Los dólares de las inversiones internacionales no llegan y los de los turistas que visitan el país entran a cuentagotas. Según datos publicados por el Sistema de Información Turística de la Argentina, en base a estadísticas de Migraciones, en mayo la cantidad de turistas internacionales cayó un 30% con respecto al mismo mes de 2023, registrando el peor resultado para ese periodo de los últimos 17 años.
Los hoteles lo sienten, pero lo sobrellevan gracias a una estrategia que comenzó años atrás y se reforzó durante y luego de la pandemia: se convirtieron en espacios de recreación por fuera del hospedaje.
Hoy, los establecimientos hoteleros tienen un lineup de activaciones y propuestas que los locales siguen atentos, desde noches con DJ en vivo en el rooftop del Hotel Madero hasta festivales gastronómicos en Palacio Duhau Park Hyatt o pool days con música en vivo y cócteles en Sheraton. El calendario rebosa de actividades que transforman el negocio de la hotelería.
Cambio de hábitos
La pandemia del coronavirus cambió las costumbres asociadas a los viajes e impuso transformaciones que siguieron vigentes cuando el mundo recuperó su ritmo habitual. Por un lado, aceleró y reforzó una actividad que había empezado como un fenómeno local en Estados Unidos. Allí, durante la crisis del petróleo de 2008, cuando el precio del combustible trepó a niveles récord, los estadounidenses empezaron a vacacionar a pocos kilómetros de sus hogares, hospedándose en hoteles cercanos o incluso dándose “caprichos” -un día de spa, cenar afuera toda la semana- sin salir de la ciudad donde vivían.
Siempre atentos a identificar tendencias, eligieron el término “staycation”, de combinar stay (quedarse, estar) y vacation (vacaciones) para nombrar, y de paso edulcorar, el efecto que la crisis había causado en los hábitos vacacionales. Hoy, esa palabra compuesta acumula 90 millones de resultados en el motor de búsqueda de Google. Pero ni siquiera hace falta apelar a la rigidez de los números: alcanza con observar las costumbres propias o las de personas cercanas para convalidar el fenómeno.
Los viajes de negocios también están cambiando desde la postpandemia: un informe publicado el año pasado por la consultora norteamericana Morning Consult señaló que “el porcentaje de adultos en los EE.UU. que dice viajar por negocios es un 18% más bajo que en un año típico antes de la pandemia”. Y concluyó que no “habrá un retorno a la normalidad” en esta materia.
“Luego de la pandemia, los viajes corporativos se limitaron a los casos en los que las reuniones con presencialidad fueran estrictamente necesarias. El resto de los viajes pasaron a suplirse por videollamadas”, señala Cecilia Hovsepian, directora de Ventas y Marketing de Sheraton Buenos Aires, uno de los hoteles preferidos de los viajeros de negocios por su enorme centro de convenciones.
Época de vacas flacas
Los cambios en las costumbres de los viajeros internacionales delinean un panorama poco alentador, pero la situación se complica aún más a nivel local debido al contexto económico desfavorable. Argentina está cara en dólares y eso afecta el turismo de compras de quienes viven en países limítrofes. Un informe publicado por IREAL, de Fundación Mediterránea, lo cuantifica: “La merma en el poder adquisitivo de chilenos y brasileños para comprar en la Argentina fue de entre el 38% y el 42% en los últimos cinco meses”.
En los hoteles lo sienten. “Observamos una baja en la afluencia de turismo latinoamericano. En particular, de turistas provenientes de Brasil, quienes suelen elegirnos en esta época del año”, señalan desde Palacio Duhau Park Hyatt. En Sheraton Buenos Aires coinciden: “El turismo de países limítrofes se ve afectado rápidamente cuando hay variables económicas que dejan de hacer atractivo el tipo de cambio durante la visita. Notamos una baja en la demanda en relación al año anterior pero marcada especialmente por la falta de grandes eventos en la ciudad, como congresos o eventos deportivos”.
“Ahora volvimos a estar caros, pero más allá de esos altibajos, sentimos que estamos volviendo a lo que era antes de la pandemia, cuando había temporadas altas y bajas”, cuenta Antonella Scoccimarro, gerente de Marketing de Hotel Madero.
Al mal tiempo, buena cara
Por naturaleza, la industria de la hospitalidad le pone buena cara al mal tiempo. Pero la pandemia les dio un máster en esa aptitud, cuando los hoteles se vieron obligados a desarrollar paquetes y activaciones para locales, encendiendo una chispa creativa que llegó para quedarse.
Un ejemplo: Red Boutique, la tienda del restaurante Red del Hotel Madero, antes de marzo de 2020 funcionaba solo como take away, pero la necesidad impuso el delivery e inauguró una unidad de negocios exitosa. “En la pandemia empezamos a hacer delivery y tuvo una recepción increíble, por eso lo mantuvimos y lo fuimos mejorando. El delivery permitió que nos conozcan de otras zonas, no solo los vecinos, y gracias a eso hoy hacemos catering en lugares alejados al hotel, como zona norte”, cuenta Scoccimarro.
Casa Lucia, perteneciente a la cadena española Único Hotels, abrió sus puertas en enero de este año, por eso desde sus inicios lidia con un contexto poco favorable, pero el hotel de lujo más nuevo de la ciudad no se amedrentó. “La caída del turismo se hizo notar. Amén de ello, hemos implementado diferentes estrategias de marketing y comerciales que nos permitieron atravesar estas circunstancias y continuar con nuestro posicionamiento”, señala Soledad Aquilano, Revenue & Marketing Director. En este cinco estrellas, la gastronomía marcó una apuesta fuerte desde el primer día, con Le Club Bacan como bar y Cantina como restaurante. Allí ofrecen desde catas de vino guiadas hasta DJ Sessions y live music. Los locales disfrutan estas experiencias, tanto que conforman el 70% del público que se acerca a los outlets gastronómicos del hotel.
Fuera de carta
Con propuestas como el Masters of Food & Wine, una iniciativa global de la marca Hyatt, Palacio Duhau Park Hyatt fue uno de los pioneros en agitar la agenda gastronómica local. En este evento, que se convirtió en un favorito de los sibaritas porteños, los chefs del hotel, junto a colegas invitados, intervienen diferentes espacios del palacio con estaciones gastronómicas en las que comparten sus creaciones con el público. Además, hay stands de bodegas y música en vivo para animar esta velada que se repite varias veces en el año.
También cotiza alto su Ciclo de Bodegas, con hasta seis fechas agotadas del mes. El éxito de los eventos en torno al vino es tal que este año lanzaron uno nuevo, “Cena con Enólogos”, una comida estilo fine dining en compañía de los enólogos más reconocidos del país. Y ya tienen en carpeta otra novedad: Terra-Viva, un encuentro para 10 personas que conectará productores, enólogos y amantes de la gastronomía. “Las experiencias locales inmersivas y la alta gastronomía son dos pilares fundamentales de la marca Park Hyatt”, resume María Eugenia Motter, Marketing & Communications Associate Director del hotel.
Desde las alturas de su terraza, Hotel Madero se alzó como un faro en la zona con fiestas temáticas a las que bautizaron “Rooftop”. “Ya es una marca nuestra. El mes pasado no tuvimos porque el salón estaba cerrado por reparaciones y la gente nos consultaba por qué no había. Siempre recibimos mensajes preguntando cuándo es la próxima edición”, cuenta Scoccimarro. También son de la partida otra clase de activaciones como catas de vino, clases de coctelería, acústicos en el bar, noches de jazz, workshops de pintura, de flores.
En los hoteles Grand Brizo, de la cadena Álvarez Argüelles Hoteles, diseñan actividades especiales según el calendario comercial y otras a lo largo de todo el año, como catas, talleres, tardes de té, desfiles. “Estas acciones nos permiten traccionar nichos que no son los habituales del hotel. Ya sea con un pop up, un workshop de manualidades o una cata de whiskys, se intenta cautivar a un nicho adicional al que tenemos diariamente hospedándose o en nuestros restaurantes y bares”, explica Micaela Fernández Laya, gerente General de Grand Brizo La Plata.
La sexta estrella
La gastronomía se alza como la vedette del rubro. En los últimos años, los mejores hoteles de la ciudad se esforzaron en mejorar sus outlets gastronómicos y lograron convertirlos en restaurantes y bares destacados.
Uno de los últimos en renovar su propuesta culinaria fue Sofitel Buenos Aires. Para eso, convocaron al chef Julián Galende, quien se encargó de la puesta a punto de Alma, el restaurante del hotel, y Mona Gallosi, la reconocida bartender que diseñó los cócteles de autor de Felicia, el bar. En estas nuevas apuestas el énfasis está puesto en la impronta culinaria argentina. “A nivel mundial, en Sofitel reina el concepto de French Zest, que propone celebrar la cultura local de cada país, agregando ese 'toque francés' distintivo de esta cadena de lujo, por eso se fusionan sabores autóctonos, productos locales y el toque francés de la delicadeza, la técnica y la atención al detalle”, detalla Juana Gimeno, manager de Marketing y Comunicación del hotel. Tanto en Felicia como en Alma hay pop ups todos los meses; allí los anfitriones reciben a colegas y crean menús a cuatro manos.
Atentos a las tendencias culinarias, a comienzos de 2022, el clásico restaurante Gioia de Palacio Duhau Park Hyatt transformó su cocina en una propuesta 100% plant based y se consolidó como una de las referencias del segmento. Allí, bajo el término “Take Over” realizan pop ups en los que invitan a chefs de cocina “tradicional” a desafiarse y crear un menú a base de plantas. Ya pasaron por el ciclo los respetados Alejandro Feraud, Julio Baéz y Cristina Sunae, entre otros.
En la pâtisserie del palacio también hay agite: el año pasado sacaron el mostrador de la tienda a la Avenida Alvear e invitaron a expertos del mundo del café de especialidad y la pastelería, todo animado con música en vivo. “Siempre hay largas filas, sold out de productos y mucho engagement en redes sociales. Esos parámetros nos hacen saber que los Pop Ups son grandes favoritos del público local”, asegura Motter. Tal es así que sumaron un nuevo festival: Duhau Pâtisserie Festival, una tarde en los jardines del hotel con estaciones en vivo, pasteleros invitados, bodegas y más.
Grand Brizo Buenos Aires aportó una interesante iniciativa al calendario foodie: “Manos en la Tierra”, en la que el chef Ejecutivo del hotel, Luciano Ratti, dedica una noche al mes a una cocina regional del país. En mayo fue el turno de la “Noche de la Pampa Húmeda”, en junio del “Litoral argentino” y así sucesivamente.
Sheraton Buenos Aires Hotel sumó este año un nuevo spot para los amantes de los vinos, su vinoteca, Tupungato Winery, donde realizan degustaciones y catas. Los restaurantes de este hotel, que ya cumplió 50 años, se posicionan fuerte en el público local, como señala Hovsepian: “El servicio de té por la tarde en Park Tower es muy requerido, también los brunch del domingo en Buono Italian Kitchen”.
Los hoteles dejaron de ser lugares donde solo se escucha hablar en otros idiomas o en un español con tonada extranjera: todas las fuentes consultadas señalan que entre el 70% y el 90% del público que asiste a los bares y restaurantes de estos establecimientos son argentinos, incluso vecinos de la zona. “Cambia, todo cambia”, como decía la canción. Los hoteles también.