Vaporosas aguas termales naturales hierven a fuego lento bajo la superficie en casi toda la península italiana. Burbujean por encima del suelo en forma de manantiales termales por todo el país, creando paradisíacas piletas calientes y baños balsámicos.
El agua es naturalmente rica en azufre y otros minerales a los que se atribuyen innumerables propiedades beneficiosas para la salud. Un chapuzón en un baño termal tiene el potencial de tratar afecciones de la piel, mejorar la circulación y bajar la tensión arterial.
Hay docenas de lugares libres para darse un baño por toda Italia. Algunos, como las espectaculares terrazas naturales de Saturnia, se convirtieron en lugares muy conocidos y visitados. Acá podés ver cuatro de las mejores piscinas naturales y baños termales para visitar en Italia, todos ellos gratuitos para nadar y aún relativamente por debajo del radar.
Conseguí una piel resplandeciente en Lu Vurghe
El manantial termal de Lu Vurghe se encuentra en un claro del bosque cerca de la ciudad de Acquasanta Terme, en la región de Le Marche. Un sendero rocoso conduce a un oasis de piscinas de piedra hechas por el hombre con agua cristalina a unos agradables 30 grados centígrados y con un pH inferior a 8.
El agua termal contiene una variedad de minerales como calcio, sodio, cloruros, yoduros, bromuros y bicarbonatos. Esta rica composición mineral confiere a las aguas de Lu Vurghe poderosas propiedades terapéuticas y regeneradoras, que pueden favorecer la relajación muscular, aliviar el estrés y mejorar la salud de la piel.
Sumergite en las Termas de Petriolo
En el corazón de la Toscana, en el Valle de Ombrone, se encuentran las Termas de Petriolo, en un valle fluvial boscoso. Se dice que las aguas termales se utilizaban desde la época romana y fueron populares en el Renacimiento entre las ilustres familias Medici y Gonzaga.
En las piletasa gratuitas a lo largo del río Farma, el agua color leche burbujea a unos soñadores 43 grados y es rica en azufre y minerales. Si necesitás un pequeño descanso del sol, podés recostarte en una toalla a la sombra de los castaños y robles que sobresalen.
Sentí el calor en la Piscine Carletti
Los alrededores de Viterbo, en el Lacio, rebosan de manantiales y balnearios de agua caliente. Uno de los menos visitados es la Piscine Carletti, un conjunto de pequeñas piscinas naturales en una llanura cubierta de hierba.
Las cuencas tienen diversas temperaturas del agua, desde 60 grados cerca del manantial hasta 30 grados, por lo que podés alternar entre ellas imitando la antigua práctica romana de circular por el caldarium, el tepidarium y el frigidarium de una casa de baños. Acá no hay mucho espacio, así que aunque no atrae a grandes multitudes, es mejor ir temprano por la mañana para no tener que empujarte con otros visitantes.
Relajate como un romano en Fordongianus
En la isla de Cerdeña, los amantes de las aguas calientes pueden visitar las termas de Fordongianus, en la provincia de Oristano, parte de un punto de aguas termales ya popular en la antigua época romana; incluso hay restos de un complejo de baños romanos.
Aunque no se puede nadar en el interior del yacimiento arqueológico, podés darte un chapuzón en las piscinas naturales del valle fluvial cercano. Con temperaturas de más de 50 grados centígrados y una composición rica en minerales, se dice que el agua ayuda a reforzar el sistema inmunológico y la circulación.
*Con información de Forbes US