Mateo Renzulli, Mauricio Flores Ruiz y Martín Ferraro no eran ajenos al mundo de la gastronomía: Renzulli es socio fundador de Amador Cantina y de Koko Bao Bar; Ferraro es fundador de B Fresh y Célula, y Flores Ruiz viene del mundo del vino trabajando en bodegas como Ernesto Catena y Ginard Ballester. Pero llegó la oportunidad de generar sinergia y emprender juntos y no lo dudaron. Tras seis meses de trabajo y una inversión de US$ 60.000, en septiembre de 2021 cortaron cintas de Diviiino, un bar de vinos sobre la calle Gurruchaga, en pleno corazón de la zona de outlets de Villa Crespo.
Surgió de las ganas de romper con el consumo de vino tradicional. Ponerlo en el lugar del consumo joven y descontracturado. Ahí pensamos el nombre divino, que además del obvio juego de palabras (y el chiste de las tres i, porque somos tres socios y porque suena a como diría Diviiino una abuela), creemos que el nombre acompaña al público y al sentimiento, comparten los socios, quienes estiman que podrían recuperar la inversión inicial o uno o dos meses.
En palabras de sus fundadores, se trata de un espacio que se propone contagiar la cultura vitivinícola a toda la juventud de la capital porteña, ofreciendo una propuesta descontracturada y distinta, que invita a disfrutar de un buen momento acompañado de platos riquísimos y obviamente, un buen vino.
Con un ticket promedio de $ 4.700, los platos que más salen son el panchito (pan de brioche de papa, salchicha de Juarroz, ketchup de kimchi, alioli de porotos fermentados y papas pay caseras) y las papas fritas diviiinas. La idea del menú fue también correrse un poco de la clásica propuesta de los lugares de vinos, llevarlo hacia el street food.
Entre otras, la carta incluye propuestas como tacos de cerdo braseado, salsa verde, cebolla morada pickle, cilantro y jalapeño; pesca blanca, puré de espinaca, ensalada de lentejones, mix de hojas verdes e hinojo; milanesa de peceto con guarnición a elección; sándwich de queso azul, queso brie y miel de ajos confitados; tofu rebozado y laqueado, hongos grillados, ensalada de pepino, mix de hojas verdes con verdeo/cilantro; y mejillones a la Lionesa, puré de papa, ciboulette y papas pay.
Nuestro principal diferencial es que ponemos el foco en el consumo de vino, pero desde un lugar diferente, proponiendo nuevas formas, nuevos proyectos, nuevas etiquetas, y que a su vez eso vaya en consonancia con un lugar que se presente como descontracturado. Son todos proyectos chicos o personales, de los cuales sabemos cómo hacen los vinos y cuál es su visión. La idea es presentar proyectos nuevos, abrir el juego para que la gente pueda conocer nuevos productores, pero siempre respetando que el vino sea rico, sostienen los socios.
Diviiino, que emplea a 16 personas, está ubicado en un lugar abierto, con mucho verde. Fue una mezcla de creer que faltaba una propuesta de este tipo, donde uno pueda tomar vino de una manera relajada y ligera, y por otra parte, por el placer mismo de generar un espacio donde nosotros pudiéramos juntarnos a charlar y probar vinos nuevos.
Este año, los socios tiene más planes en carpeta: Estamos abriendo el segundo local en el barrio de Belgrano. Es un proyecto más ambicioso, con más sitting y una propuesta más especial. Esperamos abrir a mediados de junio, adelantan.