Pertenecer a la meca del espectáculo internacional es como tocar el cielo con las manos. Y, si no, que lo diga Jorge del Busto, el primer argentino en exponer en el Museo de Hollywood y el primer diseñador de moda sudamericano que tiene tres diseños exclusivos en esta topísima galería; cuyos cuatro pisos albergan más de 10 mil objetos, la colección más extensa de recuerdos de Hollywood que existen en el mundo entero.
Me siento increíblemente honrado de que me hayan elegido para ser parte de este museo y poder mostrar el estilo de mis diseños, afirma emocionado el trotamundos, que nació en la diminuta ciudad misionera de Puerto Rico.
Sus diseños únicos e irrepetibles, que están en el majestuoso inmueble de la avenida Highland 1660, en la ciudad de Los Ángeles, han sido lucidos por Michael Learned, Carolyn Hennesy, Loretta Swit. Las tres mujeres son auténticos íconos de la televisión norteamericana, remarca el diseñador de moda, agregando que así como en la Argentina tenemos a Mirtha Legrand, en Hollywood hay más de 50 como la diva de los almuerzos.
Michael Learned sigue activa. Es que, a sus 83 años, encarna a Catherine Dhamer, en Dahmer - Monster: The Jeffrey Dahmer Story, la última serie de Netflix. Y es recordada por interpretar a Olivia Walton en la antiquísima serie The Waltons, que le reportaron tres de los cuatro Premios Primetime Emmy a la mejor actriz principal en una serie dramática.
En tanto que, la actriz y escritora Carolyn Hennesy, de 60 años, obtuvo una nominación a los Premios Daytime Emmy; fue nombrada Mejor Actriz de Reparto por su labor en TV Guide; recibió un premio Ovation (versión en Los Ángeles, de los Premios Tony) como Mejor Actriz de Reparto en la obra The Fan Maroo.
Mientras que Loretta Swit, de 85 años, se alzó con dos Premios Primetime Emmy a la Mejor Actriz de Reparto por interpretación en Mash; fue nominada dos veces a los Premios Globo de Oro y posee una Estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Del Busto, que ha regresado al país y tiene un confortable atelier en el segundo piso de Marcelo T. de Alvear 788, en el barrio de Retiro, todavía no puede olvidar esa jornada en la que lo tentaron a ser parte del museo. Jorge, si vos vestís a Learned, Hennes y Swit, te ponemos en el Museo de Hollywood, rememora el misionero que venía de hacer una capacitación de dos años en el Santa Mónica College, y recurría a su agenda para conectarse con los popes de los Premios EMI y vestir a las celebrities en la entrega de los mismos.
Acepto, las contacto y me pongo a trabajar en sus looks, respondió por entonces, con la misma emoción, como cuando era convocado para las red carpet, fiestas privadas, eventos benéficos o bodas de afamadas actrices, conductoras, modelos, empresarias y mujeres influyentes de gran parte Estados Unidos y Europa.
Con apellidos ilustres en su árbol genealógico
A los 53, Jorge del Busto asegura que tiene más años de residencia en USA que en la Argentina. Es que se fue del país muy joven, hace ya casi tres décadas. No por nada posee doble ciudadanía. Puede salir y regresar al territorio estadounidense, cuantas veces lo desee.
Su árbol genealógico indica que su apellido está emparentado con nombres y sucesos relevantes del país. Estoy impregnado con la historia y la alta sociedad, reconoce Del Busto, que es familiar de Ernesto Che Guevarra. No he tenido la oportunidad conocerlo, admite.
La representación gráfica de dicho árbol señala también que la recordada actriz uruguaya Trinidad Ladrón de Guevara (una sala teatral lujanense lleva su nombre) tiene parentesco con el diseñador.
Como si fuera poco, su tatarabuelo, el coronel Eugenio del Busto, que tuvo un rol activo en la historia argentina, fundó la ciudad de Bragado, capital nacional del caballo. Por eso, el logo de mi marca lleva un caballito, revela el diseñador, indicando orgulloso que una estación de ferrocarril en Río Negro fue bautizada con ese nombre y apellido.
El diseñador autodidacta tuvo su primera musa inspiradora: la abuela
Si bien nació en Misiones, Jorge del Busto se crió en Buenos Aires. Tiene dos hermanos (una mujer, menor que él, y un varón, el mayor). El diseño de moda le surgió desde muy chico. Mi primera musa fue mi abuela, una artista consumada, quien inspiró mi pasión por dibujar y diseñar durante mi niñez, destaca, confiando que a los 6 años estudiaba dibujo y pintura en una academia del sur del Gran Buenos Aires, junto a jóvenes de 18 a 24.
A los 12 hizo sus primeros dibujos de moda: ropa y tapados. Aunque su madre, Graciela Godoy, se puso muy contenta, su padre agarró los dibujos, los rompió y los tiró al fuego, diciendo que no quería un hijo que haga eso. Cinco años después, su progenitor quiso imponer su ingreso a la Escuela Naval. Imposición que él rechazó totalmente. Tiempo después, su padre se suicidó.
Apenas cumplió la mayoría de edad, Jorge del Busto decidió emigrar buscando su futuro. De Misiones, en donde vivía con su madre, partió con un pequeño bolso y muchas ilusiones a Asunción. En la capital paraguaya trabajó como profesor de educación física (en Buenos Aires se había recibido en el IPEF). También me desempeñé como actor en una novela de Carlos Lozano Dana, titulada 'Adorándote 12' y era una parodia a las novelas que hacía Arnaldo André, recuerda el diseñador, que también hacía cursos en Brasil de todo lo que tenía que ver con el fitness.
En uno de los viajes me preguntaron si era atleta de aeróbica competición", cuenta Del Busto agregando: "No, respondí. Me dijeron: 'vos tenés el cuerpo perfecto. ¿Por qué no te dedicás a esto?'. Ni bien lo escuché, a los tres meses me mudé a San Pablo. Había ahorrado bastante dinero y ganaba bien. De esa forma, por un año, me pude pagar los estudios que tuviesen que ver con competición aeróbica.
Estados Unidos, su lugar en el mundo
Con el diploma bajo el brazo regresó a Buenos Aires, armó de nuevo el bolso y compró un pasaje de avión para Estados Unidos, país adonde llegó el feriado del 4 de julio de 1994.
Cautivado por lo nuevo y junto a un amigo, Jorge del Busto recorrió estados como Chicago, New York, Washington y Filadelfia.
Cuando solo quedaban 10 dólares en el bolsillo, salió a buscar trabajo en gimnasios de Chicago. Al cabo de 30 cuadras de caminata a la redonda, fue contratado por uno de ellos. No fue una buena experiencia, porque el responsable del gimnasio, además de dar clases, le ordenó que limpiase el baño. Algo habitual que deben soportar los indocumentados.
Sin embargo, al año, conoció a dos jóvenes con las coreografías aprendidas en ese gimnasio y en San Pablo, comenzó a darles clases, en otro sitio de Chicago. Por ende, su vida comenzó a cambiar. Tras alquilar un pequeño departamento, decidió casarse con una clienta, quien prometió conseguirle los papeles. Al cabo de dos años y medio, la mujer lo abandonó.
Me planteó el divorcio, un día antes de mi competencia en el campeonato nacional de fitness en los Estados Unidos. ¡Imaginen cómo competí! Igualmente me consagré campeón y obtuve la medalla dorada, recuerda orgulloso.
Días después, Del Busto se mudó a un departamento más confortable. Una de las primeras noches, apoyado en la baranda del balcón, hizo juramento: A esta ciudad la voy a conquistar.
En 1997, el argentino fue nombrado como uno de los más elegantes de Chicago. Fui nota en diarios, como New York Times, Chicago Tribune. En las secciones de sociales me nombraban como uno de los hombres de estilo de USA, cuenta mostrando los medios de la época y reconociendo que, de allí en más, se hizo un nombre como entrenador de vida y consultor de imagen.
Cinco años después, en Los Ángeles, creó su primera fragancia, llamada Energy Up, y también comenzó a diseñar prendas deportivas, tanto para hombre como para mujer. La idea era hacer ropa de ejercicio. Porque veía a todas mis clientas que salían de hacer ejercicios, pero no sudaban, rememora.
Siete años después regresó a Chicago. Lo primero que hizo fue vender su fragancia y con el dinero pudo inaugurar una tienda conceptual, en donde había arte, vinos, fitness y moda. Pero el negoció fracasó por la depresión económica en el país del norte. Perdí todas mis inversiones, cerré mis negocios y tuve que despedir a mi equipo. Decidí regresar a la Argentina, más precisamente a Mendoza, contó el diseñador.