A pesar de hablar un nítido español, César Tadashi pide paciencia, ya que nació en Japón y vive en Brasil. De paso por Argentina para la presentación de la nueva línea Anew Sensitive+ de Avon, el Director Ejecutivo de Investigación y Desarrollo (I+D) Avon Latam, cuenta cómo es el trabajo del laboratorio que dirige.
Avon tiene más de 1000 patentes lanzadas al mercado de tratamientos para la piel. Nuestro objetivo es democratizar la belleza entendiendo cómo podemos democratizar las tecnologías, sostiene el ingeniero químico, quien desarrolló el proceso de estabilización que permite que la vitamina C no se oxide en la piel y descubrió el protinol: un activo que mejora la capacidad de producir colágeno. Un hallazgo que tardó casi 10 años.
Con casi 25 años de trabajo en Natura y Avón, lidera un equipo de 180 personas en toda Latinoamérica. De hecho, el Centro de Desarrollo Global se instalará en Brasil. Los mercados latinoamericanos siguen creciendo mucho, son muy pulsantes y continúan creciendo más que los otros, asegura Tadashi.
Puntualmente, en nuestro país el incremento es mayor en todo lo que son tratamientos para la piel. Sigue creciendo a doble dígito en Argentina, sobre todo para el cuidado del rostro. Anew es la marca más conocida, por lo que también hay un mercado a explorar bastante, suma.
El proceso de trabajo en el laboratorio incluye un trabajo extenso y cuidadoso. Consta de tres etapas principales: pruebas con células humanas, pruebas de eficacia en humanos y estudios de consumidor. Pero por supuesto, hay productos que requieren más ensayos que otros. Para todo lo que es permeable, que penetra en la piel, necesitamos más investigación, porque el gran desafío de la industria cosmética es evitar que se forme una zona alérgena en los consumidores y hay muy mucha química, porque es una mezcla muy grande de ingredientes, por eso lo que puede suceder es que produzca una reacción alérgica, aclara el ejecutivo.
Así, para una fragancia el proceso es más rápido, pero no así para aquellos productos que se deben colocar en el rostro y cerca de los ojos. Todo depende también de lo que quiero vender como producto, si yo digo que es para piel sensible, tengo que probar que es para piel sensible. En nuestro caso, ponemos un panel de por ejemplo de 100 personas de piel sensible comprobadas por un doctor y hacemos todo un testeo en grupo para probar que el producto no hace daño, suma.
Clean Beauty 2.0
Tadashi sostiene que el consumidor está mucho más crítico, y en cuanto a las mayores exigencias de los clientes, habla de un concepto clean beauty 2.0, o la tendencia cada vez más mayor a optar por productos de belleza que no poseen ningún tipo de ingrediente perjudicial para la salud.
¿Y por qué 2.0? Porque hoy, los consumidores resuelven sus dudas a través de Google. Con las herramientas de búsqueda ya no es comprar por comprar, hay una curiosidad del consumidor, agrega el ingeniero.
Y en términos de investigación, el gran desafío son los tratamientos para la piel, pero con desafíos dobles, como por ejemplo que sea antiedad y para piel sensible, manifiesta el ejecutivo de Avon, que no testea en animales desde 1989.
Otra de las tendencias en las que está trabajando el laboratorio de la marca junto a 80 cientistas, es el desarrollo de productos que apuntan a ser tratamiento más makeup. El consumidor requiere ponerle color a su piel pero también tratarla, refiere Tadashi. En este sentido, Avon recientemente lanzó un labial con ácido hialurónico y matificado.
Por último, el ejecutivo marca que a hoy, existen tecnologías basadas en neurociencia e inteligencia artificial que poseen en el laboratorio, las cuales entre otras cosas, ayudan a medir las emociones que puede provocar una fragancia.