Cuando la catedral de Notre Dame ardió el 15 de abril de 2019, el mundo contuvo la respiración. Las llamas consumieron la estructura centenaria, derribaron su icónica aguja y dejaron una herida abierta en el corazón de París. El incendio fue más que una pérdida arquitectónica; representó una tragedia cultural y un recordatorio de lo frágiles que pueden ser incluso los símbolos más duraderos.
Hoy, casi cinco años después, Notre Dame se está levantando de las cenizas. Con su reapertura programada para el 8 de diciembre, la restauración de la catedral se convirtió en un testimonio de resiliencia, combinando artesanías ancestrales con tecnología de punta. A través de un acceso exclusivo otorgado a National Geographic, el fotógrafo Tomas van Houtryve documentó este monumental esfuerzo, ofreciendo una visión profunda de uno de los proyectos de restauración más ambiciosos de la historia.
Tuve la oportunidad de hablar con van Houtryve sobre su experiencia y los desafíos únicos que enfrentó al capturar esta obra titánica.
Un emblema histórico y cultural
Notre Dame fue el centro de París desde el siglo XII, con sus majestuosas agujas y vitrales representando la cúspide de la arquitectura gótica. Más allá de su grandeza física, la catedral tiene un profundo significado cultural y espiritual. Fue escenario de momentos históricos, desde la coronación de Napoleón hasta la liberación de París durante la Segunda Guerra Mundial, siendo testigo de siglos de historia humana.
"Cuando ocurrió el incendio, fue como si a todos los parisinos se nos erizara la piel", recordó van Houtryve. "Dábamos por sentado que Notre Dame era eterna. Esa noche sentimos que una parte de nuestra alma cultural estaba ardiendo", dijo.
El fuego destruyó el techo, la estructura de madera y la aguja, amenazando también tesoros insustituibles en su interior. Sin embargo, se lograron salvar artefactos clave como la Corona de Espinas y los rosetones, lo que alimentó la esperanza de una restauración.
Documentar la historia en tiempo real
Para van Houtryve, documentar la restauración fue tanto un honor como una responsabilidad. "Fue como estar en la sala de operaciones del hospital cuando tu abuela está enferma, un momento crucial en nuestras vidas culturales", expresó. La colaboración de National Geographic con Rebâtir Notre-Dame de Paris le permitió un acceso inusual al sitio, permitiéndole presenciar la historia en pleno desarrollo.
Uno de los momentos más impactantes para el fotógrafo ocurrió al inicio del proceso. "Estar sobre una grúa hidráulica, sobre el agujero donde antes estaba la aguja, fue inolvidable", relató. "Era como mirar al ojo de un monstruo. Pero en mi última visita, ver ese agujero cerrado con bóvedas fue como observar cómo una herida cicatriza", comentó.
La restauración: artesanía e innovación
El trabajo para restaurar Notre Dame es un delicado equilibrio entre honrar sus orígenes medievales e integrar avances modernos. Artesanos recrearon minuciosamente la estructura de madera utilizando robles de 1.000 años, mientras que los albañiles replicaron con precisión las piedras medievales.
La tecnología desempeñó un rol vital en el proceso. Ingenieros usaron escaneos 3D para mapear la estructura dañada y drones ofrecieron vistas detalladas del interior. Van Houtryve aplicó esta dualidad en su trabajo, combinando técnicas fotográficas tradicionales y modernas.
"Volar drones en interiores fue estresante", declaró. "Sin GPS, tenés que pilotear manualmente todo el tiempo. Un movimiento en falso y podría haber dañado algo irreemplazable. Me sudaban las manos cada vez que lo hacía", agregó.
En homenaje a la historia, también utilizó una cámara de madera del siglo XIX y un laboratorio portátil para capturar fotografías en placas de vidrio. "La última gran restauración de Notre Dame ocurrió en el siglo XIX, así que usar esa cámara fue como crear un puente entre el pasado y el presente", remarcó.
Superar obstáculos en el campo
Fotografiar el interior de Notre Dame presentó desafíos únicos. La alta contaminación por plomo obligó a van Houtryve a usar trajes de protección y respiradores, mientras que las alturas extremas pusieron a prueba sus habilidades. Por suerte, su experiencia en escalada y entrenamiento especializado con técnicos de acceso por cuerdas lo prepararon para estas exigencias.
"Usé cada habilidad visual que aprendí en mi vida", reflexionó. "Desde fotografía arquitectónica hasta procesos históricos en placa húmeda, todo fue necesario para hacerle justicia a esta historia", indicó.
Un llamado global para preservar el patrimonio
Para van Houtryve, la restauración de Notre Dame lleva un mensaje universal sobre la importancia de preservar el patrimonio cultural y natural. "Momentos como el incendio nos recuerdan cuánto valoramos estos lugares y lo fácil que es darlos por sentado", dijo. "Cuando realmente te importa algo, es increíble lo que se puede hacer para salvarlo", afirmó.
El fotógrafo espera que sus imágenes inspiren un compromiso renovado con los esfuerzos de conservación en todo el mundo. "Al mirar Notre Dame, vemos lo que es posible cuando se unen restauración y preservación. Es un recordatorio de que podemos aplicar la misma dedicación a nuestros monumentos culturales que a los naturales", sostuvo.
Una visión restaurada
Mientras Notre Dame se prepara para reabrir, su transformación es un testimonio de la resiliencia e ingenio humano. Desde el meticuloso trabajo de los maestros artesanos hasta las tecnologías innovadoras que guían el esfuerzo, la catedral se erige como un símbolo de lo que se puede lograr cuando nos unimos para proteger nuestro patrimonio compartido.
Para van Houtryve, la catedral restaurada deja una lección profunda. "Una catedral antigua no tiene que verse desgastada. Cuando se construyó, lucía nueva y limpia, y así se ve ahora. Es un recordatorio de que con suficiente cuidado y compromiso, podemos restaurar incluso los tesoros más frágiles", concluyó.
La historia de Notre Dame está lejos de terminar. Al reabrir sus puertas, invita al mundo a ser testigo no solo de su resurgimiento, sino también del poder perdurable del esfuerzo humano colectivo para reconstruir, preservar y proteger lo que más importa.
*Con información de Forbes US