Una polémica y sencilla técnica para ahorrar tiempo en el día a día
Este método tiene una serie de beneficios secundarios. No te sorprendas si terminás estando más tranquilo y concentrado durante todo el día, o si te sentís con más energía al final de la jornada.

Esto no te va a gustar. Cuando comparta mi técnica de ahorro de tiempo, tu cerebro la rechazará instantáneamente. Tu dedo se cernirá sobre tu teclado, a solo un movimiento rápido de retirarte a otro sitio web. Pero si resistís el impulso de salir corriendo, puedo convencerte de que lo intentes. Deberías hacer precisamente eso porque la técnica funciona increíblemente bien. Entonces, abrí tu mente y dame 90 segundos.

La técnica más fácil, rápida y efectiva para ahorrar tiempo es: no hacer nada. No me refiero a pasar el día en el sillón y ver la televisión. Me refiero a pausar regularmente y no hacer nada. Resistí el impulso de saltar a otra tarea, revisar tu correo electrónico o levantar el teléfono.

Tiempo

Tales impulsos son solo eso… impulsos, apenas pensados para mantenerte activo. Desafortunadamente, conducen a un largo y tortuoso camino de ineficiencia. Terminás siendo reactivo en lugar de proactivo.

Entonces, la próxima vez que termines una tarea, no hagas nada. Sentate ahí por un minuto, o dos, o incluso cinco. Limpiá tu cerebro. Hacé esto hasta que todos tus impulsos desaparezcan.

Esperá hasta que ya no sientas la necesidad absoluta de llamar a un colega y disculparte por no cumplir con la fecha límite. Esperá hasta que ya no te preguntes si tu cliente accedió a reunirse con vos por la mañana. Solo esperá, hasta que te calmes.

Tiempo libre

Cuando por fin estés satisfecho sin hacer nada, permitite considerar tu próximo paso. Cualquier cosa que hagas a continuación será el producto de un pensamiento tranquilo y concentrado.

“Esto no tiene sentido”. Te dije que tu cerebro rechazaría esta estrategia. Quizás estés pensando: “¿Cómo puedo ahorrar tiempo pasando más tiempo sin hacer nada?”. La mayoría de la gente pierde una cantidad ridícula de tiempo. Podés probar esto yendo de vacaciones. Cuando lo hacés, la mitad o dos tercios de tus responsabilidades simplemente desaparecen. Los colegas y clientes encuentran otras formas de obtener lo que necesitan.

Resulta que gran parte de lo que hacés es pelusa y relleno. Tenés reuniones sobre reuniones. Hablás de procesos y políticas que no tienen ningún propósito útil en la Tierra. Revisás las redes sociales.

Ahorro de tiempo

Sentarte en silencio filtra gran parte del ruido. Te da la oportunidad de reflexionar sobre lo que realmente importa. Te permite reconocer lo que no es importante frente a lo importante.

Digamos que hacés un trabajo espectacular al seguir mi consejo y empezás a pasar 30 minutos al día sin hacer nada. ¿Estoy sugiriendo que esto producirá más de 30 minutos de ahorro de tiempo? Apuesto a que sí. Es casi seguro que ahorrarás horas de tiempo que de otro modo habrías dedicado a actividades sin importancia.

Este método no cuesta nada. No tenés que comprar un nuevo smartphone o una docena de aplicaciones. No tenés  que contratar a un consultor. Solo tenés que estar dispuesto a pasar unos minutos a la vez solo, sin hacer nada.

Por cierto, este método tiene una serie de beneficios secundarios. No te sorprendas si terminás estando más tranquilo y concentrado durante todo el día, o si te sentís con más energía al final de la jornada.

*Nota publicada en Forbes US