Bianca Siconolfi tiene 37 años, es diseñadora de indumentaria y la encargada de darle vida a la “serpiente más letal del mundo”. Sí, Blackmamba es el nombre de su marca de indumentaria y lo eligió paseando por el London Zoo, cuando se cruzó con este reptil negro metalizado que al abrir la boca, el paladar y la lengua también eran de un color negro bien fuerte y profundo. “Ese día cuando vi la palabra escrita me dije a mí misma: el día que tenga una marca se va llamar así”, sostiene Blanca.
Y sucedió poco después: su Blackmamba nació hace diez años, no en forma de reptiles venenosos, sino de marca de indumentaria: “Ahora mirándolo en perspectiva, me parece un tanto irónico, yo no era nada gótica, venía de un colegio católico y creo que sólo quería salir a explorar el mundo, y obviamente me llamaba la atención todo lo desconocido… con el tiempo todo eso fue convirtiéndose en luz, manteniendo esa sensualidad, esa transgresión, pero dejó de ser una serpiente venenosa, y se convirtió en el nombre de una comunidad de personas que se sienten orgullosas de llevar algo que las hace sentirse más cerca de su fantasía”, cuenta la ejecutiva.
Esa luz se reflejó en sus creaciones. A hoy, la marca posee 147 mil seguidores en Instagram y esa comunidad que relata Bianca incluye a famosas y celebrities, entre ellas Tini Stoessel, María Becerra, Gimena Accardi, Nicki Nicole y Nathy Peluso.
-¿Cuándo creaste Blackmamba y por qué? ¿Sentís que le faltaba algo a la industria de indumentaria local?
-La cree hace 10 años, en un momento en que la moda en Argentina se dividía entre marcas del shopping y diseñadores de autor. Yo tenía experiencia en marcas súper comerciales. Había hecho cursos en Central St. Martins en Londres cuando terminé la carrera en Argentina, y en esos tiempos Alexander McQueen era mi máximo referente a nivel diseño, estaba completamente deslumbrada y creo que mis primeros pasos en la moda (Blackmamba 2013 es algo súper gótico) tienen mucho que ver con el descubrimiento de quien era yo como diseñadora y qué tenía para decir en mis primeros años. Me fascinaba el cuero como un material poco explotado para prendas de noche, adherentes y con procesos y recursos como cut-outs, tiras y relieves.
Blackmamba tuvo muchas eras, por llamarlas de alguna manera, fue una constante evolución en la que fui encontrando mi lugar dentro de la industria. Siempre me salió natural que sea muy edgy, que no pase desapercibida, que la gente genere un vínculo muy emocional con la marca. Esa es mi parte favorita. La comunicación y la comunidad.
-¿Cuál fue la inversión inicial?
-En la primera etapa, armé un showroom en Palermo con dos amigos, es difícil calcularlo por la inflación, pero creo que algo así como 10 mil dólares.
Las eras de Blackmamba
“El primer salto fue la apertura de la Flagship Store en Palermo. Era una casona grande en la que podías vivir la experiencia Blackmamba de una forma muy poco convencional. Hacíamos puestas muy escenográficas y sensoriales, creo que ahí fue cuando logramos afianzar una comunidad de gente que se enamoró de la marca más allá de la ropa. La gente pasaba porque quería estar ahí, ver y respirar Blackmamba”, manifiesta Bianca.
Luego, llegó un hito para la marca, de la mano de la presencia en un shopping: “Aprendí mucho, tuve que re enfocarme y absorber mucho de lo que pasaba en el mercado. También me sirvió para darme cuenta que no quería tener una marca 'de shopping'”, continúa la diseñadora y agrega: ”El último año de shopping Alcorta, creo que fue un año antes de la pandemia, ya le había recontra agarrado la mano al público, me manejaba mucho con el feedback que recibíamos y me acuerdo que esa colección de verano fue furor".
Luego, recuerda una anécdota de esos momentos de la marca: “Ese año nuevo fui a una fiesta de miles de personas en Punta del Este y nunca me voy a olvidar la cantidad de personas que vi vestidas con lo que yo había hecho. Muchas me venían a saludar y a presumir sus outfits, me acuerdo que en ese momento me di cuenta que BB había sido completamente apropiada por sus usuarios y que había logrado algo que me trascendía, que ya tenía vida propia”.
-¿En qué momento sentiste que Blackmamba dio el salto? A hoy, ¿cuál es la gran diferencial de la marca?
-Con respecto al diferencial, creo que es la versatilidad de la marca, que nunca fuimos: 'la marca del momento, la marca de moda', porque eso de 'un día estás arriba y al otro día estás out', tiene que ver con que la marca 'se pegue' y todos lo quieran porque está dentro de la trend del momento. Más allá de que no somos ajenos a eso, siempre la visión de la marca fue ser un clásico, la que elegís al final de probar todo, la que no es “tu fase x”, es más la que sabés que no te va a fallar. Hacemos prendas realmente pensadas para siempre, como un amuleto. La polera o la bandana Celebrity la creamos hace 4 años y en un momento tuvieron un pico de ventas que realmente pensé que sería insuperable. Hoy hacemos re-stocks mensuales de esos ítems, porque cuando se agotan lo piden y lo siguen pidiendo sin parar. Se volvió un clásico.
Varios meses antes de la pandemia, con mi socia de ese momento, estábamos transitando momentos personales muy diferentes y ella quería dejar la moda a irse a vivir fuera de la cuidad. Decidimos ponerle una freno a la marca, cerrarla por tiempo indeterminado, porque como te comenté más allá del éxito, yo me había dado cuenta que Blackmamba no era naturalmente una marca para el shopping. Me sentía muy limitada y también tenía ganas de hacer un cambio importante en mi vida.
Reconversión de la marca
“Cerramos los locales físicos y realmente yo me planteé si era momento de hacer otras cosas, pero fueron pocos los meses que pasaron, creo que 3 meses como mucho, en ese momento yo estaba en Cuidad de México de viaje, en un break con mi carrera como diseñadora, y todos los días recibía un mensaje por Instagram de alguna persona que había sido parte de la historia de Blackmamba, me decían cosas que yo realmente no podía creer: que todos sus cumpleaños y años nuevos Blackmamba era tradición y cábala, otras me contaban como a través de la ropa que usaron pudieron sentirse seguras, cómodas, especiales, consiguieron puestos, parejas, cumplieron metas, estrenaron un video, una peli… se animaron a algo. Esto no me dejaba de sorprender y a la vez de resonar. Con toda esa data que me llegaba yo entendía que tenía una comunidad demasiado fiel, y que si entendía lo que me estaban pidiendo, iban a ser fieles sin importar el local físico”, cuenta Bianca acerca de la decisión más trascendental de su carrera.
Luego de este replanteo, surgió la posibilidad de dedicarse al canal online. “Como todos sabemos, la pandemia impulsó mucho la venta online, y yo antes de saber que eso iba a pasar (ya habíamos creado la tienda online dos años atrás y era algo que muy lentamente iba creciendo), agarré la cuenta de Instagram de Blackmamba y me puse a hablar con la comunidad, abrí el canal y les dije: 'Diganme qué quieren': y ahí empezó todo”, declara.
Primero, la diseñadora cortó un rollo de poleras, “que duró menos de una hora online, se agotó al toque y con esa ganancia decidí hacer una reposición y comprar otro rollo de tela para hacer un vestido que también me pedían mucho por Instagram”.
La gran explosión en el mercado
“A partir de ahí fue imparable, yo no hacía nada que no me pidieran, hacía pre-order para tener certezas y capitalizarme, y básicamente toda la estrategia se basó en la comunicación y el feedback de nuestros clientes. Nunca más volví a producir prendas sin tener demanda previa, y entendí que lo que hacíamos cuando teníamos tienda física era demasiado arriesgado, ofrecíamos una variedad de productos “preestablecida por el mercado tradicional” y siempre tenías 5 o 10 hits que la rompían toda y un montón de relleno, que muchas veces lo hacías porque 'tenías que abastecer el local, ofrecer prendas básicas, no básicas, para gente más clásica, para los más jugados, le tratabas de hablar a demasiados segmentos', y la realidad era que Blackmamba es buscada y elegida por los staments, y si es por un essential, es uno que definitivamente no vas a poder encontrar en otra marca”.
-Hay un concepto muy ligado a la digitalización, desde el diseño, la interactividad y la puesta que se nota sobre todo en Instagram. ¿Se debe por una búsqueda particular tuya o por el público joven que acompaña a la marca?
-Creo que es parte del lenguaje de Blackmamba que también fue evolucionando con el tiempo. Al tener una vidriera que es completamente digital y tener esa “limitación” de lo físico, la forma más directa de que nuestro público perciba el espíritu y el universo BB es por medio de las redes y la web. Estamos en constante exploración, pensando todo el tiempo como mejorar la experiencia y que realmente puedan sentir, tocar y oler las telas, a través de la pantalla.
-Manejan un concepto no tanto de "temporada" sino de "cápsulas". ¿Cuántas prendas lanzás por cápsula y cuántas cápsulas al año aproximadamente?
-Con el furor de los drops, llegamos a hacer lanzamientos semanales, el año pasado fue una locura, de modo tal que para no enloquecer hicimos una nueva web en donde hay diferentes categorías: prendas súper exclusivas edición limitada: statement pieces, la sección essentials, que son más constantes y se reponen a demanda y una línea de noche, que también es súper exclusiva y se repone muy pocas veces y en pocas cantidades.
-Cuántos colaboradores/trabajadores emplea la marca de forma directa e indirecta
La era de Blackmamba digital arrancó conmigo y una asistente, después sumamos a alguien que nos ayudaba a empaquetar… ahora contando colaboradores que vamos sumando, somos más de 20.
-Por último, ¿cuál es la proyección internacional de la marca?
-Este año nuestro principal objetivo fue ( y es) hacer que Blackmamba sea una marca internacional. Logramos abrir la web en España, ya estamos operando ahí, y estamos muy prontos a lanzar la tienda online en Cuidad de México que es uno de los mercados que más me gusta, me atrae y me desafía.