Muchos expertos en organización incitan a las personas a realizar listas de tareas pendientes para que puedan ordenar su día y ser más productivos. Sin embargo, este método no les funciona a todos. ¿Por qué?
1. Sos una persona extremadamente descuidada: no las cumplís
No cuidas mucho qué hacés y qué no a lo largo de la semana. Y si se queda algo inacabado o pendiente de realizar, no te estresás, no pasa nada. ¿Para qué hacés entonces una lista que no vas a cumplir?
2. Te ponés nervioso cuando se te acumulan las tareas: te causan ansiedad
Si sos una persona que se estresa fácilmente con las tareas pendientes, no te recomiendo que hagas una lista en la que plasmes absolutamente todo lo que tenés que hacer. Como mucho 4 o 5 tips destacados de lo más importante en esa semana. Además, andá tachando lo que vayas cumpliendo.
3. Sos una persona rutinaria: siempre ponés lo mismo
Hacés listas por rutina aunque llevás haciendo lo mismo los últimos dos años. Tus tareas y trabajos pendientes están ya más que arraigados en tu vida, así que ahorrate el tiempo de hacer la lista. Si surge algo imprevisto para esa semana en concreto, apuntalo, pero evitá obviedades rutinarias.
4. Sos despistado: las perdés o te olvidás
Sí, hacés la lista. Y sí, te vendría bien cumplirla. Pero quizás no le des tanta importancia, porque a los dos días no sabes ni siquiera dónde la guardaste. Probá a hacerla en formato online o a poner alarmas diarias en tu smartphone o email con tareas a realizar.
*Nota publicada en Forbes España