Historia, belleza, juventud y mente abierta: la historia de cómo París 2024 sorprendió al mundo
París logró la cuadratura del círculo: recuperó la normalidad perdida en los Juegos pandémicos de Tokio 2020 y Pekín 2022, pero lo hizo con un nivel de esplendor quizás insuperable.

Durante más de 30 años, la imagen de los saltos de trampolín en Barcelona 92 con la ciudad como fondo, extendiéndose bella e interminablemente, fue una especie de prueba del algodón de los Juegos Olímpicos. ¿Quién superaría esas fotos? 

La respuesta ya está: París 2024. 

Desde la ceremonia inaugural del 26 de julio a la de clausura el 11 de agosto, Francia ofreció imágenes para el asombro, destinadas a quedar en la memoria de toda una generación.

¿Cómo describir el beach volley en los Campos de Marte con la Torre Eiffel como majestuosa observadora? ¿Qué decir de la esgrima y el taekwondo, cuyos deportistas parecían personajes de Juego de Tronos cuando bajaban las interminables escalinatas de mármol del Grand Palais en los instantes previos a competir? ¿Y el Palacio de Versalles para el pentatlón moderno? 

Y hubo más, mucho más.

El Parque de los Campeones para celebrar a los medallistas, una acertada innovación que se convirtió en highlight diario de los Juegos. O la fascinante banda sonora de los Juegos, quizás sólo superada por la de Londres 2012. ¿Y esa ola gigante en Tahití, sede que dio así forma a unos Juegos bicontinentales? ¿Y los 18 gramos de acero de la Torre Eiffel distribuidos en las 5.084 medallas repartidas en 19 días de competición

Una de las cosas más fascinantes de París 2024 fue su tozudez para mantener la audacia en momentos muy oscuros. Cuando en 2020 la pandemia asoló el mundo, imaginarse unos Juegos en el corazón de la ciudad, con sus habitantes como parte esencial, pasó a convertirse en una mala idea. Ni hablar de los riesgos de seguridad. Pero París persistió. Y ganó.

Esa apuesta de París por la heterodoxia, que se inició al inaugurar los Juegos lejos de un estadio y con el Sena como columna vertebral, se inspiró en lo hecho seis años antes por Buenos Aires, cuando los Juegos Olímpicos de la juventud se inauguraron en la Avenida 9 de julio.

 

"Y no fue solo esa inauguración en el centro de la ciudad", dice a Forbes Argentina Christopohe Dubi, el director ejecutivo de los Juegos Olímpicos en el Comité Olímpico Internacional (COI).

"Otra inspiración para París que llegó desde Buenos Aires fue el parque urbano con los deportes nuevos, el baloncesto 3x3, por ejemplo".

Es bien cierto que lo normal y lo esplendoroso no suelen ir de la mano, pero París logró la cuadratura del círculo: recuperó la normalidad perdida en los Juegos pandémicos de Tokio 2020 y Pekín 2022, pero lo hizo con un nivel de esplendor quizás insuperable.

Ya desde la ceremonia inaugural, ambiciosa, sorprendente, estimulante, y también polémica, París marcó un tono acorde con la idea que Francia tiene desde siempre de sí misma: la de una "Gran Nación", la de un país esencial en la historia de la humanidad y en el devenir político mundial. Y por eso envió un mensaje potente, coherente con el lema de "Juegos bien abiertos" de París 2024, los primeros que lograron la paridad de género.

En un momento muy especial de la política mundial, repleto de incertidumbres y peligros, París usó los Juegos para enviar un mensaje que iba mucho más allá del deporte, con destino final en capitales como Moscú, Kiev, Tel Aviv, Pekín y Washington, pero no solo ellas. El deporte, vino a decir París, nos muestra que hay un camino posible de entendimiento.

¿Hubo cosas que no salieron bien en los Juegos? Claro que sí. La organización del evento, que contó con 9,5 millones de espectadores, es de un nivel tan descomunal, que es imposible pensar que no existan errores.

Circula en el COI la idea de que los Juegos Olímpicos se disputen en otoño y no en el ardiente agosto del hemisferio norte, algo que no le hubiera venido mal a París y a Francia, una ciudad y un país que ignoran conscientemente la existencia de algo llamado aire acondicionado. Lo sufrieron muchos deportistas en la villa olímpica y muchos espectadores en el transporte público. En el afán de sacar adelante los Juegos más sostenibles de la historia, muchas situaciones fueron, sencillamente, insostenibles.

 

Otro asunto que tarde o temprano deberá afrontar el COI es el progresiva "elitismo" de los Juegos: aquellas familia que se propusieron disfrutar de unos días en París 2024 debieron gastar miles y miles de euros, porque todo fue ofrecido a precios disparatados, comenzando por el alojamiento y siguiendo con la comida y las propias entradas a los eventos deportivos.

Aquel partido entre Argentina y Marruecos en el inicio del torneo olímpico de fútbol fue otra mancha en los Juegos, y el mismo COI admite que no tiene del todo claro aún qué sucedió.

"Fue una mala situación al comienzo de los Juegos", dijo Dubi. 

"Para ser absolutamente transparente, no, no he mirado el informe desde el punto de vista de la FIFA, porque el árbitro tomó una decisión después de que unos espectadores ingresaran en el campo de juego, y la seguridad de los deportistas es lo primero. Así que nada que decir al respecto. Creo que la FIFA reaccionó muy bien en función de lo que se estaba desarrollando".

En menos de cuatro años -15 de julio de 2028-, Los Ángeles ofrecerá unos Juegos completamente diferentes, pero el recuerdo de París persistirá. Unos Juegos bien abiertos, como ellos mismos se habían propuesto, tres semanas que fueron escenario de un fenómeno que bien podría clasificarse de paranormal: la ciudad y sus habitantes estaban de buen humor.