No hay grieta, no hay polémica, nadie lo discute en ningún país del planeta: los argentinos somos los mejores del mundo en el polo. Este deporte, que tiene más de 100 años de historia, es puro futuro. Hay equipos femeninos que no paran de crecer, niños que se suman masivamente, marcas que lo descubren, una sociedad que se da cuenta del poder generador de empleo de la actividad y muestras de vanguardia biotecnológica detrás de cada taco pegándole a la bocha.
Argentina cuenta con unos 3500 polistas federados, pero otra cifra aproximada juega de modo amateur. En ese contexto, los directivos de la Asociación Argentina de Polo (AAP) trabajan para "acercar el deporte a la gente y construir una plataforma para hacer negocios globalmente". Quieren lograr que este presente expansivo sea apenas punto de partida de un mañana aún más prometedor, con "más jugadores, más espectadores, más seguridad, más diversión, más sponsors".
Delfín Uranga, presidente de la AAP, y Carlos Menéndez Behety, vicepresidente, dieron detalles a Forbes de todos los proyectos que, a tono con la potencia del deporte, procuran concretar este año a todo galope.
F: ¿Cuáles serán los resultados de haber recibido de parte de la Secretaría de Promoción Turística de la Nación la licencia de Marca País para la actividad?
CMB: Estamos muy orgullosos porque vamos a hablarle al mundo con autoridad de algo que los argentinos hacemos no solo muy bien sino como nadie. El polo es una enorme vidriera para atraer inversiones al país, pero además podemos ser ejemplo de los resultados que se obtienen cuando una industria trabaja de manera coordinada e integrada. Queremos inspirar a otras actividades, que busquen objetivos que sobrevivan a las coyunturas y sean política de estado, no de gobiernos.
F: ¿En qué magnitud está creciendo el polo femenino y qué proyección creen que tendrá?
DU: Tengo 5 hijas mujeres, y un varón, y juego al polo con ellas así que lo vivo en carne propia. En el mundo comenzó antes que en el país, y en EE.UU. casi el 50% de los handicaps son de mujeres. En Argentina nació hace 10 años y estamos en el 13%, pero sabemos que esa misma expansión se dará acá porque el deporte explotó y no para de crecer. La cultura del polo era muy de hombres aunque es un deporte súper integrador y le veo mucha proyección también a los equipos mixtos. Hay varias señales: el predio de Tortugas, un club muy emblemático, se inauguró con polo femenino; decidimos que las mujeres jueguen el mismo día de la final masculina de Palermo; resolvimos que a partir de los 10 años las chicas puedan pasarse de categoría, lo que incentiva la integración de adultas con menores y la experiencia; incorporamos mujeres al Consejo de la AAP y fue una revolución porque indudablemente había muchas con ganas de jugar y solo faltaban las condiciones. Este año se disputará el primer Mundial femenino y será en abril, en Argentina, con la participación de 6 países.
CMB: El hecho de que en el exterior haya empezado antes el polo femenino hizo que se generara rápidamente competencia global y la Argentina no necesariamente tiene de modo tan indiscutido el liderazgo, como sucede entre los hombres. Eso estimula el progreso y el profesionalismo. Paralelamente, esta expansión nos abre comercialmente a un abanico de marcas, tanto internacionales como locales, que veían en el polo una actividad de nicho y masculina pero ahora lo perciben como lo que siempre fue, algo familiar. El polo femenino y el infantil son plataformas de negocios que no estaban explotadas.
F: ¿Qué estrategias están implementando para que haya más partners?
CMB: No consideramos a las marcas como sponsors sino como aliados estratégicos. Buscamos entender qué necesitan y hacer propuestas en conjunto para capitalizar sus inversiones. Estamos abiertos a que nos descubran, porque hay mucho prejuicio y desconocimiento. Por eso, encaramos rondas de presentación ante marcas que suponían que el polo era otra cosa, pero lo descubren y quedan fascinados. De las alianzas que hicimos en los últimos años no se fue ninguna, solo sumamos nuevas porque comprenden que la nuestra es una plataforma para vender sus productos al mundo. Queremos ser como Wimbledon, la Fórmula 1, la NBA: los más profesionales del mundo.
F: ¿De qué modo van a potenciar la Triple Corona? ¿Cómo trabajan para lograr más fanáticos?
DU: Habrá Triple Corona femenina por primera vez en la historia, pero sobre todo queremos acercarnos a la audiencia, llevar el polo a la gente. El 70% no sabe del deporte, y es importante contarles que se trata de 8 jinetes a 60km por hora pegándole a una pelota sobre caballos que también son atletas de altísimo nivel. Por eso encaramos, por un lado, el Polo University, y por otro hicimos una experiencia de radio durante los partidos. Es difícil mantener la atención en un deporte si no entendés lo que pasa, y eso nos llevó a que los jueces explicaran sus fallos. Durante la transmisión por TV se escucha lo que conversan los dos árbitros más el tercero que los asiste, y el proyecto es instalar un sistema de audio en el Campo de Palermo para que también el que quiera los pueda oír en vivo de modo no invasivo, a través de una app y mediante pantallas.
A su vez, seguimos mejorando la experiencia fuera de la cancha, con gastronomía de nivel y abriendo Palermo todo el año para que se genere el hábito de ir. Los recitales derivan tráfico al deporte. El Campo es un activo espectacular, y vamos a potenciarlo.
Y en paralelo avalamos formatos urbanos del deporte: polo a pie, Wheel polo, polo en bici. Son versiones que pueden jugarse a costos más bajos, sin tener que mantener caballos ni infraestructura.
F: ¿Qué cambios en el calendario están encarando para hacer crecer el polo como industria?
CMB: Buscamos que cada jugador la pase bien juegue donde juegue y con ese fin generamos calendarios para todos. Solo un 2 o 3% son los de alto handicap, los de elite, los de nivel mundial. Queremos integrar al otro 97% y por eso este año incorporamos la categoría Amateur, para los que solo juegan los fines de semana. Pero además tenemos un calendario anual federal porque logramos que se juegue en todas las provincias. Donde pensábamos que nos iba a costar más, pero nos sorprendió, fue en Tierra del Fuego, donde ya hay tres clubes con un fanatismo increíble.
F:¿En qué sector de la industria ven mayor potencialidad de generación de empleo?
CMB: En los pueblos del interior donde está presente el deporte, la mitad de los habitantes trabaja en algo vinculado con la actividad, que además tiene un gran componente artesanal: no hay máquinas que puedan hacer las botas, las monturas, los tacos.
Por eso nos interesa hacer docencia para que más argentinos puedan vivir del polo: con lo que ganan en un año en el exterior, los petiseros se compran una casa en Argentina.
Herreros, talabarteros, criadores, domadores, cancheros y banderilleros del nivel de los nuestros son imposibles de conseguir en otros países. Es una mano de obra altamente calificada y de exportación. Durante la pandemia y con el mundo cerrado, por autorización excepcional de la reina de Inglaterra, los petiseros argentinos eran los únicos autorizados a viajar y entrar en Reino Unido porque no había modo de reemplazarlos.
DU: Sí, el nuestro es un patrimonio cultural obtenido por 20 generaciones de andar a caballo? Pero además el polo sostiene indirectamente muchos empleos: real estate, filmaciones, camioneros que trasladan a los animales y mucho más.
CMB: El polo genera más de 100.000 puestos de trabajos directos, y otros 30.000 indirectos. Es una industria que ocupa casi la misma mano de obra en Argentina que la automotriz. Con un plus: la tradición de ser durante un siglo líderes mundiales se completa con ser una de las actividades más innovadoras. Estamos en la vanguardia de la biotecnología, por ejemplo con la clonación de los caballos.
F: Crearon una plataforma de e-learning, Polo University, para capacitar a amateurs y profesionales, con cursos de taqueo, equitación, reglamento, táctica, preparación física y cuidado de caballos. ¿Cuáles fueron las motivaciones?
CMB: La idea es capacitar no sólo al que puede aprender de su padre o de su tío. Y también como oportunidad de generar empleos porque ahora podemos calificar los oficios, mejorar la calidad de la industria.
DU: Claro, que no sea solo boca a boca el aprendizaje, sino agrupar el conocimiento de parte de los que realmente saben y ofrecerlo a quien lo quiera. Polo University nació para capacitar a los árbitros en la prepandemia, pero con el aislamiento se expandió.
F: ¿Qué otros desafíos esperan encarar este año desde la AAP?
DU: La Asociación cumple 100 años en 2022 por lo que prevemos una serie de celebraciones asociadas a las Copas más representativas, pero también impulsar la Liga Federal para que las finales de los torneos provinciales se jueguen en Pilar y en Palermo. También incentivar las inversiones por parte de los más de 300 clubes del interior. Para eso, creamos un sistema de puntos que se convierten en fondos para obras y mejoras. Todo eso sube la vara de la actividad de modo transparente y alinea los esfuerzos de la gente. Además, estamos poniendo en valor la sede que tenemos en Pilar y que vamos a reinaugurar porque festeja sus 50 años. Es un lugar único en el mundo, con 12 canchas de polo y amenities. En Palermo, finalmente, estamos haciendo mejoras en el circuito gastronómico, cambiando los asientos, agregando pantallas.