Una nueva encuesta sugiere que existe un punto ciego de productividad entre los empresarios con negocios en crecimiento, y que podría estar afectando a los resultados finales.
El empresario promedio dedica más de un tercio (36%) de su semana laboral a pequeñas tareas administrativas, como facturación, introducción de datos, pedidos de material de oficina y organización de eventos sociales para el personal. Tres de cada diez (31%) dedican entre un cuarto y la mitad de su jornada laboral a este tipo de tareas.
Así se desprende de una nueva encuesta realizada a 251 empresarios estadounidenses por encargo de mi empresa Time Etc, en la que se evidencia que aquellos que fueron capaces de adquirir el hábito de delegar regularmente este tipo de tareas -los que se autoidentifican como delegadores "expertos"- tienen más probabilidades de experimentar un crecimiento en sus ingresos y beneficios.
Cuando se les pidió que compararan los ingresos de sus dos últimos años de actividad empresarial, el 82% de los delegados expertos tuvieron un crecimiento, frente a sólo el 66% del resto de los participantes, que la encuesta clasificó como delegados "no expertos".
El crecimiento medio de los ingresos de los delegados expertos fue del 143%, mientras que el de los no expertos fue del 80%.
Cuando se les preguntó por sus beneficios en los últimos 12 meses de actividad, el 85% de los delegados expertos declararon un aumento, frente al 74% de los no expertos.
Los datos sugieren que los empresarios bien podrían estar manteniendo sus pequeñas tareas administrativas, sin darse cuenta del poderoso impacto que lograrían simplemente redirigiendo su energía a tareas que contribuyen directamente al crecimiento.
A propósito de estos datos, Susan Sjolund, cofundadora de Mormentum Consulting and Coaching, afirma: “Los líderes en situaciones de gran presión acaban a menudo realizando ellos mismos tareas de poca importancia porque les resulta más rápido, les gusta tener una sensación de control, temen los errores, tienen poco tiempo y no confían plenamente en los demás. Un buen líder de una startup también suele preferir un enfoque práctico”.
Esto coincide con los datos. La segunda razón más común por la que los emprendedores encuestados dijeron que hacían estas tareas ellos mismos fue la sensación de que, para cuando se hubieran dado las instrucciones, simplemente sería "más rápido hacerlo yo mismo" (25%). Otro 17% afirma no tener a nadie en quien delegar estas tareas, mientras que un 12% admite tener problemas de confianza y un 7% problemas de control a la hora de delegar.
La razón más común es interesante: el 27% de los empresarios afirma que en realidad disfruta haciendo ellos mismos estas tareas sencillas.
Quizá no sea difícil entender por qué. Quienes se encuentran en situaciones de gran presión se sienten atraídos por las cosas que pueden hacer con el piloto automático. Derribar muros, apagar incendios y resolver problemas a diario es agotador. Perder el tiempo en tareas sencillas puede ayudar a los cerebros conectados a desconectar.
Pero, como señala Sjolund, aunque esto proporciona resultados inmediatos a corto plazo, este planteamiento no es sostenible. "Encontrar un equilibrio entre las soluciones rápidas y la delegación inteligente es clave para un liderazgo y un crecimiento eficaces, independientemente del tamaño de la empresa", añade.
“Si los datos apuntan a que más de un tercio de las horas de trabajo de un líder de una startup se dedican a tareas insignificantes o sin sentido, imagina lo que supondría recuperar ese tiempo. No sólo supone un estreno para la excelencia empresarial, sino que también libera al empresario para hacer ejercicio durante la pausa del almuerzo, o para ir a la obra de teatro del colegio y no tener que pasar horas esa tarde poniéndose al día. La semana laboral de 80 horas es muy diferente si liberamos ese tiempo”, afirma Sjolund.
Los mejores consejos para aprender a delegar:
1. Reflexione qué debe hacer usted mismo y qué no. Anotar una descripción del trabajo puede ser un ejercicio útil. O hacerse esta pregunta antes de abordar cualquier tarea: ¿contribuirá directamente al éxito o al crecimiento de la empresa? Si la respuesta es negativa, intente delegarla.
Del mismo modo, aprenda a reconocer cuando no es la persona más indicada para realizar una tarea. Averiguar cómo hacer las redes sociales, el marketing, las cuentas de fin de año o la función de RRHH de su negocio probablemente no sea tiempo bien empleado.
2. Baje sus expectativas. El miedo a que las tareas no se hagan a la perfección es uno de los principales motivos por los que las personas de alto rendimiento no delegan.
Los delegadores experimentados no esperan que las tareas se hagan perfectamente. Saben que lo bueno es suficiente. Utilizarán este conocimiento para seleccionar cuidadosamente el tipo de tareas que delegan, eligiendo aquellas de poco valor pero que consumen mucho tiempo en lugar de las que son de importancia crítica.
3. Si delega una tarea que llevaría una hora, no espere ahorrarse una hora. Los delegadores expertos saben que, una vez que establecieron las instrucciones, respondieron a las preguntas y ayudaron con las dudas en el camino, puede que sólo ahorren una pequeña cantidad de tiempo en cada tarea que delegan. En cambio, se dan cuenta de que los beneficios son acumulativos. A lo largo de un mes, ahorran días, no horas, delegando todo lo que pueden.