Janucá, o su variante Hanukka, es conicida como la fiesta de las luces o las luminarias para el pueblo judío y conmemora la reinauguración del Segundo Templo de Jerusalén y la rebelión de los macabeos contra el Imperio seléucida. Esta festividad comienza el 25 de Kislev, el tercer mes del calendario lunar hebreo, y tiene una duración de ocho días.
Este año, se celebrará desde el atardecer del 28 de noviembre, cuando asome la primera estrella, hasta la tarde del 6 de diciembre, para recordar un "milagro" que, según la tradición judía, ocurrió en Jerusalén hace unos 2.200 años: pudo encenderse el candelabro del templo durante ocho días consecutivos con poca cantidad de aceite, que alcanzaba solo para uno. Esto dio origen a la principal costumbre de la festividad, que es la de encender, de forma progresiva, una menorá (candelabro) de nueve brazos llamado janukiá.
La festividad consiste en encender una vela distinta durante ocho noches seguidas, además de la vela más alta, conocida como shamash. Se comienza con la que se encuentra al extremo derecho de la janukiá y, a medida que van pasando los días, se van prendiendo una por una. En la última noche, se encienden todas las velas, celebrando el milagro de la luz.
"Jánuca simboliza la batalla 'de los pocos contra los numerosos'; 'de los débiles contra los poderosos; de la eterna lucha del pueblo judío por su fe y por su existencia. Janucá nos enseña: en cada lugar donde te encuentres, cuidá, defendé el Templo; la memoria es rebeldía", compartió Gerardo Mazur, en un artículo publicado en Hebraica.
Las costumbres de Janucá
De acuerdo a la Halajá (ley judía), Janucá no es una festividad como Shabat (comienza con el atardecer del viernes hasta la aparición de tres estrellas la noche del sábado), en el sentido de que no existe prohibición de realizar algún tipo de tarea. Quienes celebran la festividad trabajan normalmente.
Es costumbre reunirse con familiares o amigos para el encendido de la janukiá e intercambiar regalos. Sobre todo, los más chicos reciben dinero, lo que se conoce como Maot Janucá o Janucá Guelt. "Esto nos da la oportunidad de reforzarlos positivamente por su buena conducta y su éxito en los estudios. Además es una forma de inculcarles la realización de actos de bondad y caridad", se explica en un artículo publicado en el sitio Chabad.org, la página oficial del movimiento Jabad Lubavitch.
En los días de celebración, es costumbre entre los asquenazí que los niños jueguen con un dreidel o sevivon, el cual es un tipo de perinola. "Porque la perinola, llamada sevivón en hebreo y dréidel en Idish, nos recuerda los tiempos en que los soldados helenos vigilaban que los niños no estudiaran la Torá. Los que contravenían esta orden, disimulaban ante los soldados que venían a cerciorarse de que la orden del rey Antíoco se cumpliera y se ponían a jugar con una perinola similar a la que ahora conocemos como sevivón", explican desde el sitio Chabad.org.
Las luminarias
Las velas de Janucá se encienden al atardecer, momento en el que -según la tradición judía- comienza el día. El shamash tiene una ubicación distinta al resto de las luminarias, usualmente más alta, más baja o al costado de las ocho luminarias de la festividad. De acuerdo al Talmud, las luminarias de Janucá no pueden ser utilizadas para nada más que recordar la historia de Janucá. En este sentido, las velas de Janucá difieren de las de Shabat, que son utilizadas para iluminar. De esta forma, si se necesitase iluminación en Janucá, el shamash cumpliría esta función.
Las luminarias pueden ser velas o lámparas de aceite. Comúnmente se ubican en una ventana prominente o cerca de la puerta que da a la calle.
Entre los asquenazí se acostumbra a que cada miembro de la familia tenga su propia janukiá, mientras que los sefardíes tienen una para todo el hogar. La mayoría de los grupos jasídicos encienden las lámparas en un pasillo o zaguán, no necesariamente a la vista del público.
Las luminarias de Janucá deben estar encendidas por lo menos media hora luego de que se haga de noche. Es común adquirir paquetes de 44 velas de Janucá, que duran encendidas cerca de media hora.
La noche del viernes presenta su propia rutina. Dado que las luminarias de Janucá no pueden encenderse en Shabat, deben ser encendidas antes de la caída del sol. Sin embargo, deben permanecer encendidas al menos media hora después de que oscurezca, por lo que las velas de Janucá comunes no alcanzan. Una solución simple es la de utilizar velas más largas o las tradicionales lámparas de aceite.
Luego del encendido de velas, es costumbre entre algunos asquenazí (y, más recientemente, también entre algunos sefaradí), entonar el himno Maoz Tzur, escrito en la Alemania medieval. El himno contiene seis estrofas. La primera y la última tratan sobre temas generales de salvación divina, y las cuatro intermedias hablan de eventos de persecución de los que los judíos fueron víctimas, alabando a Dios por su supervivencia a pesar de esas tragedias: el éxodo de Egipto, el cautiverio babilónico, el milagro de Purim y la victoria Hasmonea.
¿Qué significado tiene la palabra Janucá?
Tiene varias acepciones. Janucá en hebreo significa inauguración y se refiere a la reinauguración del Templo por los judíos, luego que fuera profanado por los griegos. También la palabra Janucá alude a Jinuj que significa educación (una verdadera educación en Torá y Mitzvot).
Qué se come en Janucá
"La tradición de la comida de Januca tiene sus orígenes en los primeros años que se comenzó a celebrar la festividad, y nos hacen recordar ciertos milagros asociados con los eventos de Januca mismo. Y por supuesto, recordar los milagros y la libertad que todos celebramos agregan un sabor especial a todo lo que servimos", explica un artículo publicado en el sitio Chabad.org.
Uno de esos milagros está relacionado con el aceite que dio origen al ritual de encender la menorá durante ocho días. "Místicamente, tanto la menorá como el aceite que se usaban para iluminar están asociados con Jojmá, sabiduría", continúa el artículo. Por esta razón, en Janucá se comen frituras, por la gran relevancia del aceite en la historia del milagro.
Algunos de los platos tradicionales para Jánuca son los sufganiot (especie de buñuelos similares a las berlinesas con masa con levadura, se fríen en abundante aceite y muy dulces, suelen rellenarse con mermelada, chocolate), latkes de papa y queso (base de papa rallada frita con forma de tortitas o croquetas) y latkes de manzana (se prepara con manzanas verdes ralladas y puede ir acompañada de azúcar y una copita de licor).
"Usar aceite en la comida para recordar el milagro es, por supuesto, una costumbre importante. Pero para poder abarcar los eventos que ocurrieron, debemos entender qué clase de aceite queremos emular. Si algo es prejudicial, entonces la Torá nos ordena abstenernos de dicha sustancia o comportamiento, como ser fumar, comer comida que no es sana o consumir cantidades excesivas. Quizás freír latkes y ponerles gran cantidad de mermelada a las sufganiot aplican a esto mencionado", dice Zakah Glaser en un artículo publicado en el sitio Chabad.org, en el que se refiere a las cualidades del buen aceite de oliva.