Todos estamos demasiado familiarizados con el arquetipo del genio solitario, que aparece una y otra vez en nuestro imaginario cultural.  Resulta que podría haber algo de verdad detrás de este personaje generico, como sugiere un estudio de 2016 publicado en el British Journal of Psychology que destaca cómo las personas altamente inteligentes experimentan una menor satisfacción vital cuando tienen que socializar frecuentemente con sus amigos.

Sin embargo, ¿esto significa que las personas de alta inteligencia son más felices cuando están solas? No necesariamente.

La búsqueda de la perfección también puede convertirse en un arma de doble filo, que impulse a la persona a lograr hazañas notables y, al mismo tiempo, la haga excesivamente autocrítica y propensa a la decepción. 

Además, puede dificultar las conexiones genuinas debido a tu incapacidad para relacionarte con personas con intereses o procesos de pensamiento diferentes, lo que provoca sentimientos de aislamiento.

Para superar estos retos y encontrar el equilibrio y la felicidad, es fundamental que estas personas reconozcan y comprendan las posibles trampas de su inteligencia. A continuación listamos dos puntos de partida.

1. Compartí generosamente tus conocimientos

Una forma en que las personas inteligentes pueden aprovechar la felicidad es compartiendo sus conocimientos e ideas con los demás. Muchas personas de éxito en diversos campos son generosas en su filantropía, pero dudan en divulgar los secretos de su éxito. Sin embargo, utilizar libremente su experiencia para ayudar a otros a triunfar puede suponer una diferencia positiva sustancial.

Un enfoque práctico y gratificante de esta noción consiste en reconocer las oportunidades de ayudar a colegas o compañeros en sus esfuerzos. Su inteligencia puede permitirle aportar posibles soluciones o estrategias que otros no perciben fácilmente. Compartir estas valiosas ideas puede conducir al éxito colectivo.

Una investigación publicada en Frontiers in Psychology revela que cuando los empleados mantienen una mentalidad positiva y comparten de buen grado sus conocimientos, allanan el camino para una cultura de la innovación dentro de la empresa, lo que conduce a más avances. 

Este estudio demuestra que un enfoque colaborativo y abierto del intercambio de conocimientos puede elevar el rendimiento general de equipos y organizaciones.

Compartir conocimientos puede llevar a un sentimiento de realización y propósito. Ser testigo del impacto tangible de tus ideas en la vida de los demás puede aportar una profunda gratificación, reforzando tu propio sentimiento de felicidad.

Además, este círculo virtuoso de ayudar a otros a tener éxito crea un efecto dominó, inspirando a los beneficiarios a devolver el favor compartiendo sus conocimientos con otros, cultivando así una cultura de aprendizaje y crecimiento continuos.

2. Construye a los demás, no los derribes

Utilizar la inteligencia para hacer comentarios hirientes o sarcásticos puede llamar la atención y conseguir aprobación a corto plazo, pero también trae sufrimiento a los demás y a uno mismo. 

Nuestra cultura suele recompensar este tipo de comportamiento, como se ve en la forma de comedia de insultos y comentarios sarcásticos en el entretenimiento y los medios de comunicación. 

Sin embargo, las risas fugaces o los likes en las redes sociales no pueden compensar el daño que causan esos insultos tanto a la persona que los recibe como a la que los profiere.

En contraste con la idea generalizada de que las críticas irónicas o sarcásticas expresan menos condena que las críticas directas, investigaciones recientes demuestran que, en muchos casos, las críticas irónicas como decir "¡buen trabajo!" o "¡perfecto!" intensifican la condena en lugar de suavizarla.

En otras palabras, cuando la gente hace comentarios sarcásticos, en realidad puede estar transmitiendo una desaprobación o crítica más fuerte que si utilizara una crítica directa y sin rodeos.

En lugar de menospreciar a la gente con sarcasmo, podes utilizar tu ingenio de forma positiva para aligerar el ambiente y crear una atmósfera más amistosa. Por ejemplo, en lugar de decir algo hiriente, puedes utilizar un chiste oportuno para romper el hielo y aliviar la tensión durante una reunión estresante. 

Compartir anécdotas divertidas puede provocar risas y fomentar la camaradería, creando vínculos con los demás y haciendo que las interacciones sean más agradables para todos los implicados.

Conclusión

Aunque la felicidad y la inteligencia no están directamente relacionadas, los intelectuales pueden garantizar su felicidad si dejan de centrarse en sus propios intereses y se dedican a ayudar a los demás. Abrazar la felicidad no es cuestión de disminuir la propia inteligencia, sino de entender cómo canalizarla eficazmente para el bienestar personal y colectivo.

*Con información de Forbes US