Como ocurre en muchos órdenes de la vida, los éxitos y fracasos se encuentran, en algunos casos, a un paso de distancia. Y algunas historias de grandes proyectos venidos a menos son las que permiten crecer a otros que siguen en pie y con buena salud hasta el día de hoy.
En este caso, los protagonistas son, por un lado, el proyecto aeronáutico más ambicioso que hubo para el transporte de pasajeros, como fue el avión supersónico Concorde; y, por el otro, los auriculares Sennheiser HD 25, un clásico utilizado en especial por DJs en todo el mundo.
Concorde fue el primer avión supersónico para transporte de pasajeros diseñado conjuntamente por British Airways y Air France. Alcanzando una velocidad de 2400 km/h y quebrando la barrera del sonido, cubría el trayecto Nueva York – Londres en 3 horas. Fue considerado una maravilla de la ingeniaría, se construyeron 20 unidades, pero a pesar de todo esto en 2003 dejó de funcionar, habiendo tenido sus primeros vuelos en 1976.
Si bien el récord de velocidad en el transporte de los pasajeros es al día de hoy un hito en la aviación comercial, varias fueron las razones que llevaron al fracaso comercial del proyecto. Uno de esos aspectos era lo costoso que resultaba viajar (De Nueva York a Londres, aproximadamente 6600 libras esterlinas de esos años), el otro tiene que ver con el costo de fabricar estos aviones.
Cómo mitigar un sonido extremo
Además de las dificultades mencionadas, el Concorde tenía otro inconveniente para quienes viajaban en él: el ensordecedor sonido que incomodaba el viaje, generado por las potentes turbinas y las atronadoras explosiones que se escuchaban cuando el avión quebraba la barrera del sonido.
Ante esta dificultad que le quitaba brillo a la glamorosa experiencia que ofrecía Concorde, sus responsables encomendaron a la marca alemana Sennheiser (creadora, entre otras cosas, de los primeros auriculares abiertos: los que acompañaron al Walkman de Sony) crear unos auriculares que pudieran servir para cancelar o, al menos, disminuir el sonido ambiente.
Con ese objetivo, los ingenieros de Sennheiser, en Hannover, luego de meses de trabajo, crearon un nuevo producto, el HD 25, un auricular cerrado cuya función más revolucionaria sería, justamente, la de aislar acústicamente al usuario en un entorno ruidoso. Así fue que los HD 25 como auricular de abordo completaron la experiencia del vuelo supersónico ofrecido por Concorde.
Mientras allí arriba, Concorde rompía récords de velocidad y prestaba un servicio del futuro, aquí abajo, corriendo los años 80, comenzaba el furor de la música house y se expandía el concepto de la discoteca. Los sonidos graves y la presión sonora en esos locales eran la clave que generaba un nuevo modo de bailar, una nueva era en la cultura nocturna.
Cuenta la leyenda que un ejemplar de estos auriculares llegó a las manos de un DJ de la época y descubrió así que se trataba de los auriculares perfectos para pinchar discos en las cabinas de las discotecas, en un contexto riguroso de máxima presión sonora ambiente.
Más allá del poder de cancelación de sonidos externos, el HD 25 tiene la famosa capacidad de liberar sus cascos para que el usuario pueda escuchar de un solo lado, detalle que se diseñó originalmente para que los pasajeros puedan escuchar a la azafata o a sus compañeros de viaje en la cabina del avión. Una característica ideal para los Djs que necesitan escuchar el sonido ambiente y monitorear el próximo tema que sonará para lograr la mejor mezcla.
Poco a poco, los HD 25 fueron conocidos por la comunidad internacional de Djs, varios de los cuales iban de un país a otro en pocas horas a bordo del Concorde, y se transformaron en el estándar mundial que está vigente al día de hoy.
Años más adelante, como se mencionó, el Concorde reduciría su rentabilidad y dejaría de surcar los cielos superando la barrera del sonido. Pero, de manera tangencial, esos auriculares creados para apaciguar el ruido de sus turbinas y brindar una experiencia más placentera a los pasajeros, se convertirían en clásicos inoxidables.