Si hace 15 años algún amante del deporte escuchaba que el surf se convertiría en parte de los Juegos Olímpicos, las carcajadas habrían resonado hasta en la Polinesia. Hoy, 2024, la Polinesia es pura carcajada para el surf, que vive su mejor momento de exposición a nivel mundial gracias a una foto mágica que refuerza el camino iniciado por un argentino.
"No fue algo planeado, fue una maniobra increíble de Gabriel (Medina), el fotógrafo estaba ahí", dijo a Forbes Argentina Fernando Aguerre, presidente de la Asociación Internacional de Surf (ISA).
La foto se vio en todo el mundo: Medina, estrella del surf brasileño y mundial, que parece levitar sobre el océano, con su tabla de surf en vertical y en paralelo y la cuerda que los une a ambos. Una foto tomada en Teahupo'o, sede del surf de los Juegos Olímpicos de París 2024, aunque bastante lejos de París: a 15.000 kilómetros, en Tahití, corazón de la Polinesia francesa.
"El fotógrafo entendía de surf, estaba esperando a Gabriel desde el lado del mar y lo agarró saltando. Es hermoso que hay una foto así, que representa todo y que está en los medios de todo el mundo: la foto de Medina volando".
La foto, tomada por Jerome Brouillet, de la agencia de noticias francesa AFP, es candidata a ser "la" foto de los Juegos de París y una de las grandes fotos deportivas de todos los tiempos. Medina, con esa ola, logró un puntaje de 9,8, aunque él le reclamaba un diez a los jueces.
"Esta puede ser la mejor foto deportiva de todos los tiempos", publicó en su página de Facebook el conglomerado mediático australiano News.com.au, en tanto que la revista Time dijo que la imagen de Medina "define el triunfo de los Juegos de verano de 2024".
"Todos los fotógrafos lo esperan, sabés que Gabriel Medina, especialmente en Teahupo'o, va a saltar, a hacer algo", dijo Brouillet a AFP.
"Sabés que va a pasar algo. El único momento complicado es saber dónde va a saltar. Porque en ese momento estoy ciego. A veces hace un gesto acrobático y esta vez lo hizo, así que apreté el botón".
Para Aguerre y la ISA fue la mejor noticia posible: la foto llevó a que mucha gente ajena al surf pusiera su vista en ese deporte, pero consolida además el estatus olímpico de la disciplina, porque esa imagen es exactamente lo que el Comité Olímpico Internacional (COI) aspira a vender. Y también la ISA, donde su director de marketing, Federico Ferroni, también argentino, tiene en sus manos un tesoro a explotar.
"Estamos alejados de todo, pero al mismo tiempo estamos en el mejor lugar que podríamos haber elegido, un sueño", aseguró Aguerre desde Teahupo'o, la sede olímpica más tranquila de todos los Juegos: solo están los competidores, personal técnico, jueces y poco más. Prácticamente no hay espectadores. Como dice Aguerre, es una competencia para seguir y disfrutar por televisión.
"En muchas ciudades no hay olas, no hay mar, y por décadas el surf no fue olímpico. Nosotros tuvimos Tokio, con una playa hermosa en Tsurigasaki, ahora Tahití, Los Ángeles en 2028 y después la Gold Coast australiana en 2032. Es el camino y el guion soñados, es maravilloso".
La ola de Teahupo'o, en Tahití es, en efecto, un sueño para cualquier surfista. La explicación para que Aguerre, de 67 años, esté allí, hay que buscarla en su juventud en los años '70.
Era un adolescente cuando se enamoró del surf en su Mar del Plata natal, años en los que la dictadura militar detenía a los barbudos con tabla. ¿Qué estaban haciendo, por qué se subían a una tabla para remar en dirección a las olas? En Mar del Plata aún se recuerda la competencia de surf que Aguerre organizó en el Torreón del Monje.
Aguerre hizo la experiencia californiana, creó junto a su hermano Santiago una marca de artículos de surf, Ala Moana, que luego cerraron. Inspirados en lo que vivieron en los Estados Unidos crearon Reef, que años después vendieron. Aguerre se convirtió en presidente de la ISA y aprovechó la ventana de oportunidad abierta hace una década para transformar al surf en deporte olímpico.
Aguerre tuvo la habilidad que por ejemplo no mostró el squash, un eterno frustrado a la hora de ser parte de los Juegos. Histriónico, sociable, persistente y persuasivo, el argentino se ganó la confianza del por entonces aún muy conservador mundo olímpico, que le dio la oportunidad al surf de debutar en los Juegos de Tokio 2020. Supo, también, ganarse la confianza del alemán Thomas Bach, presidente del COI.
Hace dos años, Aguerre resucitó Ala Moana, una forma de cerrar el círculo abierto hace casi cinco décadas. Qué duda cabe de que la foto de Brouillard se exhibirá, próximamente, en cada uno de los locales de la marca.
*Fotos: Asociación Internacional de Surf