Quiénes son las mujeres de la segunda generación familiar que están revolucionando el vino
Ocupan puestos decisorios en la industria vitivinícola. Con visión innovadora, compromiso con la sostenibilidad y respeto por el legado, estas herederas redefinen el futuro del sector con empatía y desafíos.

La industria del vino históricamente ha tenido a los hombres como protagonistas. Sin embargo, en los últimos años, mujeres de segunda generación de familias vinculadas al vino han pasado a ocupar cargos en los que tiene que tomar decisiones. Definidas como herederas de viñedos y tradiciones, se capacitaron y asumieron roles de liderazgo que combinan la sabiduría transmitida por sus padres con nuevas perspectivas para enfrentar los desafíos actuales. 

Poder combinar su rol en la empresa con la maternidad es su principal reto; para otras, fue hacerse fuertes para que no las siguieran considerando "las hijas de". Son mujeres que están a cargo de empresas y que incluyeron en sus respectivas agendas la adaptación al cambio climático, la implementación de prácticas sostenibles y la conexión con consumidores más jóvenes. 

En definitiva, esta nota explora las historias, el camino transitado y los logros de estas mujeres que, sin olvidar sus raíces, están transformando el sector vitivinícola con creatividad y pasión.

 

Eugenia Luka, de Finca Sophenia (Gualtallary Mendoza) 

Chief Marketing Manager 

Eugenia pertenece a la segunda generación de una empresa familiar donde las decisiones siempre se basaron en el mérito y no en el género, enuncia. "Mi papá siempre me dio plena libertad para crecer dentro de la bodega y consolidarme como líder durante los 11 años que llevo trabajando formalmente en Finca Sophenia", resume.

En su caso, Eugenia estuvo ligada a la bodega desde el principio. Y es que el nombre Sophenia combina su nombre con el de Sofía, su mejor amiga, hija del socio de su papá. Cuando terminó el secundario, Eugenia estudió Psicología, obtuvo el título de Licenciada y se fue formando en el mundo del vino para incorporarse formalmente a la bodega.

Eugenia Luka, de Finca Sophenia

"Considero que mis principales aportes vienen de habilidades personales como el liderazgo, la capacidad de relacionarme con las personas y la creatividad y proactividad para desarrollar nuevos proyectos", enuncia. Roberto Luka su padre, aportó desde el inicio una gestión basada en el management. "Creo que mi incorporación trajo de manera natural una renovación en el estilo de liderazgo y envió un mensaje claro de continuidad tanto a nuestros clientes como a los mercados, fortaleciendo la confianza en la empresa y su proyección a futuro", manifiesta.

Como para muchas mujeres, su principal desafío ha sido — "y probablemente seguirá siendo", dice Eugenia— encontrar un equilibrio entre la maternidad  y las responsabilidades laborales. "Durante mi crecimiento profesional en la bodega, también asumí el rol de madre; hoy tengo dos hijos de 6 y 3 años", sostiene.

De su papá, dice, ha aprendido prácticamente todo, y sigue aprendiendo cada día. "Sin embargo, lo más valioso ha sido absorber su pasión por esta industria y por lo que hacemos", resume. 

En 2017, iniciaron una transición cultural clave ya que lograron obtener la certificación de sustentabilidad de Bodegas de Argentina. Este compromiso se profundizó en 2022, cuando certificaron tanto su viñedo de 130 hectáreas en Gualtallary como la bodega como orgánicos. Durante su gestión acompañó el lanzamiento de vinos como Antisynthesis -una serie de co-fermentaciones en partidas limitadas- y el nacimiento de nuevas líneas completas, como Karma e Inconsciente: incluye cuatro variedades de vinos elaborados y criados en huevos de hormigón, lo que representa una innovación.

Eugenia también se da tiempo para su propia línea de vinos de autor, E´s VINO, que incluye dos vinos elaborados en ánforas de arcilla, Histeria y Ello, con nombres inspirados en conceptos psicoanalíticos, dada su formación en psicología.

 

Ana Viola, de Bodega Malma (San Patricio del Chañar- Neuquén) 

CEO 

"Para mí, significa una responsabilidad muy grande y un honor", arranca  Ana Viola de Malma, bodega de San Patricio del Chañar, cuando se lo pregunta por el cargo de CEO en la bodega de la Patagonia. Ella estudió Medicina y entiende que eso  hizo que desarrollara mucho el sentido de la responsabilidad, la capacidad de trabajo, paciencia, perseverancia, espíritu de esfuerzo y de no dejar cosas libradas al azar. 

"Creo que lo más importante que aporta conocer la ciencia es justamente aprender el método científico: identificar la información relevante, basar las decisiones en evidencia o al menos en la mayor cantidad posible de información. También la manía de protocolizar todo para minimizar los errores humanos", revela. 

Ana Viola, de Bodega Malma 

Ana no se queda quieta e hizo una maestría en gestión de empresas agroalimentarias, varios cursos de posgrado sobre temas comerciales, de recursos humanos, finanzas, además de cursos de vinos como el WSET. Y como si fuera poco, actualmente estudia Agronomía en la Universidad nacional del Comahue. "Es a un ritmo muy lento porque es el que me permite mi vida familiar y laboral pero siempre estudiando", revela.

Ubicados en una zona estratégica del polo productivo de Neuquén, Malma está  produciendo alrededor de 800.000 botellas al año; exportan entre un 40 y un 50% de la producción a quince mercados, dependiendo del año. Los principales destinos son Brasil, EEUU, Reino Unido y la Unión Europea.

Ana admite que ser madre y ocupar un cargo empresarial es todo un tema. "Los desafíos que se enfrentan como mujer pienso que son independientes del rubro y tienen que ver, al menos en mi caso, con compatibilizar el trabajo y la maternidad de manera de poder dedicarse a los dos de manera armoniosa", resume. 

En cuanto a su legado, argumenta que de sus padres aprendió que se puede arrancar de cero y que con visión y trabajo se pueden hacer grandes cosas; de sus abuelos el espíritu de sacrificio. "No tengo ni la visión ni la imaginación de mi padre, que fue el creador de toda la vitivinicultura en San Patricio del Chañar, pero sí tengo alma de tractor o de percherón para poner una referencia a los caballos", se describe. 

Consultada sobre cómo cree que influye el liderazgo femenino, asegura que "observa a veces -y desconozco si es algo relacionado al género o a los tiempos que corren- es que hay más trabajo en red. Un cambio desde la verticalidad e individualidad al trabajo en equipo y sin tanto liderazgo estridente". 

En Malma, cuenta Ana, "somos igual cantidad de mujeres que de hombres y hay mujeres en todas las jerarquías". En la bodega dan un gran valor a la sostenibilidad y tienen implementado el protocolo de sustentabilidad de Bodegas de Argentina e implementaron el protocolo de sostenibilidad de COVIAR además de la certificación orgánica del viñedo y la bodega.  

En los años desde que Ana está a cargo, salieron a la luz la línea Rara AvisEspíritu del viento, que es un rosado de Merlot; Intemperie, que es un Malbec orgánico y que está recién siendo presentado al mercado. Además, desarrollaron un proyecto de enoturismo con minicasas en el viñedo para recibir visitantes y que tengan una experiencia única.

 "No sé si hay consejos universales ni si estoy en condiciones de darlos. Pienso que nada se hace solo o sola. Que la clave es trabajar en equipo. Rodearse de gente capaz y ser uno capaz de reconocer las habilidades de cada miembro del equipo", finaliza. 


Graciela Roca, de Bodega Alfredo Roca (San Rafael- Mendoza) 

Gerente Comercial 

Lleva un apellido que tiene peso en la industria vitivinícola de Mendoza y sobre todo de San Rafael. "Estoy a cargo de la comercialización de nuestra bodega. Poder asumir este rol para mí fue un gran orgullo ya que significa desarrollar y fortalecer lo propio - nuestros productos contienen mi historia familiar  - en un entorno muy competitivo". 

Graciela Roca, de Bodega Alfredo Roca 

Ella es Graciela Roca, nacida en medio de la vitivinicultura: "desde pequeña viví día a día la dinámica de los viñedos y la bodega, y hoy mi trabajo me permite conectar desde la pasión y el compromiso con el legado familiar".

Graciela tiene formación en economía y su experiencia laboral previa la habilitó para ingresar a la empresa familiar con una perspectiva diferente. "Por mi trabajo anterior, vine a vivir en la ciudad de Buenos Aires y, ya instalada aquí, pude aportar una visión más desde el mercado y el consumidor que suma a la parte productiva desde viñedos y bodega", resume.

Inicialmente, se enfocó en ordenar la información y sistemas relacionados con lo comercial. "Luego fuimos trabajando en conjunto con mis hermanos para sumar mejoras continuas en las diferentes áreas, desde producción, imagen, comercialización y turismo", agrega.

"Al ser empresa familiar el mayor desafío es la interacción entre lo personal y lo laboral. Poder ser objetiva en el trabajo y en lo personal, fluir desde el afecto y no dar lugar a que problemas o desafíos de la empresa influyan. En este frente, realizamos un protocolo Familiar asesorados por un consultor", revela.

Graciela sostiene que aprendió de sus padres y abuelos el respeto por "nuestra tierra y sus frutos, a valorar el esfuerzo y trabajo diario, el deseo de progresar y superarse, la búsqueda de la mejora permanente,  la honestidad y el trabajo en equipo". La familia tiene más de 110 años en San Rafael: "estos valores están impregnados en el ADN de la familia".

En cuanto al aporte de las mujeres, entiende que aportan empatía, trabajo colaborativo y refuerza el respeto al otro. "La mujer en conjunto con sus colegas masculinos enriquece a la industria", argumenta.

La empresaria relata que "desde sus inicios en nuestra bodega hubo un alto porcentaje de mujeres trabajando en la línea de producción y en la administración. Actualmente en bodega contamos con 40% de mujeres y en fincas un 20%. Hay una empleada con 42 años de antigüedad y 3 con más de 20 años de antigüedad". 

En cuanto al equilibrio entre tiempo personal, de familia y el trabajo, Roca sostiene que es necesario tener colaboradores de confianza y, sin duda, "que el cónyuge acompañe a la mujer empresaria; tanto en el hogar como en la oficina contar con una mano derecha que esté al lado para poder cubrir tantos temas y actividades".  Bodega Roca tiene una producción anual de 700.000 litros de los cuales el 70% están destinados a la exportación y el 30%, al mercado interno.

 

Fernanda Martino, de Bodega Martino Wines
Directora general 

Para Fernanda, tener este cargo significa continuar el legado que su padre comenzó con tanto esfuerzo y dedicación. "Este proyecto, que inició como un sueño familiar, se ha convertido en una pasión para mí, y mi compromiso es mantenerlo vigente y hacerlo crecer", revela.

Allí, el tema del género nunca ha sido una barrera, cuenta a Forbes: "Siempre hemos creído firmemente en valorar las capacidades, el talento y el compromiso de cada persona, independientemente de su género. Creo que esta perspectiva nos ha permitido construir un equipo sólido y diverso".

Fernanda es diseñadora gráfica y argumenta que eso influyó significativamente para obtener esta posición, ya que le proporcionó herramientas clave como la creatividad, la atención al detalle y la capacidad de comunicar ideas de manera visual y efectiva. 

Fernanda Martino, de Bodega Martino Wines

Entre los logros que se dieron en su gestión, supo poner en valor la finca La Violeta, en Agrelo, una finca de siete hectáreas y media, plantada en 1926 con uvas Malbec. "Para mí, es una verdadera joya y además tiene un valor sentimental grande porque fue la primera finca que compró mi padre al iniciar el proyecto. Por otro lado, le estoy dando mucha importancia a todo lo relacionado con la sustentabilidad, creo que hay que cuidar muy bien los recursos naturales que son escasos. A su vez estamos trabajando mucho en la reorganización interna para hacer procesos más eficientes y por último, estamos re evaluando todo el portafolio".

En cuanto a los desafíos, Fernanda recuerda que le tocó asumir en una época complicada a nivel país y a nivel mundial, con malos escenarios económicos, baja en consumo de vino, recesión. "Este me parece que fue uno de los desafíos más difíciles de afrontar ya que hay que mantener un negocio lo más sano posible, entonces comienza una época de ajuste y de decisiones que son duras de tomar" Además, tuvo el reto de formar y tener motivado al equipo, en una época donde por este mismo contexto es algo difícil mantener. 

Para ella, el legado de honestidad que recibió de su familia es un pilar además de ser fiel a lo que uno cree "ser justo y generoso es una enseñanza que me inspira diariamente". Además sostuvo que cree firmemente en liderar con empatía, promoviendo un entorno donde se valore el esfuerzo y se apoye el crecimiento colectivo. 

"En nuestra bodega, sostenibilidad e innovación tecnológica son pilares fundamentales para garantizar procesos productivos responsables y respetuosos con el medioambiente", resume Fernanda.  Entre las prácticas más destacadas figuran la planta de tratamiento de agua que les permite reutilizar el agua para riego de nuestra huerta y jardín; la gestión de residuos; la huella de carbono baja y el comercio justo, entre otras. 

De la mano de Fernanda, desarrollaron una nueva línea Fruto, "donde se encuentran lo contemporáneo y lo auténtico para hacer un vino que acerque al consumidor la sensación de estar en una vendimia". 

Martino Wines tiene una producción anual de 200.000 botellas con 44 hectáreas implantadas. Para los próximos 5 a 10 años, su principal objetivo es posicionarse entre las 20 mejores bodegas del país, manteniendo el equilibrio entre tradición y modernidad. 

 

Paula Pulenta, de Bodega Vistalba

Directora y Gerente Administrativa

"Me incorporé en los inicios de la bodega, en 2001, cuando mi papá, Carlos, decidió construir su propio proyecto vitivinícola", recuerda Paula. "Como segunda de cuatro hijas mujeres, había terminado la carrera de Administración de Empresas en la Universidad Nacional de Cuyo, y para mí era natural involucrarme en este desafío familiar", entiende.

En ese momento, eran solo tres personas: su padre, el enólogo y ella. Por entonces, Paula tenía 25 años, ya era independiente y el proyecto de Bodega Vistalba se convirtió en el centro de su vida profesional. Pasaron más de dos décadas desde aquel entonces.

Paula Pulenta, de Bodega Vistalba

Ella recuerda que antes de incorporarse a la bodega, trabajó durante casi dos años en un importante hotel en Mendoza, justo en la etapa de su preapertura y su primer año de operación. "Esa experiencia fue una verdadera escuela para mí". La clave es que ese hotel formaba parte de una cadena internacional con manuales de políticas y procedimientos muy definidos para cada área, lo que le permitió aprender y comprender la importancia de los procesos estructurados en la gestión empresarial.  Además, la carrera de Administración de Empresas le dio una base sólida y una visión integral para gestionar un negocio.

En su análisis, Paula recuerda que en los primeros años, la bodega se consolidó en un contexto muy favorable para la industria del vino argentino. Los años pasaron y lo que siempre se buscó -dice- es que el posicionamiento de sus marcas sea sólido y duradero.

En cuanto a los retos, Paula es contundente: "si tuviera que señalar una dificultad, diría que ha estado más relacionada con mi papel como mamá que con mi género. Dedicar tantas horas al trabajo, incluyendo viajes laborales y eventos fuera del horario habitual, ha significado en ocasiones tener que sacrificar momentos importantes con mi hija. Ese balance entre la vida profesional y la maternidad ha sido uno de los retos más desafiantes y, al mismo tiempo, enriquecedores".

Con 47 años, Paula reconoce que mujeres y hombres tienen tanto similitudes como diferencias en su manera de pensar, actuar y comunicar. "Afortunadamente, hoy las mujeres tienen un lugar mucho más reconocido y respetado en roles de liderazgo, algo que años atrás era mucho menos común", observa. 

Esto -asegura- ha generado un impacto positivo, ya que las mujeres aportan una sensibilidad y una perspectiva que enriquecen la comunicación de un producto como el vino. Y sobre todo recalcó que "las generaciones más jóvenes han traído consigo una mentalidad más inclusiva, menos estructurada y más abierta, que fomenta nuevas oportunidades. En este contexto, el liderazgo femenino no solo es bienvenido, sino también esencial para seguir construyendo un sector más diverso y dinámico".

Y cita un ejemplo: "nuestros enólogos son dos hermanos: Fernando y Evangelina Colucci, quienes lideran el área técnica con un enfoque colaborativo y complementario" y suma "creemos que este balance no solo enriquece la dinámica de trabajo, sino que también refleja los valores de inclusión y diversidad que queremos transmitir a través de nuestras marcas y nuestros vinos". 

En Bodega Vistalba, la sostenibilidad y el respeto por el medioambiente son pilares fundamentales: sus viñedos, tanto en Vistalba, Luján de Cuyo, como en Los Árboles, Tunuyán, se gestionan bajo principios de sustentabilidad integral. Ambos viñedos están certificados en Sustentabilidad y Buenas Prácticas Agrícolas

"Somos una bodega que valora profundamente la estabilidad en nuestra imagen y el respeto por la tradición. La colección Vistalba es un claro ejemplo de esta filosofía. Desde su creación, ha consistido en tres cortes de uvas tintas: Corte A, Corte B y Corte C. En 2021, se incorporó a la Denominación de Origen Controlada (DOC) Luján de Cuyo.

También presentaron una nueva colección premium, Autóctono que es un proyecto emocionante y muy especial. Consiste en tres Malbecs de diferentes regiones y un Chardonnay, todos criados en foudres de roble francés.

"Reconozco que trabajar con la familia no siempre es sencillo, no por cuestiones de afinidad, sino porque los roles laborales y familiares inevitablemente tienden a mezclarse. Esto puede elevar los problemas laborales a un plano más personal, lo cual no es saludable. Sin embargo, creo que también hay momentos únicos y enriquecedores que no deberían pasarse por alto".

La producción anual alcanza aproximadamente las 80.000 cajas (de 9 litros) en total, con una distribución del 30% para exportaciones y el 70% destinado al mercado interno.  Cuentan con dos propiedades Finca en Vistalba, Luján de Cuyo, con 35 Hectáreas implantadas. Con las uvas de esta finca elaboran los vinos de nuestra colección VISTALBA.

 

Renata y Florencia Simonassi Lyon, de Bodega Simonassi Lyon (San Rafael-Mendoza) 

A cargo de la gestión administrativa y de manejo del viñedo y bodega respectivamente

La llaman la bodega de las mujeres de San Rafael. "Realmente para nosotras fue algo natural. Silvia, nuestra madre y actual socia, siempre estuvo al frente de la empresa junto a mi padre, por lo que desde pequeñas nos criaron para ser capaces de tomar decisiones y responsabilidades, y con una imagen igualitaria entre hombre y mujer. Venimos de una familia de emprendedores por lo que sentimos que eso se lleva un poco adentro, en la esencia", inician la charla con Forbes

Renata y Florencia Simonassi Lyon, de Bodega Simonassi Lyon

Las hermanas Simonassi, Renata y Florencia, tienen sus carreras universitarias con orientaciones completamente diferentes aunque se complementan muy bien. Al respecto, Renata cuenta: "me recibí de Ingeniera Industrial, mis áreas específicamente son administración, comercial, producción y mantenimiento. Flor, estudió Diseño Gráfico y actualmente se encuentra cursando la Tecnicatura en Enología y Viticultura, por lo que su desempeño principalmente está en el manejo de viñedo, la producción y el área de marketing, publicidad y diseño". 

Aseguran que el cambio más difícil y significativo fue  redireccionar el tipo de mercado que pretendían abarcar, siendo que sus padres habían desarrollado a gran escala y casi en un 100% el mercado externo.  "Las cosas cambiaron y para volver a tener posicionamiento luego de que nuestro padre fallece y cambia el rumbo de la empresa, decidimos reducir los volúmenes de producción y el enfoque de mercado, apuntando a un mercado nacional y de nicho", resumen. 

Reni admite que tuvieron muchos desafíos pero "uno de los más difíciles fue dejar de ser ´las hijas de´, para lograr que nos respetaran por nuestro nombre, algo que conlleva mucha responsabilidad y esfuerzo". Y agrega: "las personas con las que trabajamos fueron y son nuestra familia, nos vieron crecer, por lo que tuvimos que demostrar que éramos capaces de hacernos cargo y de llevar adelante el proyecto. Primero, adquiriendo mucho conocimiento, pasando muchas horas dentro de la bodega, cometiendo muchos errores y a su vez trabajando a la par sin ningún tipo de privilegio". 

"Venimos de una familia de inmigrantes, la palabra esfuerzo y perseverancia vive presente en nuestra mente y nuestra esencia, pero si hay algo que debemos destacar es que Jorge, quien se dedicaba a vender, buscaba constantemente generar lazos fuertes y de confianza con sus clientes, que se sintieran identificados con el proyecto, junto a Silvia buscaban hacer sentir en familia a cada uno de ellos, y eso genera un factor diferencial en las relaciones. 

Por su parte, Flor agrega"  hoy para nosotras el trato con nuestros clientes es esencial, en un país y en un mundo donde la competencia es feroz. Creo que la diferenciación está en justamente eso, generar lazos de confianza, generar identidad, que aquellos que nos elijan sean 100% concientes de por qué lo hacen y que se sientan seguros de ello". 

Sobre el liderazgo femenino, Flor toma la palabra: "hay algo en la esencia que toda mujer tiene que permite mirar todo desde una ángulo de 360, o como si lo estuvieras mirando suspendida desde arriba, no sé si me explico. Comprender y organizar mejor las partes para que funcionen bien en el todo, una sensibilidad que permite poder prever escenarios y tomar decisiones en consecuencia".

En Simonassi Lyon, cuenta Reni se le dio mucho lugar a la mujer, realmente gran parte hoy del equipo son mujeres. "No por una cuestión política, sino porque entendemos que hay ciertas tareas en las que la mujer tiene una sensibilidad y un detalle que muchas veces el hombre no lo tiene, sin ánimos de ofender. Como así también hay ciertas tareas, por ejemplo en la finca o bien en la bodega en dónde se requiere la fuerza y la mano de un hombre. Esto lo decimos con justo conocimiento después de varios dolores en el cuerpo (Ndr: risas). 

Sobre el tema sustentabilidad, Flor se explaya: "como bien lo dice la palabra lo que buscamos es regenerar los suelos, aquellos que desde hace 100 años venimos deteriorando por un concepto erróneo de cómo se debía hacer la agricultura para poder sustentar el consumo. Lo que buscamos con ello es mejorar la capacidad de nuestro suelo de captar nutrientes, retener agua, evitar la erosión y por supuesto ayudar a captar CO2. Un suelo sano se traduce en plantas más sanas, independientes, que requieren menos inputs, todo ello reflejado en uvas alegres que nos permiten producir vinos con mayor identidad y tipicidad". 

Y describe, en el 2017 decidieron lanzar la línea Pokhara, una línea que rinde homenaje a la viña, nuestra guerrera. Una línea de vinos jóvenes, expresivos, frutados, de partida limitada. "Queríamos con ella reflejar el terroir sanrafaelino y revalorizar cepas que se dan muy bien en nuestra zona, como lo son el Cabernet Sauvignon, el Chenin Blanc y la Bonarda, y que por ahí estan olvidadas u opacadas por el Malbec". 

La bodega cuenta con una producción anual de 110.000 litros propios con una venta nacional de 65.000 botellas anuales (propias). Entre los planes a futuro quieren ampliar la oferta de vinos de alta gama, aumentar nuestra venta a nivel nacional; desarrollar y crecer a nivel turístico, dando a conocer las experiencias guiadas, atrayendo tanto a público nacional como internacional. "Creemos que San Rafael ha crecido mucho en su oferta enoturística y que tiene mucho por ofrecer".