La única deshidratadora de Unilever está en Mendoza: así es la planta de Knorr que procesa verduras y hortalizas para la Argentina y el exterior
La planta de Knorr en la localidad de Guaymallén es la deshidratadora más grande de la Argentina. Emplea a 95 personas de forma directa y proceso vegetales que luego se utilizarán como ingredientes de sopas y caldos, entre otros productos de la marca.

Con poco más de 280.880 habitantes, Guaymallén es una localidad que forma parte del área metropolitana conocida como Gran Mendoza y que ofrece distintas opciones para disfrutar del turismo vitivinícola y gastronómico así como de aventura y cultural. En 1964, se inauguró allí una planta de deshidratación de vegetales, que es considerada un establecimiento modelo. Entonces, pertenecía a Refinerías de Maíz.

En manos de Unilever desde 2005, es la única deshidratadora que tiene el gigante de consumo masivo en el mundo y es, también, la más grande de la Argentina. 

Utilizada por Knorr --una marca que, según datos de la firma, se encuentra presente en el 80% de los hogares argentinos--, recibe anualmente 15.000 toneladas de vegetales crudos, que se traducen en 3.200 toneladas de vegetales deshidratados entre escamas, granulado y polvo.

 

La planta, que emplea a unas 95 personas de forma directa (55 en el área de producción), cuenta con tres líneas de producción y está conectada con 10 fincas de las provincias de Mendoza, San Juan y Córdoba.

Allí se trabaja con agricultores locales y se deshidratan 12 verduras y hortalizas (zanahoria, zapallo, espinaca, albahaca, repollo, puerro, tomate, ajo, papas, pimiento rojo, cebolla y batatas), de acuerdo a la estacionalidad, que luego serán utilizados como ingredientes para elaborar caldos y sopas, entre otros productos que comercializa Knorr

Forbes Argentina visitó la planta en abril y fue testigo del proceso de deshidratación de zapallos. En un solo día, se procesan 60.000 kilos de zapallo fresco, a razón de 20.000 por turno.

 

Se trabaja con distintas variadades, como el zapallo Aconcagua, de uso industrial, que fue desarrollado de forma conjunta entre Unilever y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), al igual que la cebolla Alfredo y la zanahoria Nara. La compañía trabaja desde hace años con este organismo con el objetivo de lograr desarrollos tecnológicos de cultivos que cuiden el ambiente y a la comunidad. 

Cómo se deshidrata un vegetal

El proceso de deshidratación consiste en introducir los vegetales en hornos de secado, donde reciben aire caliente y se logra disminuir el porcentaje de humedad hasta un 6 y un 8%. La planta cuenta con siete hornos semicontinuos, que trabajan con 10 bandejas, donde circula aire caliente por su interior, provocando evaporación y reducción del líquido. En otras palabras, al vegetal se le saca el agua y el rendimiento es variable. por ejemplo, el ajo rinde 30% y la cebolla, 18%. El promedio es 10%. Desde que el vegetal ingresa fresco hasta que sale desidratado pueden transcurrir entre 12 y 15 horas.

 

"El circuito de deshidratación permite conservar los nutrientes de los vegetales y preservar su sabor, no requiere adicionar conservantes, extiende la vida útil sin necesidad de refrigerar, respeta el ciclo natural de los vegetales propios de cada temporada con abastecimiento todo el año, permite la rehidratación del vegetal a la minuta y en poco tiempo, reduce el espacio de almacenamiento, facilita el transporte y reduce mermas y desperdicios", compartieron desde la firma. 

El 90% de la materia que se deshidrata en la planta de Mendoza (que opera las 24 horas de lunes a sábado) se destina al mercado interno, mientras que el restante se exporta a otras plantas de Unilever ubicadas en Brasil, Alemania y México. Sí, algunas de las sopas o caldos que se consumen en Europa y en otros países de América Latina tienen ingredientes cultivados en Mendoza, donde la compañía pone cada vez más fichas al desarrollo de la agricultura regenerativa, basada en prácticas que generan impactos positivos en la salud del suelo, la biodiversidad, la calidad del agua, la resiliencia climática y la rentabilidad agrícola, al mismo tiempo que preserva la fauna y flora y genera un impacto positivo para las personas locales.