La meca del cine merecía tener su propio museo. Y se logró. Después de muchas postergaciones (los primeros planos datan de 1930), se inauguró en Los Ángeles el Academy Museum of Motion Pictures. Es la primera y más importante institución de Estados Unidos dedicada a la historia, la ciencia y el impacto cultural del séptimo arte.
Proyectado por Renzo Piano –arquitecto galardonado con el premio Pritzker y creador del Centro Pompidou de París–, este centro cultural ocupa dos edificios conectados por puentes de vidrio. Al histórico Wilshire May Company de 1939 que fue remodelado se le sumó una gran construcción esférica.
El museo propone una exploración profunda sobre cómo se crea la magia en la gran pantalla a partir de una colección incomparable. Son 12 millones de fotografías, 190.000 cintas clásicas, 80.000 guiones, 50.000 pósters y 20.000 diseños y bocetos. Cuenta con varios espacios, incluidos dos cines de última tecnología para estrenos y ciclos.
Sus salas de exhibiciones recorren obras y figuras que trazan un recorrido por el pasado, el presente y el futuro de la industria cinematográfica. Hay objetos pertenecientes a Cary Grant, Katharine Hepburn, Alfred Hitchcock y John Huston. Incluso se expone el legendario Rolex Cosmograph Daytona que perteneció a Paul Newman.
Y, para confirmar el fuerte lazo que une a la casa relojera con las películas, el Academy Museum of Motion Pictures cuenta con una galería bautizada con el nombre de Rolex donde se presentan “Historias del cine”. La sala cuenta con instalaciones especiales que relatan la multitud de aspectos que componen una creación para la gran pantalla –tecnología, artistas e impacto social– a través de una variedad de voces.
Obras extraordinarias
Si algo distinguía al coronel Kurtz era su carácter firme y desafiante. Por eso no fue caprichoso que Francis Ford Coppola eligiera que este personaje clave de Apocalypse Now luciera un Rolex.
También hubo otros protagonistas de películas que usaron la marca suiza en sus muñecas. Cada vez que Paul Newman en su rol del jugador de billar Eddie Felson de El color del dinero le va a pegar a la bola blanca, se ve destellar en su muñeca un modelo Datejust de la marca suiza. Y en Titanic Bill Paxton, en la piel del buscador de tesoros Brock Lovett, muestra un Rolex Submariner.
Lo curioso es que ninguna de estas apariciones de la marca suiza –entre tantas otras que ocurrieron a lo largo de los años en la pantalla grande– se trata de publicidades encubiertas, sino que son elecciones de los realizadores que buscan con estos relojes reforzar aspectos de sus personajes.
“La vinculación de Rolex con el mundo del cine se remonta a décadas atrás, desde las primeras apariciones de sus relojes en películas emblemáticas hasta el respaldo de la marca a los cineastas a través de su programa de mentoría”, explica Arnaud Boetsch, director de Comunicación e Imagen de Rolex.
En 2017 la compañía formalizó su relación con la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas y se convirtió también en sponsor de los premios Oscar. Las dos organizaciones comparten el objetivo de preservar y celebrar la creación de obras extraordinarias.
Museo con magia
“Perpetuo” es una palabra emblemática para Rolex. Aparece en todos los relojes Oyster para manifestar la visión y los valores del fundador de la marca, Hans Wildsor. Y también representa el compromiso de la compañía que no solo colabora con proyectos que buscan proteger el medioambiente, sino que ayuda a individuos y organizaciones que dejan un legado de excelencia en la cultura.
La prueba más reciente del apoyo que Rolex le da al séptimo arte es una sala especial en el flamante Academy Museum of Motion Pictures, inaugurado el 30 de septiembre de 2020. Desde su apertura, el centro se convirtió en el paso obligado para cinéfilos y turistas.
Se trata de un paseo que lleva a entender el proceso creativo detrás de cada película. Hay recreaciones de escenarios míticos y objetos originales de películas como Star Wars, El Mago de Oz y La La Land. Y están también la primera máscara de Alien, el traje de astronauta diseñado por Harry Lange para 2001: Odisea del espacio, la criatura de La forma del agua, la cabeza del personaje de Arnold Schwarzenegger en Terminator y el E.T. de Steven Spielberg, entre muchos otros íconos y recuerdos únicos.
El centro cuenta además con exposiciones temporales. En su estreno, hay una dedicada al japonés Hayao Miyazaki y las películas de su mítico estudio Ghibli, y otra a la carrera de Pedro Almodóvar.
Como broche, los visitantes pueden vivir la experiencia de sostener un Oscar auténtico y pasear por la terraza del museo que mira hacia las colinas de Hollywood.