¿Cómo resolvés el siguiente dilema? En ciertos gremios, un empleado necesita una licencia para poder realizar un trabajo, pero la condición para obtener la licencia es que primero haya hecho un trabajo en ese ámbito.
Ese es el estilo de preguntas que desafían la lógica y que para responderlas no basta enfrentarlas con un pensamiento meramente crítico.
Ahí es donde entra el pensamiento lateral, un concepto originado por el médico, inventor, filósofo y autor maltés Edward de Bono, que murió el pasado 9 de junio.
De Bono escribió más de 60 libros y dictaba seminarios en los que exponía sus ideas heterodoxas con la intención, decía, de liberarnos de la tiranía de la lógica a través del pensamiento creativo.
Muchas de sus ideas han sido adoptadas por personas tan diversas como artistas, educadores, políticos y empresarios.
Muchas agrupaciones y empresas promueven el concepto del pensamiento lateral entre sus miembros y empleados.
En algún momento de nuestras vidas profesionales o académicas alguien nos ha pedido que pensemos fuera de la burbuja, que nos salgamos del margen, rompamos el molde o las limitaciones establecidas por nuestra manera convencional.
La cama, el micro y el baño
Hay diferentes maneras de pensar. Tradicionalmente, cuando quieres resolver un problemas empiezas en el punto A, vas al B, luego al C, etc., como siguiendo una receta. Ese es el pensamiento lineal o crítico.
Para resolver algo de manera lineal, seguramente te sientas frente a un escritorio, piensas en las opciones que tienes, tomas notas y haces una lista de los pros y los contras.
Es un proceso de evaluación, encontrar errores y editar ideas. Te enfocás directamente en el problema.
"Cuando te permites no seguir ese proceso lineal... es cuando entras a pensar lateralmente", le comentó a BBC Mundo Cristina Koppel, neuróloga y especialista en educación del Imperial College, de Londres.
"El cerebro entra en un modo creativo y lo hermoso es que esa creatividad parece surgir del éter..., es una manera de pensar que permite armar el rompecabezas de manera diferente con resultados inesperados".
Koppel señala que la inspiración suele llegar en los momentos más inesperados y aleatorios. Los momentos que fomentan esa inspiración se denominan en inglés las tres "B" -bed, bus, bath- que significa cama, autobús, baño.
"Se sabe de gente que tiene muy buenas ideas en la ducha y eso se debe a que no están pensando específicamente en algo", explica.
Añade que lo mismo sucede cuando conducen un auto, van en autobús o están en ese estado semiconsciente a punto de dormirse o despertar, momento en que se activan las ondas alfas en el cerebro que abren la puerta a la creatividad y la inspiración.Cristina Koppel explica que al analizar imágenes de resonancia magnética del cerebro se descubrió lo que llamaron una red neuronal difusa que se activa cuando el cerebro deja de hacer cosas específicas y empieza a divagar.
Ahí es cuando entras en el modo no lineal de pensamiento.
¿Para qué sirve el pensamiento lateral?
Se podría pensar que el ámbito artístico sería el más beneficiado por la inspiración que promueve el pensamiento lateral, pero es más que un ejercicio de creatividad, según David Shrier.
Shrier es director ejecutivo y cofundador de Esme Learning, una compañía que ofrece cursos online para ejecutivos, universidades y corporaciones con métodos innovadores e inteligencia artificial.
"No es correcto creer que el pensamiento lateral es una habilidad que sólo se puede encontrar en el campo de la creatividad -como el mercadeo, la moda, el diseño o los medios y publicaciones", le dijo Shrier a BBC Mundo a través de correo electrónico.
"Innumerables ideas empresariales surgieron del pensamiento lateral, desde la invención del post-it (las notas autoadhesivas) hasta la resolución de la contaminación industrial", escribió.
"Gente en todos los sectores necesitarán volverse versados en el pensamiento lateral, a medida que la inteligencia artificial y otros tipos de sistemas informáticos se encarguen de las tareas más rutinarias, repetitivas y analíticas".
Shrier afirma que la originalidad que genera el pensamiento lateral es fundamental en cualquier situación, equipo o compañía donde sea necesario innovar para estar por delante de la competencia o salvar obstáculos.
Sostiene que las empresas que busquen recuperarse en la pospandemia del coronavirus tendrán que valorar a ese tipo de empleados. "Los pensadores laterales son fantásticos para sacar a las empresas de crisis".
Muchos otros sectores en los que no se creería que los pensadores laterales fueran necesarios son los que se pueden beneficiar más, comenta el ejecutivo. Estos incluyen las finanzas, el derecho, los recursos humanos y la informática.
En este último, la doctora Cristina Koppel destaca a los líderes de la tecnología Steve Jobs, cofundador de Apple, y Bill Gates, cofundador de Microsoft, reconocidos por salir en largas caminatas para despejar la mente y generar ideas.
"Steve Jobs era muy creativo, pero decía: 'No me puedo adjudicar el crédito de las ideas que tengo porque simplemente me llegan'", indicó Koppel. "No había trabajo involucrado en la generación de sus ideas".
La educación es también un espacio importante donde promover nuevas ideas. "Los niños son los mejores creadores, porque no saben cómo funciona el mundo todavía y no están sujetos por los mismos lazos que nos restringen", dijo la neuróloga.
El problema es que las escuelas quieren que los niños se sienten, se callen y se concentren, que es precisamente lo opuesto a lo que la creatividad exige.
Según David Shrier, el pensamiento lateral es una disciplina que se puede entrenar y mejorar con la práctica.
"Aún si la solución de un problema va por vías convencionales, el pensamiento lateral puede usarse para darte una perspectiva más fresca, que actúa como un limpiador del paladar, por así decirlo, que te aclara la visión para permitirte ver la respuesta", aseguró.
Son habilidades que se pueden aprender, y una de las técnicas se conoce como reinterpretación cognitiva, que Shrier explica con el ejemplo de un amigo suyo que perdió las llaves de su casa y no las encontraba por ningún lugar.
Sabía que sus hijo de 3 años había estado jugando con ellas, así que se le ocurrió que necesitaba otra perspectiva, se agachó al nivel de los ojos de un niño de 3 años y eso le reveló toda una nueva serie de superficies, donde encontró las llaves.
"Al librarse de sus presunciones y mirar el mundo a través de un lente diferente, pudo resolver el problema", indicó Shrier, añadiendo que igual puede suceder en los negocios.
"Puedes descubrir nuevas percepciones para tu organización, incluyendo nuevas oportunidades".
Por otra parte, Cristina Koppel recomienda identificar los momentos en los que el cerebro deja de pensar en forma lineal.
"La belleza de cómo funciona el cerebro es que resolverá el problema mientras no estés enfocado en él. La mente sigue activa".Se puede preparar la mente con un tema, con un problema que se quiera resolver, pero luego hacer algo para dejar de pensar en este, dice.
Cuenta que Salvador Dalí (el pintor surrealista español) solía echarse en un sillón agarrando unas llaves pesadas. Cuando entraba en ese estado semiconsciente antes de dormirse, las llaves se le caían de la mano y hacían un estruendo que lo despertaba.
Sabía que había activado las ondas alfas en su cerebro, un estado que le permitía la mayor creatividad.
La gente que es buena para pensar de forma lateral y es creativa, generalmente es la que sueña despierta y tiene una mente dispersa, que son características que típicamente se desalentarían en muchos contextos.
La cuestión es que no nos podemos quedar solamente en el ámbito de la creación de ideas. Cualquier persona puede ser creativa, pero ¿funciona?, ¿tiene un propósito?
Lo que se necesita es tomar el siguiente paso: cómo optar por las ideas que son prácticas y útiles.
Ahí hay una paradoja, dice Cristina Koppel.
"Está la gente que tiene experiencia de la vida real y puede dar en el clavo inmediatamente, pero también la gente que tiene la capacidad de obviar todo eso y arriesgarse a proponer algo que suena completamente loco que puede funcionar".
Lo ideal es poder ir cambiando de un pensamiento a otro. Eso se hace con una técnica llamada doble diamante, explica la neuróloga.Al comienzo, cuando se genera una tormenta de ideas, se le dice sí a todo sin juzgarlas, nada se rechaza. Esa es una manera abierta de pensar, pero luego se examinan las opciones y el pensamiento se cierra.
"Primero se abrió el diamante para dejar fluir todas las ideas, y luego se cerró para filtrar las que son pragmáticas y con mayor probabilidad de éxito", concluye Koppel.
O, como escribe David Shrier, "puedes aplicar el método de pensamiento lateral para generar nuevas ideas y emplear el pensamiento crítico después para medir la efectividad de esas ideas una vez implementadas".