"Apuesto a que esa persona tiene un índice de masa corporal (IMC) del 30%", comentó una usuaria en la cuenta de Instagram de la jugadora de rugby estadounidense Ilona Maher.
"Hola, gracias por este comentario. Creo que estabas tratando de burlarte de mí", le contesta la deportista en un video. "Tengo un IMC de 30. Bueno, 29,3 para ser más exactos".
Y prosigue, siempre con simpatía y un dejo de ironía en su voz: "Hablé con mi dietista, porque me guío por los hechos y no sólo por lo que aparece aquí, como lo haces tú. Hablamos sobre el IMC y sobre cómo en realidad no es útil para los atletas. El IMC no te dice mucho. Sólo te dice tu altura y peso y lo que eso representa. Lo he dicho antes: mido 1,78 metros, peso 91 kilos y tengo aproximadamente, y esto es un cálculo, 77 kilos de masa magra. Haz las cuentas en tu cabeza. Probablemente no puedas. Es una locura, ¿verdad? Y ese IMC realmente no te dice lo que puedo hacer. No te dice lo que hago en el campo, ni cuán en forma estoy. Sólo son un par de números puestos juntos. No te dice cuánto músculo tengo ni nada de eso. Así que sí, tengo un IMC de 30. Soy considerada con sobrepeso, pero yo voy a las Olimpiadas y vos no".
El video, a menos de un mes de que arrancaran los Juegos Olímpicos de París 2024, se viralizó rápidamente y estableció a Maher como una de las voces más interesantes, inteligentes y divertidas en la Villa Olímpica.
A sus 28 años, Ilona Maher ha demostrado que el deporte y la fama pueden coexistir en la era digital, de una manera auténtica, poderosa y revolucionaria. No sólo es reconocida por sus habilidades dentro del campo de juego en un deporte hasta hace poco pasado por alto en Estados Unidos, y donde recientemente ayudó a su equipo a conseguir la primera medalla de bronce en rugby femenino en los Juegos Olímpicos, sino también por su carisma y humor en redes sociales, especialmente en TikTok e Instagram, donde ha cautivado a millones de seguidores.
Con un estilo desenfadado y genuino y un enfoque multidimensional, Maher se ha convertido en algo parecido a un ícono, no sólo para el rugby, sino para el mundo del deporte en general, que tradicionalmente ha sido dominado por estereotipos rígidos y limitantes, especialmente en lo que respecta a las mujeres deportistas.
Maher comenzó a destacar en el mundo del rugby cuando tenía 17 años. Hija de un padre que jugó ese deporte en el Saint Michael's College, Ilona creció practicando disciplinas como hockey sobre césped, basket y softball, pero fue en el rugby donde encontró su verdadera pasión. O, cómo graficó en una entrevista: "El rugby encajó en mi cuerpo como un guante". Con su físico imponente y su capacidad atlética, no tardó en sobresalir, lo que la llevó a jugar en la Universidad de Quinnipiac en Connecticut, donde fue galardonada con el prestigioso Premio MA Sorensen como la mejor jugadora de rugby universitario femenino en la temporada 2016-2017.
Pero fue su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 lo que la catapultó a la atención global por primera vez, un preludio de lo que ocurriría en París. Sus vídeos en TikTok, donde comentaba sobre las camas de cartón de la Villa Olímpica, conversaciones aleatorias y hasta sus intentos de coqueteo, rápidamente la convirtieron en una favorita de los fanáticos.
"Al principio, era una manera de difundir mi mensaje, de mostrarle al mundo mi equipo", comentó Maher sobre el origen de sus vídeos virales. "Especialmente en Tokio, funcionó para alentar a la gente a sintonizar nuestro deporte, para atraer la atención hacia el rugby femenino".
En los Juegos Olímpicos de París 2024, Maher volvió a aprovechar su plataforma digital para llevar el rugby femenino a una nueva audiencia global. Durante los Juegos, publicó vídeos detrás de escena, mostrando desde la ceremonia de apertura hasta momentos divertidos junto a sus compañeros de equipo. Uno de sus videos más virales fue un tributo al handball, deporte que Maher describió con entusiasmo y humor. Además, su interacción con el ex jugador de la NFL, Jason Kelce, quien se convirtió en un "superfan" del equipo femenino de rugby gracias a los vídeos de Maher, generó aún más atención mediática.
Para la deportista, el contenido que crea no sólo es entretenimiento, sino también una forma de construir su marca personal. "Soy una atleta femenina en un deporte que no es muy grande, especialmente en Estados Unidos. No es un deporte que genere dinero... Quiero hacer del deporte mi carrera", explicó.
Uno de los mensajes más poderosos que Maher ha compartido con su audiencia es la idea de que los cuerpos fuertes y musculosos también son hermosos. En una cultura que a menudo valora la delgadez sobre la fuerza, Maher ha usado su plataforma para desafiar esas normas: "Es importante que las chicas me vean mostrando que, con este cuerpo, con mis hombros anchos, ser grande puede ser hermoso, y eso no quita nada a tu feminidad".
Su último hito es haber sido la portada de la edición digital de septiembre de Sports Illustrated Swimsuit, un honor que hasta hace poco estaba reservado para mujeres de belleza estereotípica. En las fotos, Maher luce confiada y poderosa, encarnando su lema personal: "Beast. Beauty. Brains". Esta frase se ha convertido en un hashtag viral en sus redes sociales, simbolizando su creencia de que las mujeres pueden ser feroces, bellas e inteligentes a la vez.
Después de su actuación estelar en los Juegos Olímpicos de París, se anunció que será participante de la temporada 33 de Dancing with the Stars, donde tendrá la oportunidad de mostrar su talento en una nueva arena: el baile.
La jugadora de rugby también ha utilizado su creciente fama para asegurar alianzas con marcas como Secret, L'Oréal y New Era, y recientemente lanzó su propia línea de cuidado de la piel, llamada Medalist, junto con la ex nadadora universitaria Ann Ragan Kearns.
"Es importante tener un perfil", resumió Maher. "No estamos recibiendo contratos millonarios, no nos pagan lo que deberían. Mis amigas y yo estamos decididas a hacer que la gente le preste atención a este deporte".