El crecimiento del vermut visibiliza claramente varias de las tendencias de consumo actual en el mundo, que, según datos de Kantar, se replican en Argentina. El consumidor se volvió proclive a las opciones de baja graduación alcohólica, privilegia los ingredientes naturales, y revaloriza los vínculos y la cercanía, además de la producción local y los productos de origen.
El consumo en el hogar es una tendencia que vino para quedarse. También, postpandemia surge con fuerza el 'tardeo': frente a la necesidad de cortar el día de trabajo dentro de casa, nace el deseo de salir de tapas por la tarde. En este momento de consumo, pisa fuerte el vermut por ser una bebida ligera y con baja graduación alcohólica que permite disfrutar el momento en compañía de una picada y amigos.
Los nuevos vermuts premium crecen apalancados en la localía de los ingredientes, y lo hacen más prolíficamente en aquellos países que son reconocidos mundialmente por sus vinos: Estados Unidos (en California), Australia, Sudáfrica, y por supuesto, Argentina.
El auge del vermut como tendencia
Luego de un período en el que el consumidor local miraba al mundo en busca de las últimas tendencias, encontró en las tradiciones locales el espacio para desarrollar nuevos hábitos con características propias y modernas. Los bares y confiterías se remodelaron manteniendo su estilo, los restaurantes clásicos volvieron a llenarse de gente y se crearon nuevas vermuterías que toman la tradición y la adaptan al mundo contemporáneo.
Impulsado en parte por el movimiento artesanal y apoyado por las preferencias de consumo de las generaciones más jóvenes, el vermut representó en 2021 una categoría de 1.5 billones de dólares, según IWSR.
A nivel mundial, y según las estimaciones del sector, desde 2012 se crearon unas 100 marcas nuevas de vermut en todo el mundo. Las expectativas y la confianza en la categoría son altas.
Cinzano lanzó Segundo: un nuevo vermut a base vino Malbec con hierbas y botánicos locales
“El lanzamiento de Cinzano Segundo acompaña el crecimiento del Cinzano Rosso. Apuntamos a mantener nuestro liderazgo en el segmento standard y ahora, ganar en el premium”, marca Estefanía Jacobs, Gerenta de Marcas de Grupo Campari, en una charla con Forbes, y agrega: "Ambos productos son foco en nuestra estrategia de desarrollo de la categoría vermut, porque apuntan a diferentes públicos, tienen características organolépticas distintivas”.
-¿Cómo ves el panorama actual de la industria del vermut en Argentina? ¿El auge de los vermuts artesanales cambió el consumo de las marcas más tradicionales e industriales?
-El crecimiento en el consumo del vermut es un reflejo de varias de las tendencias actuales, impulsado además por el surgimiento de numerosas opciones artesanales de fuerte impronta local. Esto promovió el crecimiento de las bebidas con menor graduación alcohólica, más livianas y refrescantes; y le dio relevancia a la oferta proveniente de pequeños productores y de negocios de cercanía. Y este auge incluye tanto los vermuts tradicionales como los nuevos artesanales.
En Argentina, uno de los drivers del crecimiento en el consumo de vermut fue los nuevos consumidores reclutados por la constante innovación de nuevos vermuts locales en el segmento premium. Cinzano Segundo apuesta a profundizar ese crecimiento, captando ese público. Queremos hacer que ese vermut sea el puente entre las costumbres de siempre, esas bien argentinas, y las nuevas costumbres de millennials y centennials. Todas las tradiciones se renuevan, incluso la de Cinzano. Nuestra experiencia e historia son el punto de partida de una nueva generación. Por eso lanzamos Cinzano Segundo.
Nuestro principal objetivo a la hora de planificar su lanzamiento fue reforzar nuestro liderazgo y trabajar sobre una innovación 100% local, usando vino Malbec como base, en un nuevo producto pensado para competir en el segmento premium y a la vez sumar a nuevos consumidores.
-Este nuevo lanzamiento tiene materias primas de Mendoza, San Pedro y Pehuajó. ¿Cómo fue esa búsqueda de contar con la fuerte impronta local? ¿Se decidió desde el principio?
-La idea surge a partir de 2 causas principales: por un lado, realizamos estudios entre nuestros consumidores que muestran que éstos están valorando cada vez más las propuestas que incorporan ingredientes locales y autóctonos. Por otro lado, el vermut es una categoría que está en auge y están apareciendo nuevos vermuts que cuentan con esta fuerte impronta de localía.
Nosotros como líderes de la categoría no estábamos participando de esa nueva tendencia, y con Segundo reforzamos nuestra posición de ser referentes a través de toda la categoría. Y además, lo que se vislumbra en el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafés) es que comienzan a resurgir las vermuterías, restaurantes de platitos y bares de vinos.
Cinzano Segundo se caracteriza por contar con una fuerte impronta local en su base vínica de Malbec, y en hierbas y botánicos regionales argentinos, respondiendo a esas demandas.
-¿Cuántas personas participaron de la creación de Cinzano Segundo?
-Fue un desarrollo de Campari Group Argentina con sus equipos de marketing e innovación en conjunto con el equipo global.
-¿Cuánto de lo que se produce acá se exporta y cuánto porcentaje del producto terminado se importa?
-Por el momento el foco está en el desarrollo y abastecimiento del mercado local.
Campari Group opera en 120 países y Argentina está en el top 10 dentro de los mercados más relevantes, Por otro lado, nuestro país representa el 50% de la facturación global de la marca (lo sigue Rusia, con un 10%), con lo cual esta posición privilegiada “nos permitió ser el primer país en desarrollar una variedad local de vermut para Cinzano fuera de Italia”, cuenta la ejecutiva.
El nuevo aperitivo del grupo Campari cuenta con dos maceraciones: el mix de hierbas “secretas” de Cinzano Rosso se maceran en la base vínica, y luego se combinan con la maceración vínica realizada a partir de las hierbas locales (manzanilla y artemisa cuyana). El blend se completa con la presencia de especias y frutas: los aromas naturales de la canela, y la piel de naranja.
“A la vista, ofrece un color rojo purpúreo. En nariz es expresivo y regala aromas a frutas negras que recuerdan a la ciruela, típicas del Malbec argentino, a su vez, aparecen leves notas a hierbas y especias que recuerdan a la canela, en boca es exuberante, frutado, herbal y envolvente”, concluye la sommelier Agustina de Alba.