Sin conclusiones programáticas que resuelvan uno de los temas más complejos de la existencia humana, el filósofo Darío Sztajnszrajber cuestiona todo lo que damos por supuesto en el amor en su nuevo libro "El amor es imposible", donde presenta ocho tesis filosóficas sobre este tema y desploma la arquitectura sentimental tradicional a partir de la idea de la imposibilidad, entendida no como negación de lo posible sino como "aquello que se abre una vez que lo posible muestra su frontera", dice en diálogo con Télam.
¿Qué es un acto de entrega por amor? ¿Qué significa que el amor es imposible si es evidente que el amor es posible? ¿Qué tipo de unión se da por supuesto en el matrimonio?¿Se ama por igual? "El amor es imposible", dice una y otra vez Darío Sztajnszrajber. El amor podría entenderse como una aporía, un término que viene de la filosofía y que el autor recupera para exponer la paradoja, la contradicción irresoluble o la revelación de la contingencia de lo real, como sostiene. Si la provocación es una forma de hacer filosofía, en palabras del autor, este libro es una búsqueda inagotable por sacudir al amor, hacerlo pedacitos, reconstruirlo, imaginarlo, cuestionarlo y también vivirlo, eso sí en su forma más radicalmente revolucionaria. O ¿se puede vivir sin amor?
Decir que Darío Sztajnszrajber llevó a la filosofía por fuera del claustro suena a poco, más cercano sería decir que interpeló a nuevas generaciones haciendo de la filosofía una forma de pensar y despojándola de su lengua críptica: radio, televisión, espectáculos en vivo y libros como "¿Para qué sirve la filosofía?", "Filosofía a martillazos" y "Filosofía en 11 frases". "Lo divulgatorio no es únicamente una cuestión de facilitar la comprensión de ciertos conceptos, sino lo que se juega también en el entrecruce entre géneros, en poder trabajar aspectos más bien literarios, artísticos", asegura a Télam sobre este caudal de formatos, que ponen la disciplina "al alcance de todos", aunque eso "no le saca su costado más problemático".
En "El amor es imposible" (Paidós), el filósofo presenta ocho tesis sobre el amor y desgrana por qué el amor es imposible, incalculable, a destiempo o por qué el amor es el otro. La otredad, podría decirse, es el hilo conductor que aúna esta imposibilidad. Confiesa el propio Sztajnszrajber que se trata de su texto más genuino: "Es un libro en el que estoy muy implicado, aunque no hay ningún relato biográfico. Es un compendio de riesgo porque vomito todas mis perplejidades en relación al amor y expongo una vulnerabilidad. El tema del amor me puede, ejerce un poder sobre mí, no lo puedo resolver y siento que eso irresoluble me erotiza".
Y en la medida que piensa las cosas desde la filosofía, la mayoría de estas ocho tesis "suelen terminar de modo aporético, no hay una resolución, hay un padecer que comienza con el desgranamiento de ciertas verdades instituidas y que siempre me han hecho ruido". Las instituciones -que ubica principalmente en tres: el matrimonio, la monogamia y la pareja-, la norma universal o el paradigma del otro como complementación o apropiación, son algunas de esas verdades que el autor desmorona desde las herramientas de la filosofía.
Por eso no hay en este libro un tratado que dicte recetas mágicas para la vinculación amorosa o acaso descifre de una vez y para siempre qué se anuda detrás de la palabra o la experiencia amor. Es un libro que convoca a la deconstrucción, al devaneo, y se ramifica en capas y capas donde el amor tiene que ver con el tiempo, la memoria, la repetición, la subjetividad, la familia, lo que nos ha disciplinado. Se lee en una de sus páginas: "(...) como el amor es inefable, no es posible que haya un saber sobre el amor sino solo puede haber deconstrucción del amor; o sea, solo puede haber un ejercicio de desarme de todas aquellas certezas que se jactan de definir al amor".
-Télam: El amor está en disputa, se lo piensa y crecen las miradas que buscan deconstruirlo, muchas veces con análisis más programáticos o que proponen intervenciones específicas, en cambio "El amor es imposible" se inclina por el devaneo, el movimiento y la paradoja constante.
-Darío Sztajnszrajber: Nietzsche diría que es un libro intempestivo en el sentido de que no es un libro a la moda, tampoco es un libro clásico porque va y viene, eso es lo intempestivo, por ahí no tiene una adecuación a ninguna temporalidad concreta entonces hay páginas y páginas de una reflexión más clásica de la filosofía alrededor de un concepto, como el concepto de lo imposible, y por ahí estoy haciendo una reflexión acerca de por qué el 'te amo' es una fórmula industrial serial artificiosa falsa, y termino invitando a no decirle te amo nunca más a nadie casi en un juego irónico bien contemporáneo.
T: ¿Por qué imposible?
-D.S: Viene muy de la filosofía, la de Derrida todo el tiempo versa sobre lo imposible. En el libro voy al Mayo Francés y planteo la versión de lo imposible que "seamos realistas pidamos lo imposible". Ese pedido de lo imposible es el pedido de un mundo que ni avizoramos pero que puede hacer algo lo suficientemente otro para que nos coloque en un lugar totalmente distinto con las cosas, con el amor. El amor es imposible no significa que sea inalcanzable, significa que dentro de las coordenadas de nuestra realidad hay un límite. Entonces la imposibilidad del amor nos invita, primero y principal, a cuestionar nuestro mundo de lo posible. Lo imposible no es la negación de lo posible, lo imposible es aquello que se abre una vez que lo posible muestra su frontera.
Nunca lo terminas de poder apresar, de entender. La idea de lo imposible es un fantasma, un alerta permanente para que uno siga peleándose contra sí mismo.
-T: ¿ Y es posible cambiar la gramática o la dinámica del amor o hay más posibilidades de cambiar las perspectivas sobre lo que entendemos como tal?
-D.S: La deconstrucción no tiene un objetivo, es entrar en una caída. Lo que se va desarmando son todos aquellos lugares estables en donde uno se sentía contenido. Y si hay algo clave en el proceso deconstructivo es que no se sabe hacia dónde uno se dirige y que lo más probable es que termines atrapado en toda una serie de situaciones paradojales o aporéticas. Pero una vez que uno entra a la dinámica de la deconstrucción puede pasar cualquier cosa y, frente a eso, lo interesante de una filosofía de la deconstrucción es animarse al riesgo, a la caída permanente que es muy erotizante, en el sentido de que despliega en nosotros nuestro deseo, nuestro placer, a costa de ir perdiendo todos los bordes. Como sostiene Derrida, que es el pensador de la deconstrucción, se deconstruye algo que está construido, entonces no es que uno se lo saca de encima sino que uno lo va abandonando. Por ejemplo, la deconstrucción del matrimonio no es el final del matrimonio, es ir entreviendo qué cosas del matrimonio son artificiales y terminan engañando lo que supuestamente vienen a representar. Para mí la deconstrucción del amor es una voz de alerta de que tal vez ese amor que consumimos y que creemos ideal nos termina llevando exactamente a su lugar contrario.
-T: Así visto el amor no se repliega sino que es expansivo, toma distancia y en tal sentido nos desindentifica ¿por eso tiene que ver con el otro?
-D.S: No diría expansivo porque tiene que ver con la expansión del yo y el amor es más una retracción, una pérdida y no una ganancia. Esta deconstrucción del amor se lleva puesto, entre comillas, al sujeto. Básicamente es un amor en el que uno prioriza más el dar que el recibir y en ese dar lo que se va desarmando es ese lugar de soberanía del sujeto que, históricamente, terminó haciendo del amor un instrumento más para su propia expansión. En cambio, acá hay una idea del amor donde es más importante el otro que uno. Si el amor es el encuentro del uno con el otro, la aporía a trabajar es cómo darse a un encuentro con un otro siendo que el otro es incansable, se nos va, se nos escapa.
La otredad lo que pone en cuestión son los límites de uno, darnos cuenta entonces que hay algo ahí imposible y que la búsqueda imposible de lo imposible tiene como objetivo último que uno termine desarmándose a sí mismo. Si hay una conclusión, por decir así, es que el amor es la posibilidad de escaparse uno de sí mismo, entendiendo ese sí mismo como un producto, como un efecto y no como una causa. Es entender al amor como la manifestación de los límites de un yo que no lo puede todo. Y ahí en las historias amorosas ese amor irrumpe para derribar un proyecto de vida, una situación de comodidad.
-T: Y ahí si aparece una invitación: la reconciliación con ese otro.
-D.S: Es más importante qué me pasa con el otro a qué me pasa con el amor. Naturalmente iba a terminar el libro así, la tesis ocho que dice que el amor es imposible porque siempre es el otro. Salvo que anules al otro y lo que hagas sea ratificar un amor que hace del otro un medio cosificado para tu propia expansión. No. Acá la figura fundamental es el otro. El otro es gran ausente, también de la política contemporánea. El libro tiene una vocación política o impolítica, un término que usa Roberto Esposito para hablar de cuestiones donde lo político pueden irrumpir desde lugares que no son los habituales. Hablar del amor parecería ser hablar de algo que no tiene nada que ver con las cuestiones de poder y, en definitiva, la imposibilidad del amor tiene que ver con cómo hemos domesticado al otro para nuestra rentabilidad. De alguna manera, apostar a ese amor imposible por el otro es apostar a un resquebrajamiento de este orden que da por supuesto una mercantilización de la existencia, el utilitarismo como filosofía central de nuestra relación con las cosas. Ahí hay una propuesta de que el amor nos desmadre, nos desestabilice en lo que se supone que es un mundo en el que uno vive con verdades preestablecidas.
- Por Milena Heinrich para Télam