Los dos apagones masivos que afectaron ayer los barrios de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense vuelven a poner el foco en una de dos distribuidoras de electricidad en el área metropolitana, Edesur. Por la madrugada ocurrió la primera falla en dos líneas de alta tensión que implicó la salida de servicio de máquinas de generación en las horas previas a los picos de temperatura. Ese corte afectó a 300.000 usuarios de la compañía de origen italiano. Pero la cifra se duplicaría poco después del mediodía, cuando gran parte del servicio ya estaba restablecido, a raíz de un segundo apagón, provocado por la misma falla. En pleno pico de calor, más de 600.000 usuarios se quedaron a oscuras, esta vez con mayores dificultades en el restablecimiento del sistema.
La magnitud de los episodios volvió a poner una lupa gigante sobre la distribuidora. Por qué siempre Edesur.
Los especialistas del sector, tanto en el ámbito privado como en el Gobierno, repiten los argumentos que se esgrimen en cada incidente: el tendido de Edesur es más obsoleto que el de Edenor y está, también, en peores condiciones de mantenimiento por la falta de inversiones necesarias ante el congelamiento de tarifas. De hecho, la política tarifaria del gobierno anterior llevó a Enel, la empresa de energía controlante de Edesur, a anunciar la venta de la compañía y su salida de la Argentina. La decisión fue revertida cuando Javier Milei accedió a la Presidencia y modificó radicalmente la política hacia el sector.
El cartel de venta incluía no sólo la distribuidora sino también la concesión de El Chocón y las dos plantas generadoras Costanera y Dock Sud. Según la compañía, la empresa llevaba invertidos para esa fecha unos US$ 850 millones en los cinco años anteriores, con aportes desde la casa matriz en Europa ante la falta de caja propia. En ese contexto se inscribe la falta de mantenimiento que, a pesar del ajuste de tarifas durante todo 2024, todavía subsiste.
Pero tanto en la Secretaría de Energía como en la empresa dejan trascender algo más. Aseguran, incluso con la mismas palabras exactas, que la falla fue "muy rara".
"El tendido antiguo y la falta de inversión de los últimos años, el sistema termina colapsando. Pero estos eventos fueron muy raros, es lo que dicen los técnicos. Es fuera de lo normal que se repita la falla como se dio", aseguraron fuentes oficiales que no descartaron maniobras de sabotajes.
Esa misma línea expusieron en la empresa donde incluso aseguraron que, dadas las sospechas, se mantenían en contacto con el Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich donde se ordenó el recorrido de las líneas por parte de la Policía. "No hay que descartar nada. Es una falla muy rara", insistieron voceros de la empresa.

En cualquier caso, el alcance del apagón fue impactante, en el marco de la negociación de tarifas y, también, del plan de inversiones por los próximos 5 años. De hecho, la primera reacción oficial fue intentar desligarse y concentrar el problema en la empresa, lo que cambió ante el segundo corte, que hizo sospechar a los técnicos de la secretaría que lidera María Tettamanti.
Los cortes de electricidad se hicieron sentir en varios barrios porteños e, incluso, en dependencias públicas como la Casa Rosada -donde hubo tres interrupciones consecutivas-, Ministerio de Economía, Congreso de La Nación y Legislatura Porteña. Todos los servicios de Subte funcionaron con interrupciones. La segunda interrupción del servicio se produjo a las 15 horas, cuando el termómetro marcaba temperaturas récord, lo que afectó notablemente también al transporte público. Con todo, del impacto inicial de unos 615.000 usuarios sin luz, tres horas más tarde el corte se había reducido a "apenas", 37.700 hogares.