La madre de Regina Kuligovsky era muy coqueta: pasaba un buen rato maquillándose, corrigiendo imperfecciones y trabajando sobre su imagen. Ese fue el puntapié inicial que marcó el camino de la ahora maquilladora y empresaria, creadora de Regina Cosmetics.
Observándola, imaginaba cómo podía combinar colores sobre su rostro. Hasta que un día, en su adolescencia, llegó la pregunta de rigor: "Regina, ¿qué es lo que a vos te gustaría hacer?, ¿de qué te gustaría trabajar?" y no hubo duda: “Y mirá, yo lo único que sé hacer, que me sale naturalmente, es maquillar”, le respondió a su mamá y arrancó una carrera plagada de sueños, aprendizaje, docencia y emprendedurismo que hoy, a los 59 años, sigue transitando con éxito.
En ese momento, se estudiaban “carreras tradicionales”, por lo que insertarse en el mundo profesional era un desafío, pero su talento no pasó desapercibido. Luego de una primera experiencia en cine, descubrió que quería trabajar “con más acción” en producciones de moda. Para adquirir experiencia, se acercó a la Escuela Argentina de Fotografía y consultó si existía la carrera de maquillador. La respuesta la encontró trabajando ese mismo día, dado que justo el maquillador no había ido y precisaban a alguien con urgencia. “Me puedo acercar a buscar mis materiales, vivo cerca”, se ofreció Regina. Aceptaron.
Alfredo Willimburgh, fotógrafo publicitario de Editorial Atlántida, la vio maquillar y le preguntó: “¿De dónde saliste?”. Su respuesta, sincera, fue: “No sé, me gusta mucho esto”. Willimburgh mismo la recomendó para trabajar en la editorial. “Ahí empecé a trabajar en lo que era el famoso cuartito de Para Ti, un espacio muy chiquitito con espejos y luces donde hacíamos 5 o 6 notas por día, porque uno entraba y laburaba todo el día sin parar, me hice como mi segundo hogar y trabajé muchísimos años ahí”.
Lancôme, el salto internacional
Con el tiempo y el avance de su carrera, Regina K. se convirtió en la maquilladora exclusiva de la marca francesa acá en Argentina. “En esa época no existían muchos maquilladores que representen a una marca y acá trabajar para una empresa internacional también fue un desafío muy importante, porque ellos me pusieron una escuela grande, Lancôme para Regina, donde yo trabajaba enseñando solamente con los productos de ellos”, sostiene la empresaria y suma que uno de sus objetivos era poder participar de los desfiles internacionales. Cuando se presentó la oportunidad, viajó a Francia para formar parte de un evento y pidió conocer al maquillador internacional de Lancôme.
“Lo único que quería era verlo, ver sus manos, porque los maquilladores tenemos dos maneras de trabajar en este mundo: una es involucrándote con tus manos y otra es involucrándote con lo que el mundo necesita nada más, son dos maneras de ver esta realidad”. Lo consiguió: su nombre es Fred Farrugia, quien vio el book de Kuligovsky y no dudó en pedirle que volviese a Francia para trabajar con él. “Me enseñó el arte de los colores, y a ver lo que no se ve”, resume de su gran experiencia.
En los años que trabajó junto a Farrugia, realizó desfiles enormes: Paco Rabanne, Galliano, Jeremy Scott, Fred Sathal. “Trabajos dificilísimos, porque en esa época cada desfile era un gran desafío en donde tenía que hacer, por ejemplo, que a una persona le desaparezca una ceja, entonces los efectos especiales también formaban parte de la belleza”, destaca.
Cómo nace Regina Cosmetics
Tras su paso internacional, la emprendedora regresó a Argentina y abrió su propia escuela de maquillaje, justo en el 2000. “El país estaba que ardía. Me acuerdo que abrí una escuela muy chiquitita, donde tenía un aula pequeña y ahí enseñaba”, recuerda. ¿Qué pasó? Que las marcas tuvieron muchos problemas para fabricar productos debido a la crisis y como no tenía materiales para enseñar, decidió crear su marca para poder abastecer a las alumnas.
“Comencé con tres o cuatro productos para trabajar: cremas, correctores, bases y lápices, solamente para dictar clases, la marca no estaba a la venta”. Luego, dio un paso más: empezó a vender esos productos sólo para sus alumnas, quienes querían tenerlos para practicar. Pero con el tiempo y el boca a boca, la desbordó la demanda. A su escuela se acercaban personas recomendadas pidiéndole que le venda bases, correctores o polvos.
A partir de ahí, comenzó a trabajar para concretar su sueño: abrir su primer local de Regina Cosmetics. La oportunidad llegó en 2006. “Abrí mi primer negocio en Armenia y Honduras, en Palermo, era un espacio muy chiquito que medía 3 por 2. Ahí nos dedicamos a hacer lo que es perfilado de cejas y trabajamos siempre con pinza, que lo mantenemos a hoy. Lo hicimos desde siempre”, marca la empresaria sobre sus primeros años como emprendedora y agrega: “Teníamos muchísimas clientas, todas esperaban un buen tiempo para venir a los turnos de perfilado de cejas para no perderse ese momento”.
El crecimiento fue tan rápido que abrió su segundo negocio en el Centro y el tercero en Cañitas. “Y después de eso empezó toda una serie de negocios que se empezaron a abrir en diferentes lugares”, resume. A hoy, Regina Cosmetics tiene 20 locales distribuidos en Buenos Aires y alrededores, Rosario, Misiones, Bahía Blanca y Mar del Plata, además de su ecommerce, a través del cual llega a todo el país. En el Interior, posee distribuidores multimarca. De esos 20, dos son suyos y el resto, franquicias.
¿A hoy Regina Cosmetics tiene un laboratorio propio?
No, nosotros trabajamos con diferentes proveedores. Siento que no podría en este momento hacer dos cosas a la vez, por un lado dedicarme a hacer lo que me gusta y por otro el desarrollo de productos, son dos trabajos distintos, por eso nunca tuvimos un laboratorio propio.
¿Y cómo se maneja con el desarrollo de productos?
Me involucro un montón, porque la persona que realiza un producto es químico, es una persona que trabaja con materias primas, pero por ahí no es un artista que aplica los productos en la cara, entonces encontrar esa fusión donde la persona entienda cómo tiene que orearse un producto para que no se seque antes o que me brinde tiempos sobre lanzamientos -porque no es lo mismo hacer un producto opaco que semimate, mínimamente brillante a que tenga un satinado plateado o a que tenga un brillo dorado- es complejo y lleva tiempo de dedicación.
Todo este trabajo que por ahí está relacionado con la moda, las personas que realizan un producto a veces lo pueden saber o no, entonces ahí es donde la intervención mía es más necesaria, me involucro mucho y tomo riesgos muy grandes… porque uno apuesta a lo que cree que va a funcionar, entonces no lanzo un producto pensando que voy a vender mucho, lanzo un producto pensando que me gusta mucho.
Y el gusto de la ejecutiva va de la mano de su público: Regina Cosmetics crece 150% anual y posee unos 15.000 clientes mensuales en promedio, de todas las edades. “El secreto no es que yo armo un 'producto para', yo coloco un producto de tal manera que se adapta para todas”, resume sobre su éxito.
“Pienso que ese es nuestro diferencial, que entendemos a la gente, sabemos qué decirle, entendemos que primero tienen que probar antes de comprar, que también conocemos y tenemos la versatilidad de los colores naturales de cada persona”, transmite la maquilladora y empresaria, que actualmente emplea a 100 personas de manera directa e indirecta, entre ellos parte de su familia.
Tendencias y productos más vendidos
Lo natural, cruelty free y vegano es sin duda una preferencia clara entre el público de la marca. “Estamos tratando de que hasta el papel sea reciclado”, sostiene Kuligovsky. Y con respecto a los productos que más se venden, distingue entre dos factores, según si es la primera compra o no. “En las redes hay una nueva tendencia que lo que se ve es todo lo que brilla. Pero una cosa es lo que se ve y otra cosa, lo que es. Porque si bien la gente puede consumir un producto que brilla porque se usa el brillo, a la hora de repetir ya no lo elige, entonces eso puede ser utilizado como una primera compra, pero lo que se repite es lo que de verdad funciona en lo diario”, recalca la creadora de Regina Cosmetics y suma que esos productos que funcionan en el día a día y más se reiteran en las compras son bases, correctores, rubores, lápices labiales, máscaras de pestañas, filtros solares con color, cremas humectantes y bálsamos labiales.
Una marca nacional de calidad
El tipo de cambio hace que la empresa tenga muchos clientes de otros países, como Uruguay, Brasil, Chile, y Centroamérica, aunque Regina K. aún no haya desembarcado en el exterior. “A mí me gusta estar, me gusta ocuparme de las cosas. Y creo que como posibilidades de desembarcar en otros lugares hay muchas, ojalá que esto se pueda extender y que el país también nos ayude a poder hacerlo, porque hay mucha incertidumbre y ahí también me limita a querer”, explica la dueña del negocio que lleva su nombre.
Por último, y aunque la situación argentina siempre le ponga una cuota extra de estrés al emprendedor, Regina Kuligovsky reflexiona sobre su trayectoria a lo largo de los años en el país: “Estoy orgullosa de que mi marca sea argentina, a mi este país me dio la posibilidad de tener una marca como a mí me gusta y yo creo que eso es muy valioso, porque no sé si en otro lado hubiese podido lograr esto, no es fácil trabajar en otros países y no es fácil mantenerse, porque la competencia pasa por otro lado. Yo creo que acá el talento -los artistas, los químicos- realmente trabajan con mucha vocación, nuestro talento es muy exportable, por eso estoy muy orgullosa de lo que logré”, cierra la maquilladora.