienes durables, como autos, que ahora tienen menos impuestos internos; electrónica; informática y electrodomésticos", advierte.

Un análisis de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), recuerda que la caída de la producción industrial en 2024 fue del 7,6% interanual, pero ya en enero y tomando información preliminar, la producción manufacturera tuvo una mejora del 4,5% versus el año anterior. Pican en punta el sector automotor con avance de 32,8% contra enero de 2024, insumos químicos y plásticos (6,7%), alimentos y bebidas (5,2%) y despachos de cigarrillos (5%).

En cuanto al sector financiero también tiene buenas perspectivas, a medida que se estabilizó la economía, baja la inflación, hay más certeza, y además ya los bancos no tienen que financiar al Tesoro, como hasta 2023. Entonces, pueden dedicarse a su negocio tradicional de prestarle a los privados, tanto empresas como particulares. El crecimiento de los créditos al consumo e incluso los hipotecarios UVA es claro al respecto.

En contraste, el agro, un clásico a la hora de impulsar la actividad volvería a valores más normales, después de que en 2024 creciera 31%, más que nada por una baja base de comparación con el año anterior, atravesado por la fuerte sequía.

Tampoco le iría bien a los sectores vinculados al turismo, que "tiene un flujo al revés", sostiene Sigaut Gravina, con más turismo emisivo que receptivo. Lo mismo ocurre con la construcción, mientras que la industria estaría un poco por encima de 2024, pero acotado a ciertos sectores.

Aquí pesa cada vez más la apertura de la economía y el atraso cambiario que denuncian numerosos economistas. Entre los sectores que más pueden verse perjudicados está el automotriz que, si bien tiene lanzamientos y se prevé mayor patentamiento, también está sometido a la competencia de los importados, que se llevarían gran parte del crecimiento, lo mismo que neumáticos.

El punto es que, tras un primer semestre del año expansivo, el crecimiento de la economía "perdería fuerza hacia mitad del año", a medida que se acercan las elecciones, sostienen analistas.

Una de las razones es que el cepo cambiario desaparecerá antes de fin de año, pero seguramente después de las elecciones de octubre, y una corrida hacia el dólar podría impactar en la inflación, y en consecuencia en la actividad.