Cómo hizo la ciudad colombiana para revertir su imagen y posicionarse como un faro mundial en educación, innovación, negocios y urbanismo.
Por acá, las cosas cambiaron. Después de la profunda crisis institucional que vivió entre los 70 y 90, Medellín vive una notable transformación social y urbana a fuerza de resiliencia y mucho trabajo. La ciudad colombiana, capital del departamento de Antioquia, hoy se luce por su desempeño económico y por ser una de las mejores para hacer negocios en la región.
Tras superar el narcoterrorismo y el conflicto agrario, Medellín erigió en los últimos años nuevos conceptos de integración que terminaron alimentando un fuerte sentido de pertenencia y arrojando diversos índices positivos. Un indicador duro es que el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas anunció que el crecimiento del PBI de Medellín, entre 2010 y 2014, fue del 5,66%, resultando mayor al promedio nacional, del 4,78%.
Con casi 2,5 millones de habitantes, Medellín se destacó históricamente por sus industrias textiles, mineras, de construcción y cafeteras. Ahora, con la comunidad siendo participe de la transformación, con el Estado y las empresas privadas construyendo sobre lo construido y con la dignidad de lo público,
Medellín se yergue como una de las ciudades más innovadoras de América Latina.
De hecho, el periódico norteamericano Wall Street Journal, en 2013, la definió como “La ciudad más innovadora del mundo”. Y fue FORBES quien la posicionó como “La ciudad más cool”. Uno de los grandes secretos del avance de la ciudad fue la creación de la ACI Medellín, una entidad de cooperación con gobiernos que resultó bisagra en su economía. ACI Medellín se consolidó como un actor clave del proceso de internacionalización para el desarrollo del territorio, a través de la gestión de la atracción de inversión nacional y extranjera.
Bajo estos nuevos aires, Medellín comenzó a pensar cómo recomponer su tejido social. El gobierno nacional empoderó a los ciudadanos y, en las últimas cuatro administraciones, se vivió un proceso de transformación estructural. “Medellín tiene una economía maravillosa”, asegura el joven Andrés Felipe Tobón, secretario de Seguridad y Convivencia. La ciudad destina un 6% de su presupuesto a seguridad, uno de sus problemas históricos. En ese rubro, realizaron una fuerte inversión instalando 1.500 cámaras de seguridad para seguimiento e identificación de hechos criminales. Y proyectan otras 2.700 para 2019.
Una de las estrategias de desarrollo de la ciudad fue invertir en las comunas con menores condiciones de vida y promover un modelo de costos eficientes. Entretanto, en esa eficiencia, se emplaza el vínculo que tienen la universidad, las empresas privadas y el Estado. “La universidad es un actor determinante en esta región”, asegura José Luis Mejía Arango, rector de la Universidad EAFIT. “Tenemos relación con lo público pero no con lo político”, sigue.
En búsqueda de esa productividad, la universidad se pregunta: “¿En qué podemos servir?”. ¿Por qué? Porque es la universidad la que aporta a los profesionales y la mano de obra calificada según las demandas y objetivos del mercado y de lo público. Según QS World University Rankings 2016, Medellín tiene a 4 de sus universidades rankeadas entre las 100 mejores de América Latina.
Este flamante escenario despertó la conciencia social colectiva. Medellín ya piensa en la implementación de nuevas carreras que dialoguen con la ciudad: agro, urbanismo y educación. Y en términos de ventajas competitivas, dados por sus pisos térmicos que permiten el desarrollo agroindustrial en todo el año, la apuesta mayor a futuro es la palta. La composición de Medellín es un 70% rural y 30% urbano. “Volvemos productiva la ruralidad”, asegura Catalina Restrepo, directora ejecutiva de ACI Medellín.
Mientras, el desarrollo del metro (con 27 estaciones y unos 250.000 pasajeros diarios), el metrocable (4 líneas), el metroplus (2 líneas), el tranvía (4,3 km) y la ampliación de todo el sistema de transporte permitieron que la ciudad tenga más accesibilidad. La compleja topografía de Medellín impedía que muchos ciudadanos se movieran con normalidad. Eso detenía el progreso económico y social. “No solo somos un medio de transporte, queremos transformar la vida de la comunidad”, asoma Juliana Correa, comunicadora de Metro Medellín. Tras una inversión de US$ 250 millones en los nuevos tranvías, Medellín recuperó viabilidad. Con vistas a 2030, se maneja un potencial de inversión de unos US$ 1.000 millones.
“Cualquier político que llegue sabe que para ser bueno tiene que cuidar a EPM”, sentencia Restrepo. Empresas Públicas Medellín es la entidad que maneja los servicios públicos y la principal recaudadora de la ciudad. A la sazón, el 25% del presupuesto de Medellín proviene de EPM. “Trabajamos en equipo: acá las empresas y el Estado nunca están solos”, agrega. Cada año, Medellín invierte el 2,14% de su PBI en innovación. Y aquí se emplaza Ruta N, una suerte de Silicon Valley paisa, un polo de innovación tecnológica y científica que busca consolidar la innovación en la ciudad.
“El año pasado fue el de mejor inversión debido a la llegada de cadenas hoteleras”, suma Restrepo. “La intención es que la inversión extranjera venga, se quede y se expanda”, aporta José Luis Silva, de PRO Colombia, encargada de promover las exportaciones, las oportunidades de negocios y el turismo. ¿Qué los diferenciá El aceitado engranaje que une a la actividad privada con la académica y lo público. Medellín se encuentra entre las cinco ciudades de Colombia con la Tasa de Actividad Emprendedora más alta. Además, segun el Instituto Brookings en su estudio Global Metromonitor (2013-2014), fue la ciudad número 1 en Latinoamérica por su desempeño económico.
Y una de las grandes empresas que desembarcaron en la ciudad en este tiempo fue Accenture, que se instaló en julio pasado. “Llegamos a la ciudad por el factor de innovación, por la posición estratégica, por la disponibilidad del talento, porque ofrece precios competitivos y porque Medellín está apuntando el crecimiento hacia el mismo sentido que nosotros”, sostiene Edgar Giraldo, director del Centro de Tecnología Avanzada de Accenture. El acceso a oficinas competitivas es de los más bajos de América Latina, superando a Bogotá, Quito, San Pablo, Ciudad de México y Buenos Aires. Accenture se suma a empresas como Philip Morris, Globant, Kawasaki y Renault, entre otras.
Así las cosas, la segunda ciudad colombiana más grande de todas sigue en la búsqueda de inversiones extranjeras demostrando gestión en la recuperación del centro, de los espacios públicos, de los corredores verdes, de la red de trenes, de autopistas, de los puertos marítimos, de las zonas francas, de las comunicaciones logísticas, del alto desempeño económico y del acceso a infraestructura competitiva.
Al cierre del Medellín Lab, un encuentro anual de emprendedores que en esta edición recibió la visita de delegados de Asia y África, el alcalde Federico Gutiérrez dijo orgulloso que “para cambiar las cosas en lo global, primero hay que cambiarlas en lo local".