Bruma espesa y una angustia que traspasa las imágenes. Un soldado herido en brazos de sus compañeros, un fusil que apunta a un condenado, la intensidad del enfrentamiento en las batallas de la Independencia de nuestro país o la soledad cruenta de la gesta imborrable de Malvinas.
Así son algunas de las imágenes que integran los más destacados trabajos de Gonzalo Lauda, fotógrafo profesional, nutrido en la escuela de Pedro Luis Raotta, algo que se cuela en esa búsqueda emotiva y profunda de cada clic.
Se perfeccionó con Eduardo Gil y la reconocida artista argentina Fabiana Barreda pero lo definitorio en su vida fue cuando, a los 17 años, recibió, como regalo de su padre, la primera cámara: una Minolta K1000.
En charla con Forbes, Gonzalo cuenta que empezó con la fotografía desde muy chico y aquel curso con un precursor de la fotografía de autor, como fue Raota, le marcó el sendero. Más tarde, hizo fotos familiares y para amigos y llegó a trabajar con su padre. Pero a los 24, decidió que era tiempo de largarse solo y transitó, con productora propia, por la moda y la publicidad.
Sin embargo, había una veta diferente, que no tenía que ver con lo publicitario, y que ansiaba salir a la luz. Fue entonces cuando sacó su libro Agua, en 2013, con fotografías del mar y los lagos de la Patagonia. Había hecho fotos de mares y, en 2008, recorrí la costa argentina hasta Puerto Deseado. Se dio que también estaba leyendo sobre pintores del romanticismo como Eugène Delacroix y Caspar David Friedrich. Me encontré mirando el agua y observé que, en general, uno no presta atención a los cambios, a las mareas y a los colores. Volví del viaje y me armé ese libro. Editarlo me llevó unos 6 meses, admite.
Más allá de este bello trabajo de marejadas y destellos, fue un viaje inesperado a Malvinas, en 2015, el que le cambió la perspectiva. Lauda viajó a las Islas junto al hijo de un piloto desaparecido en el océano y un historiador. En una semana, sacó casi 3.000 fotos. Con ese material, sacó un segundo libro, Malvinas, que reúne 49 bellas imágenes de las islas con una mirada diferente sobre su paisaje y el concepto que, en nuestro imaginario, se tienen de ellas.
Fui sin expectativas de la guerra. Quería buscar otras cosas. De hecho, me costó acomodarme, no encontraba mucho para hacer. Pero, una mañana amaneció nevado, y ¡la vi! Empecé a fotografiar las islas pero tal cual son, con su colorido especial, explicó a Forbes.
Recuerda que hizo todo Puerto Argentino caminando. No vi a nadie en las calles durante esa semana. Nadie habla en español. Excepto en las instalaciones militares, pude sacar fotos sin inconvenientes, relata.
Pero si hay algo por lo que pegó un salto cuántico en cuanto a creación, ese fue su trabajo Batallas, en el que reconstruye aquellos enfrentamientos que definieron la independencia del país.
Obtuvo bellas imágenes en las que, por ejemplo, reprodujo el Cruce de los Andes de 1815, donde recrea el recorrido de San Martín en su lucha por la Independencia argentina y continental. Para este trabajo, se trasladaron a Uspallata, Mendoza, en un lugar de la Cordillera que limita con Chile.
Otra de las tomas fue para representar la batalla de Chacabuco, de 1817, una de las que lideró Jose de San Martin con el Ejército de los Andes. Para esta toma viajaron 100 soldados con camiones del Ejército argentino.
La preproducción es complicada. Lleva mucho tiempo de trabajo; me inspiro en la pintura para estas cosas y trabajo con directores de arte; a veces, con historiadores. Actualmente, por ejemplo, estudio Historia. También llevo maquilladores. Como los que aparecen en las fotos no son modelos, es difícil a veces que interpreten lo que quiero hacer. El ejército nos brinda los uniformes y algunos elementos históricos, como los cañones de época, detalla.
Ahora, se embarcó en una nueva propuesta. Se trata de la producción de Sentir la Patria por los 40 años de la gesta en Malvinas. Participaron soldados en funciones que se pusieron en la piel de los combatientes y fue en Campo de Mayo.
-¿Cuándo arrancaste con todo el trabajo de producción y cómo te sentiste en medio del campo de batalla?
-Después de hacer el libro Malvinas y mi trabajo Batallas, me contactaron para recrear los 40 años de Malvinas y hacer fotos del heroísmo que no esté registrado con imágenes y revalorizar la gente que estuvo, luchó y murió. La idea era traer los momentos de los que no hay registro y acercar al héroe adelante. Ese fue el plan. Las fotos se realizaron inicialmente en Sarmiento y Pigüé, que son zonas que se parecen a Malvinas y se hicieron con integrantes de los regimientos del Ejército.
-El resultado de este trabajo son nueve obras que integran Sentir la Patria. ¿Cuál es el balance que hacés de este proyecto? ¿Vas a recorrer el país con esta muestra?
-El resultado fue bárbaro. La muestra está recorriendo el país, una logística de la que se encarga la Secretaría General del Ejército y el Ministerio del Interior. Seguimos haciendo fotos para poder sacar un libro a fin de año.
El día a día de Sentir la Patria
Este año se cumplieron 40 años de la histórica gesta de Malvinas y Gonzalo, junto a un grupo de soldados y veteranos, recrearon la Guerra de Malvinas en una producción que se realizó hace unas semanas en Campo de Mayo.
Cuando regresé al continente, de aquel primer viaje a Malvinas -recuerda- empecé a conocer más, a interiorizarme en el tema. Conversé con veteranos, y la verdad es que sus testimonios me inspiraron y conmovieron. Sé que todo lo que hice, intentando expresar lo que ellos me contaron, no llega a ser lo que realmente fue. Pero traté de recrear algunos momentos de los que no hay registro de la prensa, y de transmitir lo doloroso que habrá sido para la gente que estuvo allá.
En su búsqueda de recrear esos fatales instantes de la guerra de los que no había registro visual, el artista admitió que es muy difícil poder hacerlo en Malvinas, donde están los ingleses. Así que optaron por paisajes especiales y participaron soldados en funciones que se pusieron en la piel de los combatientes.
Como un director técnico o un coach emocional, Lauda hablaba con pasión para que aquellos que participaban se pusieran en la piel del personaje: están por salir, están agitados, corran, vamos que el combate es difícil, gritaba.
La edición, la frutilla de la torta
Más allá de cada una de las imágenes del autor, el trabajo de edición es una labor importante en la que se trabaja, codo a codo, para obtener una obra que refleje el espíritu del creador, además de que guarde un orden y mantenga la línea del relato.
Algunos de los libros que a lo largo de su historia sacó Lauda fueron editados por Eugenia Rodeyro, directora y editora fotográfica de India y La Luminosa.
Empecé por 2001 a trabajar en un espacio cultural llamado Espacio Ecléctico, que era un lugar donde se respiraba arte y tenía una fotogalería. En el marco de esa diversidad, nació en 2001, ¡ese año crítico!, la idea de hacer una Feria de Libros de Autor, cuenta a Forbes.
Eugenia admite que, después de muchos años de feriar y de hacer publicaciones binacionales con esos fotolibros, optaron por largarse a la edición para festejar la primera década de la Feria. Con su socia, Julieta Escardó, armaron un sello editorial propio y así se convirtieron en la primera editorial de fotolibros, con ediciones selladas y firmadas y de libros-objetos.
Su empresa se dedica exclusivamente a libros de fotografía; para ello se nutrió de sus conocimientos como curadora de libros de arte, de fotografías de viajes y de álbumes familiares.
En paralelo a eso, hace 8 años abrió su estudio editorial llamado India. Es un estudio especializado en contenido editorial. No es una casa editora tradicional, es como un universo que abarca la idea de trabajo integral. Para cada autor, brindamos lo que su proyecto requiere en la trazabilidad, pensamos si es solo físico, si es digital, cuál es la mejor época del año para sacarlo.
Eugenia tiene la idea de que el libro debe formar parte de un proyecto próspero en todo su recorrido. Esa es la idea rectora con la que trabajo; me gusta pensarlo así. Para llevar adelante un libro, más allá del trabajo autoral, hay muchísimas personas involucradas, como las personas que están invitadas a hacer el prólogo, la reseña, el diseño. Pienso que el proyecto es próspero para todos cuando todos tienen su espacio para hacer su trabajo con amorosidad, bien pago y que llegue a buen puerto, con pasión.
La editora se confiesa muy afortunada en hacer lo que me gusta. Es como un faro hacia dónde vamos, si todo es próspero alrededor de mi habitar, puedo progresar, resume. Su proyecto, aclara, es inclusivo porque no trabajamos solos. Así fue lo que hicimos con Malvinas. Fue buenísimo. Tuvimos la oportunidad de traer otros creadores ya que nos propusimos escribir una crónica y una poesía y, con ese material, se completó un universo.
*Fotos: Gentileza Gonzalo Lauda