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Según psicólogos, esto medirá hoy su umbral de paciencia: ¿está listo para tener un hijo?

Mark Travers Psicólogo estadounidense egresado de la Universidad de Cornell y la Universidad de Colorado Boulder.

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No existe un mal momento para tener hijos, siempre y cuando se inicie con un plan.

30 Septiembre de 2023 09.01

Decidir si tener hijos o no es una de las decisiones más importantes a las que se enfrenta una persona. Cualquier padre le dirá que no hay forma de prepararse totalmente para todo lo que conlleva la paternidad.
Pero, ¿cómo cambia la ecuación tener hijos más tarde?

Acá hay tres factores psicológicos a tener en cuenta para cualquiera que esté pensando en entrar, o volver a entrar, en la paternidad a los cuarenta, cincuenta o más años.

¿Qué tipo de felicidad busca?

La literatura científica sobre la felicidad tiende a dividirla en dos tipos. Está la felicidad en el momento, que se deriva de cosas que nos proporcionan una gratificación inmediata; por ejemplo, comer un chocolate o tomar una ducha caliente.

También existe la idea relacionada del sentido de la vida, la plenitud o la felicidad reflexiva. Experimentamos este tipo de felicidad cuando alcanzamos un hito o creamos algo de lo que nos sentimos orgullosos. Puede que no altere tanto el estado de ánimo como la felicidad del momento, pero sus efectos pueden ser igual de potentes, sobre todo a largo plazo.

No es sorprendente que los estudios sugieran que tener hijos aumenta la sensación de felicidad reflexiva, pero lo hace a expensas de la felicidad en el momento. (Recuerda que no hay nada divertido en los despertares a las 2 de la mañana, los vómitos en el auto o el bombardeo constante de pañales sucios; pero tampoco hay nada que sustituya el orgullo que siente un padre cuando tu hijo aprende algo nuevo o consigue algo grande).

¿Cuál es tu nivel de paciencia?

Educar a los hijos requiere mucha paciencia. Es importante que te preguntes, sinceramente, si tenés paciencia para embarcarte en un viaje de 18 años (quizá más) protegiendo, vigilando, cuidando y enseñando a tu hijo. Cada persona tiene un barómetro diferente de tu paciencia, y los niveles de paciencia fluyen y refluyen de forma natural a lo largo de la vida.

Es posible que recuerde periodos de tu vida en los que tu paciencia fue particularmente alta o baja, tal vez coincidiendo con cambios vitales/estrés que estaba experimentando. La investigación científica puede ayudarnos a medir nuestros niveles de paciencia. Según un estudio publicado en el Journal of Positive Psychology, la paciencia puede dividirse en tres categorías:

  • Paciencia interpersonal
  • Paciencia ante las dificultades de la vida
  • Paciencia ante los problemas cotidianos

Los investigadores elaboraron las siguientes 11 afirmaciones para evaluar el nivel de paciencia:

  1. Mis amigos dirían que soy un amigo muy paciente.
  2. Soy capaz de esperar a que pasen los momentos difíciles.
  3. Aunque son molestos, no me enfado demasiado en los atascos.
  4. Soy paciente con los demás.
  5. Me resulta bastante fácil ser paciente con un problema difícil de la vida o una enfermedad.
  6. En general, esperar en una cola no me molesta.
  7. Me cuesta ser paciente con mis amigos íntimos y mi familia.
  8. Soy paciente durante las dificultades de la vida.
  9. Cuando alguien tiene dificultades para aprender algo nuevo, soy capaz de ayudarle sin frustrarme ni enfadarme.
  10. Me molestan mucho los semáforos en rojo.
  11. Me resulta fácil ser paciente con la gente.

Pensá dónde te sitúas en el continuo de la paciencia y utilizá esa información para guiar tu decisión con respecto a los hijos.

¿Cuál es tu verdadera motivación para tener un hijo?

Cualquier decisión importante debe ir acompañada de una buena dosis de introspección. Esforzate al máximo por averiguar cuáles son tus motivaciones para querer tener un hijo en esta etapa de tu vida (acudir a terapia puede ayudarte en este proceso). Aunque vos sos la única persona que sabe realmente lo que te pasa por la cabeza, la ciencia puede ayudarte a formular un plan.

Hombre Que Lleva A Su Hijo Sobre Los Hombros
 

En términos generales, la investigación separa la fijación de objetivos y el comportamiento dirigido a objetivos en dos categorías: intrínsecos y extrínsecos. Un objetivo intrínseco o motivación puede definirse como algo que querés hacer por vos mismo, mientras que un objetivo extrínseco puede ser algo que otros esperan que hagas o algo que creés que deberías hacer.

Los psicólogos le dirán que el éxito, independientemente de cómo lo defina, suele llegar de forma más natural a quienes siguen las cosas que les motivan intrínsecamente. Pensá detenidamente en tu deseo de tener hijos en esta etapa de tu vida y hágase las cinco preguntas siguientes, inspiradas en la investigación, teniendo presente la dicotomía intrínseca frente a extrínseca:

  • ¿Alguien más quiere que consiga este objetivo, o conseguiré algo de alguien si lo hago?
  • ¿Me sentiría avergonzado si no lo consiguiera?
  • ¿Realmente creo que es un objetivo importante?
  • ¿Me proporcionará este objetivo diversión y disfrute?
  • ¿Esta meta representa quién soy y refleja lo que más valoro en la vida?

Conclusión

No hay dos viajes de paternidad iguales. Siempre que se inicie con un plan y por las razones adecuadas, nunca es mal momento para tener hijos. Si querés hacer la evaluación de la paciencia y recibir tus resultados, podés seguir este enlace.

*Con información de Forbes US

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