Catorce balazos y una nota pobremente escrita en un papel pegado a una persiana alcanzaron para dejar más que magullados tres cosas demasiado importantes: la "marca Rosario", la "marca Argentina" y el sueño de Lionel Messi de jugar alguna vez con la camiseta de Newell's Old Boys.
"La violencia narco en Rosario y la amenaza mafiosa a Leo Messi indudablemente le pegan en la línea de flotación tanto a la marca Rosario como a la marca Argentina", aseguró a Forbes Argentina Andy Stalman, un argentino radicado en España que sabe muy bien de lo que habla.
Stalman, conocido como "Mister Branding", ha contribuido a diseñar y potenciar marcas de compañías, instituciones, ciudades y países en todo el mundo. Gran conocedor además del fútbol, vivió el Mundial de Qatar 2022 como espectador en los estadios del emirato.
El tricampeonato de Argentina y el éxito de Messi se convirtieron en un potente impulso a nivel marca para el país y la ciudad natal del jugador. Dos meses después, ese impulso se frenó.
"Messi es una de las cinco personalidades más reconocidas y queridas del planeta, no lo olvidemos", señala Stalman. "Esto va a afectar negativamente a ambas marcas y pueden generar un sinfín de repercusiones, preocupación y temor entre potenciales visitantes y turistas".
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"Pueden disminuir la confianza en la seguridad del país y de la ciudad. La imagen de Argentina se va a ver perjudicada como un destino turístico seguro y atractivo para visitantes internacionales. También puede desalentar a empresas extranjeras a invertir en Argentina, y por supuesto, afectar a lo que tiene que ver con un destino tan atractivo como es el país".
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"Quizás la única buena noticia es que ahora el tema está en la agenda política como un tema que no se puede ignorar más. La gente vive en un lugar peligroso e inseguro", añade Stalman.
El tercer afectado es el proyecto personal de Messi de jugar alguna vez en Newell's. En su juventud, el hoy delantero del Paris Saint Germain fue tentado decenas de veces para que vistiera la camiseta de España. Su respuesta fue, siempre, un "no, mi sueño es jugar para Argentina". Y jugar para Argentina implicaba, en algún momento de un futuro lejano, regresar a Rosario un tiempo y darse el gusto de vestirse de rojinegro y recorrer los estadios de Argentina, ese país que dejó en la preadolescencia.
Ya desde hace años, el gran obstáculo era la compleja situación de la seguridad en la segunda ciudad del país. No importaba lo poco que pudiera pagar Newell's, porque de lo que se trataba era de cumplir un sueño. Claro, Messi era y sigue siendo enormemente competitivo, el mejor jugador del mundo. Había tiempo de sobra para cumplir el sueño de Newell's. ¿Sigue habiéndolo? Messi y Antonela Roccuzzo priorizan lo que priorizaría cualquier pareja: la seguridad de sus tres hijos.
Acostumbrados a vivir en una Barcelona en la que la criminalidad es baja, hoy se mueven en las mejores áreas de París. Rosario, pese a que regresan todos los años, ya no es lo que era: la vida pasa hoy por "Kentucky", un barrio cerrado en las afueras de la ciudad.
Quizás no haya un Messi vistiendo la camiseta de Newell's, quizás el Inter de Miami, donde David Beckham mantiene desde hace tiempo una oferta abierta y en firme, sea la última escala antes del adiós, que probablemente no llegue antes del Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026.
Stalman cree que el país y la ciudad de Messi están aún a tiempo de cambiar el rumbo del asunto.
"Si la 'marca Argentina' y la 'marca Rosario' quieren seguir cuidando lo más valioso que una marca tiene, que son sus personas, hay que ponerse a trabajar desde ya en solucionar este problema".
"Es importante transformar algo tan dramático como esto en una oportunidad. Hay que tener en cuenta la maravillosa repercusión que generó para la 'marca Argentina' el éxito de la selección, con un cuerpo técnico que trabajó de forma inteligente y planificada y una hinchada que fue elegida como la mejor del mundo. No fue un espejismo, pero sí un oasis, un paréntesis. Se está desaprovechando una enorme oportunidad".
