El consumo de alimentos ultraprocesados -especialmente edulcorantes artificiales y bebidas endulzadas artificialmente- podría aumentar el riesgo de desarrollar depresión, según una investigación publicada el miércoles en JAMA Network Open.
Esto se suma a otros inconvenientes que tienen los ingredientes omnipresentes que dominan las dietas occidentales. Ya que estos alimentos ya se han relacionado con enfermedades importantes como el cáncer, la diabetes y la obesidad.
Datos clave
El estudio, en el que participaron casi 32.000 mujeres de mediana edad, evaluó la dieta de las participantes mediante cuestionarios cada cuatro años desde 2003 hasta 2017 y las dividió en cinco grupos según la cantidad de alimentos ultraprocesados que consumían.
Los ingredientes de estos alimentos están relacionados con una serie de problemas de salud como la obesidad, el cáncer y la diabetes.
Aunque la mayoría de los alimentos están procesados en un grado u otro, los ultraprocesados, como los aperitivos envasados y las comidas congeladas, suelen contener ingredientes que rara vez aparecen en la cocina casera, como aislados de proteínas, aceites hidrogenados, jarabe de maíz con alto contenido en fructosa y aditivos químicos.
Los investigadores se basaron en dos definiciones diferentes de depresión: una versión estricta basada en el informe de un diagnóstico clínico y el uso regular de antidepresivos; y una categoría más amplia que requiere un diagnóstico clínico o el uso de antidepresivos.
De ese modo, evaluaron si existía una relación entre la dieta y el riesgo de desarrollar depresión, teniendo en cuenta los factores de riesgo conocidos o sospechosos como la falta de actividad física, el consumo de alcohol y tabaco, otros problemas de salud y la edad.
Hubo 2.122 casos de depresión según la definición estricta. La quinta parte de las consumidoras más altas (nueve o más raciones de alimentos ultraprocesados al día) presentaban un riesgo de depresión 50% mayor en comparación con las mujeres que consumen la cantidad más baja (cuatro raciones o menos al día). En el caso de la categoría más amplia de depresión, la probabilidad es un tercio mayor.
Al considerar los distintos tipos de alimentos ultraprocesados, los investigadores hallaron un vínculo particular entre los edulcorantes artificiales y las bebidas edulcoradas artificialmente y la depresión, ya que el quinto superior de consumidores tenía un riesgo de depresión un 26% y un 37% mayor en comparación con el quinto inferior, respectivamente.
Andrew Chan, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard y uno de los autores del estudio, declaró a Forbes que los resultados sugieren que las personas, en particular las que luchan contra la salud mental. "tal vez deseen limitar su ingesta de alimentos ultraprocesados en la medida de lo posible.
La enfermedad
Las pruebas sugieren que en la depresión intervienen múltiples factores sociales, biológicos y psicológicos diferentes, como la genética, los acontecimientos y experiencias vitales, la actividad física, el consumo de sustancias, la cantidad de sueño que duerme una persona y otras afecciones de salud que pueda padecer.
La depresión es una afección compleja y los científicos aún no tienen una comprensión completa de la enfermedad ni de sus causas.
Se cree que la dieta desempeña un papel importante en el riesgo de desarrollar depresión, aunque Chan declaró a Forbes que existen "pocos datos sobre qué elementos específicos de la dieta'' median en ese vínculo.
"Es difícil valorar la importancia de la dieta en relación con otros factores, ya que hay muchos factores que contribuyen a la salud mental y que son muy individuales", dijo Chan, y añadió que el estudio resalta que la dieta "es tan importante como otros factores comunes que consideramos que influyen en la salud mental".
El diseño del estudio significa que sólo puede evaluar si existe un vínculo entre la depresión y los alimentos ultraprocesados, no por qué existe.
Los investigadores reconocieron que su estudio era limitado en términos de diversidad -los participantes eran en su inmensa mayoría mujeres blancas y todos tenían entre 42 y 62 años al inicio- y Chan dijo que "definitivamente" se necesitaban más estudios en "poblaciones más diversas".
Importante
Chan dijo que el microbioma intestinal parece estar desempeñando un papel fundamental en los hallazgos de los investigadores.
Investigaciones recientes han relacionado el conjunto de billones de microbios que viven en nuestro intestino con todo tipo de afecciones, como la obesidad, la diabetes, las alergias, la enfermedad inflamatoria intestinal y el deterioro cognitivo.
Nuestra comprensión está empezando a desvelar nuevas formas de tratar las enfermedades alterando el microbioma mediante métodos como los trasplantes fecales.
"Sabemos que la dieta está asociada a cambios en el microbioma intestinal y que éste desempeña un papel en la depresión. Así que estamos trabajando en estudios que conecten ambos aspectos", afirmó Chan.
El investigador explicó a Forbes que puede resultar complicado averiguar si determinados factores influyen o no en el riesgo de depresión.
En lugar de que una dieta concreta influya en la depresión, podría ser simplemente que las personas con depresión tienden a seguir un determinado tipo de dieta. Es el "clásico problema de la gallina contra el huevo", dijo Chan, y añadió que la investigación ha intentado tener en cuenta estos factores para fijar la dieta específicamente como factor contribuyente.