Nuestras decisiones diarias dan forma a nuestras experiencias, ya sean tan mundanas como elegir una manzana de una verdulería o tan importantes como elegir una casa para comprar. Cada elección que hacemos es la culminación de procesos conscientes e inconscientes. Pero, ¿te planteaste alguna vez hasta qué punto nuestros ojos, y en concreto tus movimientos, intervienen en estos procesos?

Por ejemplo, al comprar por Internet. Imaginate que estás en una página web buscando unos zapatos nuevos. Pasás el mouse por encima de varias imágenes, leés las descripciones, comprobás los precios y mirás desde distintos ángulos. Sin darte cuenta, tus ojos se detienen un poco más en un par concreto.

Para el observador casual, se trata de un simple vistazo, pero los sofisticados algoritmos de seguimiento ocular pueden detectar esta sutil permanencia. A partir de estos datos, los vendedores pueden entender qué productos son más atractivos para los consumidores. En otras palabras, incluso antes de hacer clic en "Añadir al carrito", es posible que tus ojos ya hayan tomado la decisión de compra.

A continuación presentamos dos hallazgos con base científica que resaltan el poder de nuestra mirada en la toma de decisiones.

1. Nuestros ojos toman decisiones más allá de nuestro conocimiento consciente

Un estudio reciente demostró que nuestros ojos pueden revelar las decisiones que estamos tomando, incluso si no somos conscientes de ello. Esta conexión ojo-cerebro, especialmente los sutiles movimientos oculares conocidos como sacadas, revela pistas sobre nuestros procesos cognitivos.

A continuación se explica cómo funcionó el estudio:

• Ocho participantes se sentaron frente a una pantalla y se les mostraron patrones de puntos en movimiento. Su tarea consistía en determinar la dirección en la que se movían los puntos.
• Al principio, los participantes miraban fijamente a determinados puntos de la pantalla para calibrar el equipo que seguía sus movimientos oculares.
• A medida que aparecían los puntos en movimiento, los ojos de los participantes mostraban un comportamiento fascinante: empezaban a moverse sutilmente en una dirección específica incluso antes de que los participantes pulsaran los botones para indicar sus decisiones.
• Curiosamente, incluso cuando a los participantes se les encomendaba otra tarea (como mover las manos hacia un punto determinado), sus ojos seguían delatando sus decisiones sobre la dirección de los puntos.

Podría pensarse que se limitaban a observar o seguir el movimiento de los puntos. Sin embargo, la sincronización y el patrón de estos sutiles movimientos oculares indicaban algo más profundo. 

No eran simples reacciones al movimiento de los puntos. Parecían preceder a la decisión consciente, lo que sugería que los ojos reflejaban un proceso de toma de decisiones que aún estaba en marcha en el cerebro. Es como si los ojos se colaran en los pensamientos de los participantes antes de que se dieran cuenta de que habían tomado una decisión.

La esencia de este estudio es que nuestros ojos, a través de sus pequeños movimientos, pueden insinuar decisiones que nuestro cerebro está procesando incluso antes de que las reconozcamos o expresemos conscientemente. Esto ocurre incluso cuando estamos ocupados con otras tareas. La relación entre nuestros ojos y nuestro cerebro es así de íntima.

2. Las señales visuales podrían explicar nuestras decisiones de compra

Los movimientos oculares no sólo son reveladores de nuestros procesos cognitivos. También desempeñan un papel importante en nuestras decisiones de compra, especialmente cuando se trata de comprender el comportamiento del consumidor.

Un estudio publicado en 2020 en Frontiers in Psychology se centra en el poder de la atención visual para influir en estas decisiones. En el estudio, los investigadores utilizaron tecnología de seguimiento ocular para observar las preferencias de 28 niños de entre 7 y 12 años.

Los dividieron sistemáticamente en dos grupos. Al primer grupo se le mostró una variedad de iconos, mientras que al segundo se le presentó un surtido de juguetes. El estudio se estructuró en fases. 

Inicialmente, los niños observaron una disposición específica denominada "Alternativa de elección forzada". En esta disposición, se obligaba a los niños a hacer una elección entre las opciones, "forzando" así una decisión entre las "alternativas" disponibles.

En la segunda fase, se les permitía una interacción más libre, en la que elegían los elementos que más les atraían. Para captar sus preferencias de forma más explícita, cada niño puntuó posteriormente los artículos, marcándolos en un espectro de agrado o desagrado.

Los resultados fueron fascinantes. Observando la duración y la intensidad de la mirada de un niño en los momentos finales antes de tomar una decisión, los investigadores pudieron predecir con notable exactitud (71,2% en el caso de los iconos y 67,2% en el de los juguetes) qué objeto elegiría el niño. Esta prueba consolida el concepto de que nuestra atención visual puede revelar mucho sobre nuestras decisiones e inclinaciones subyacentes.

Conclusión

La intrincada danza de nuestros movimientos oculares ofrece algo más que una visión pasiva del mundo. Más bien son indicadores predictivos de nuestras decisiones inminentes. 

A medida que los avances tecnológicos como el seguimiento ocular siguen evolucionando, sus aplicaciones potenciales en la investigación de mercados, el diseño de productos y los estudios de comportamiento son cada vez más profundas. Reconocer este poder desaprovechado de nuestra mirada puede aportar información valiosa para comprender el comportamiento de los consumidores y los procesos de toma de decisiones.

*Con información de Forbes US