La marca de cristalería especializada Denver & Liely, con sede en Melbourne, se prepara para introducir un nuevo diseño de copa de vino que, según expertos, puede simular el efecto de envejecimiento de un vino por hasta cuatro años. Este innovador diseño es el resultado de un proceso de desarrollo de ocho años, liderado por el cofundador de la empresa, Denver Cramer, quien aplicó sus conocimientos en diseño industrial e ingeniería mecánica para trasladar principios de otras disciplinas al mundo del vino.
"Nuestro modelo de negocio no nos obliga a lanzar productos constantemente. Denver & Liely comenzó como un proyecto de pasión, y sigue siéndolo", comentó Cramer en un correo electrónico, explicando que empezó a desarrollar la idea tras observar el ritual de beber vino, buscando una solución de ingeniería que permitiera abrir los vinos rápidamente sin comprometer su calidad. Además, agregó: "Nuestro proceso de diseño siempre comienza con una inmersión cultural".
El diseño incorpora aletas direccionales, inspiradas en la estructura de un motor de turbina, que controlan el proceso de oxigenación durante su uso. Estas aletas están diseñadas para suavizar los taninos y realzar el sabor con cada movimiento de la copa.
Las aletas en la base de la copa permiten a los usuarios controlar la oxigenación al girar el vino en el sentido de las agujas del reloj para una oxigenación sutil o en sentido contrario para un efecto más intenso. Este movimiento direccional crea una experiencia de degustación personalizada, ajustando la exposición del vino al oxígeno y transformando su perfil de sabor.
Durante la fase de prueba, varios enólogos señalaron que la copa podía imitar los efectos de añejamiento de un vino. "Casi salté de la silla cuando escuché a alguien decir 'Sabe como si tuviera cuatro o cinco años más', una segunda vez y luego una tercera," expresó Cramer.
Una de las características más destacadas de la copa es su capacidad para ofrecer dos niveles diferentes de oxigenación. Según Cramer, el vino puede deslizarse sobre las aletas o encontrarse con ellas, resultando en distintos niveles de agitación. Este control sobre el proceso de oxidación permite lograr el nivel deseado de suavidad y mejora del sabor con precisión. "Cuando el vino se desliza sobre las aletas, hay menos oxigenación porque hay menos agitación en el líquido", explicó. Y también añadió: "Cuando encuentra las aletas, se crea mucha más turbulencia".
Denver & Liely colaboró con varias casas vinícolas de prestigio, como Château Pichon Baron en Francia y Penfolds en Australia, durante el desarrollo de la copa. Estas alianzas proporcionaron información valiosa, con enólogos que brindaron retroalimentación sobre cómo la copa afectaba el sabor y aroma de sus vinos. "Ellos crean el arte, nosotros hacemos el marco", comentó Cramer, destacando que el objetivo era diseñar una copa que pudiera mejorar el perfil de sabor del vino sin perder autenticidad.
El proceso de diseño no estuvo exento de desafíos. Cramer comentó que al principio fue difícil fabricar la copa conforme a sus estándares. "Sabía lo que quería y solo tuve que esperar a que la manufactura se pusiera al día, pero no estaba dispuesto a comprometer la calidad", expresó, subrayando el extenso proceso de desarrollo.
"Fue un poco más difícil abrir puertas en la industria del vino que en las de espirituosas y cerveza. Creo que hubo cierto choque cultural mutuo", continuó Cramer. "No tengo el aspecto ni me comporto como el estereotipo de un bebedor de vino. Soy bastante relajado en mi forma de hacer las cosas, y la industria del vino está impregnada de herencia y tradición. No esperaban que el dueño de una empresa de cristalería premium fuera un australiano de 41 años que aparece en la bodega en shorts o con lo que sea práctico para ese día", sostuvo.
El precio de la copa, fijado en 200 dólares australianos (aproximadamente 150 dólares estadounidenses), la posiciona en el competitivo mercado de lujo. En 2021, el mercado global de copas de vino alcanzó los 1.030 millones de dólares y se espera que llegue a 1.750 millones para 2031, con un crecimiento anual de 5,41% según Business Research Insights. Sin embargo, Cramer asegura que su producto destaca tanto por diseño como por funcionalidad.
"Durante mucho tiempo, solo cambiaron las proporciones y longitudes de los tallos, acompañadas de grandes campañas de marketing, pero sin verdadera innovación", afirmó Cramer. "Nuestro diseño es algo totalmente nuevo", agregó. Diseñada para un uso universal, esta copa promete mejorar la calidad de los vinos en una amplia gama de precios, siendo atractiva tanto para conocedores como para bebedores casuales dispuestos a invertir en una experiencia de degustación mejorada.
"Mejorará la calidad de cualquier vino que tomes en casa, desde una botella de 20 dólares hasta una de 20.000", explicó Cramer. "El control del usuario, y la posibilidad de disfrutar el vino a su manera, también es importante. A veces, cuando un vino se decanta, uno piensa que está listo para tomar, pero otra persona puede pensar que necesita más tiempo. Con la copa, cada uno puede disfrutarlo a su gusto", reveló.
Aunque Cramer es cauteloso al afirmar que la copa cambiará la cultura del consumo de vino, mantiene el optimismo sobre el impacto que podría tener en la forma en que las personas experimentan y valoran el vino. "Creo que le corresponde a otros decir cómo cambia la cultura del vino", concluyó Cramer. "Yo solo estoy acá para hacer el trabajo y disfrutar del proceso. Y porque me gusta el vino", cerró.
*Con información de Forbes US.