Fue la compañía más valiosa de Canadá; lideró con mano de hierro el mercado de la telefonía corporativa, hasta el punto que uno no se podía imaginar cómo se podría funcionar sin sus productos. Y, sin embargo, quebró en tiempo récord hasta desaparecer. No hubo manera de resucitarla.
Sí, nos referimos a RIM, o tal vez la recuerdes mejor por sus productos: las BlackBerry. Si no perteneces a la generación Z, conocerás a la perfección estos smartphones que contaban con un teclado físico en su parte inferior. No había corporación que las tuviera como signo de modernidad y, sobre todo, de productividad.
De 'crackberry' a cenizas
Haciendo un poco de memoria y viajando en el tiempo, nos situamos a comienzos del año 2000, cuando el iPhone todavía era un esbozo en la imaginación del genial Steve Jobs. En aquella época, coexistían Nokia, como fabricante número uno mundial de móviles, y las populares Palm, que dieron vida a un concepto ya extinto también, las PDA.
RIM incorporó un elemento nuevo en el mercado: el teclado físico incorporado en el móvil (antes mencionado), y atentos a esto, un plan de datos vinculado al dispositivo. Los canadienses lograron que sus dispositivos estuvieran permanentemente conectados a internet (en 2G, en sus primeros modelos, pero suficiente para enviar y recibir correos).
Las BlackBerry pulverizaron el mercado y crearon una adicción inesperada entre sus poseedores que no podían dejarlas sobre la mesa o en sus bolsillos, y fueron bautizadas como 'crackberry' (un juego de palabras en referencia a esa letal droga). Pero de pronto, se torció todo.
La película del drama
RIM ignoró el mercado del usuario particular en el peor momento: con la llegada del primer iPhone. Seguros en su posición empresarial, dar la espalda al mercado de consumo les llevó, de forma inexorable y a medio plazo, a la tumba. Se ha escrito mucho sobre las decisiones equivocadas de Mike Lazaridis y Jim Basile (fundador y CEO de la firma, respectivamente), pero este drama nunca parece que se ha explicado bien del todo, hasta ahora…
Se acaba de finalizar la producción del film “Losing the Signal” (un fenomenal juego de palabras que podríamos traducir por “Perdiendo la cobertura”, o en una acepción más ácida, el norte). Esta película se basa en el libro bajo el mismo título escrito en 2015 por Sean Silcoff y Jacquie McNish y que explica los entresijos del colapso.
La producción se ha filmado en Waterloo, la que fuera sede del malogrado gigante, y será protagonizada por el actor canadiense Jay Baruchel, encarnando a Lazaridis, mientras que el rol de Balsilie, será responsabilidad de Glen Howerton. Terminado el rodaje, ahora solo falta el anuncio del estreno, y no cabe duda de que despertará mucho interés entre quienes vivimos ese momento.
Lo que sigue, es un análisis de movilzona.es publicado en agosto de 2013
Malos tiempos corren para BlackBerry. A nadie se le escapa que la que fue una de las firmas más potentes de la telefonía móvil agoniza cuál animal después de un zarpazo letal. Hablemos claro, no es nada que la prensa y los analistas de mercado no vieran venir de lejos, pero los máximos mandatarios de la por el momento firma canadiense, demostraron una vez más que el éxito es una droga que te nubla cuando los mercados y los consumidores cambian de formas. El ego y el pensarse invencibles puede costarles muy caro. Jim Balsillie y Mike Lazaridis no han pegado ni una de derechas. El resultado es que la firma está en cuadro, a la deriva y con muchas opciones de que sea vendida por partes para que al final alguien pueda comprarla.
Error 1. El iPhone y Android
No solo BlackBerry sino otras marcas también cometieron el error de pensar que el iPhone era solo un teléfono, pero en este caso se llevaron la palma. En primer lugar pensaron que la efectividad del teclado podría con las pantallas táctiles más complejas de utilizar, por entonces para escribir. De paso obviaron la fuerza del diseño del iPhone, infinitamente más atractivo e ideal para mostrar entre ejecutivos y usuarios de gran consumo. De remate ni se dieron cuenta del potencial de iOS y de su tienda de aplicaciones. Su solución fue tardía con uno de los móviles más malos de la historia: la Torch…
No valía con la lección de iOS sino que la salida de Google y Android con una propagación nunca vista en los móviles les dio igual. La firma siguió apostando por un sistema operativo propietario sin dar ni un solo síntoma de integración con los demás sistemas… lo hicieron después con BB10, pero de una forma que no ha cautivado a los desarrolladores y que no ha transcendido. Ni los usuarios, ni su comunicación aluden a esta interesante opción de BB10 y su integración con Android. Algo que sin duda podría salvar a la firma.
Error 2. BlackBerry Playbook
Ni el peor de los ingenieros podría haber hecho un Tablet tan fuera de mercado y tan mal diseñado como el PlayBook. Un precio superior al del iPad, un diseño a años luz, un sistema operativo obsoleto y conexión Bluetooth con el móvil denominada “Brigde” en los modelos que no eran 3G consiguieron que en un tiempo récord se dejase de vender en muchos mercados. En este punto los accionistas ya deberían haber forzado la salida de los dos fundadores de la firma, ese tablet fue un error brutal. Hubo que esperar hasta 2012 para Mike saliera con 14 millones de dólares bajo el brazo. En muchos mercado el PlayBook ya ni se vende.
Error 3. Pagar por el correo electrónico, el push lo es todo
BlackBerry se pensó algo así como que tenía controlados a sus usuarios por el mero hecho de disfrutar de su correo electrónico, del que siempre han dicho es el más seguro del mundo. Fallo de libro. Quedó demostrado que la seguridad extrema, justificada o no, solo les interesa a los banqueros y demás ejecutivos de alto standing. Además ni de lejos las empresas están dispuestas a pagar un sobreprecio por tener unos servidores a precio extra para hacer algo que los operadores les dan gratis: gestionar sus cuentas de correo. Puestos a pagar además Windows Phone ofrece soluciones muy pero que muy compatibles con la mayoría de los ordenadores de empresas, donde Microsoft tiene un parque enorme. Más allá en Android, Samsung ya trabaja con Knox, un sistema de pago que va sobre Android y los atractivos Galaxy. Es decir si hay que pagar por un servicio seguro, ya no están solos. Además conviene apuntar que el correo push es clave para muchos usuarios, pero entre pagar por un sistema 100% instantáneo (BlackBerry) y tener gratis uno que tarda entre 1 y diez segundos (en el peor de los casos) en entregar y sincronizar el correo la cosa está clara. Al menos los usuarios han dicho que como lo gratuito no hay nada y que esa instantaneidad de BalckBerry no vale lo que piden.
Error 4. El diseño y las prestaciones son cosa de otros
Hasta la salida de BlackBerry Z10 en 2013 la firma no ha presentado un modelo de diseño, elegante y que se pueda enseñar como teléfono de gran prestancia. Es decir casi seis años después de la salida del iPhone y… con un parecido al iPhone 5 absolutamente insultante. Les guste a o no a los de Canadá está claro que no es de recibo y que Lazaridis o Balsillie deberían haber pensado en eso y no es Tablet inútiles y móviles que eran más que una evolución del concepto de móvil con teclado qwerty.
El Z10 es un buen teléfono, pero al margen de su diseño, sale al mercado con una pantalla de 4,3, cuando los rivales ya estaban camino de las seis. Además su procesador de doble núcleo ni le hace cosquillas a los quad core de los rivales. Muchos pensarán que Nokia podía ser el mismo caso. Gran error, mientras Nokia mostró siempre un precio competitivo desde sus primeros Nokia, BlackBerry se quedó tan ancho al fijar en 600 euros el precio del Z10 en su salida. Llega tarde y vale como el modelo más avanzado del mercado. Ahí están las ventas y las cuotas de mercado para ver cómo la firma no para de perder cuota de mercado.
Error 5. Manda el operador, no al marketing de consumo
Miles de veces, miles la firma no se ha arrugado en reconocer que para ellos el operador era el principal aliado en todo esto. Siempre muy pegados a los operadores no se dieron cuenta de cómo los demás fabricantes ganaban enteros con los consumidores. BlackBerry siempre se ha posicionado como una firma muy de operador y sus estrategias comerciales siempre han partido del operador. Desde la salida del iPhone y de Android la tendencia dice que el usuarios ha hecho de su móvil algo muy personal, algo suyo y no del operador. Es decir, camino contrario al que BlackBerry ha planteado desde los años 90.
Su posición dominante en el operador y en los clientes corporativos desde hace una década hizo pensar a la firma que su relación con el operador era la propicia para invertir ahí y solo ahí en márketing. Al menos en España la firma no ha jugado a convencer y decir a los usuarios comunes que sus productos estaban ahí. Hubo una época con la acertada Pearl en la que la firma lo hizo pero después de eso paró y volvió al marketing profesional mientras que los rivales, ahora arriba en el mercado, comenzaban a gastar toneladas de dinero por tener una parte del corazón del consumidor del mercado de la electrónica de consumo. No hay que ser muy listo para darse cuenta de que las rentas de los rivales son mucho más grandes que los réditos de BlackBerry.