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Liderazgo

Qué son las empresas 'cebras' y por qué se diferencian de las unicornio

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6 Febrero de 2020 08.39

Venturebees es una builder company que sale a la caza de empresas que son valiosas dentro del ecosistema emprendedor pero no alcanzan los US$ 1.000 millones.

Colaboración, escucha atenta, acompañamiento y contención no son conceptos muy comunes  en  el  diálogo entre empresas emergentes y aquellas ya consagradas. Sin embargo, son pilares en Venturebees, una builder company (BC) no tradicional creada en 2018 ?comenzó a operar hace nueve meses? a partir de la inversión de $ 27 millones de la desarrolladora de productos digitales para grandes compañías Redbee.

Emprendedores con buenas ideas; no solo para hacerlas realidad sino también sustentables. Ese fue el foco de Venturebees y Redbee, que desde su lugar aportan conocimiento, experiencia y financiación “a lo que consideramos la real fuerza empleadora de Latinoamérica: las micropymes. Y a través de ellas poder impactar en la región”, señala Juan Carlos Ferraris, Idea Amplifier & Product Design.

“Más allá de una necesidad económica concreta que pueda tener el ecosistema emprendedor, creemos que hay valores que hoy las BC tradicionales no están teniendo”, agrega, refiriéndose a que estas se enfocan en crear unicornios (las compañías que valen más de US$ 1.000 millones) en lugar de cebras.

En el primer caso, el éxito es sinónimo de crecimiento exponencial. En el segundo, se trata, como propone Venturebees, de ser socios estratégicos para generar negocios sustentables, donde la rentabilidad sea consecuencia de una propuesta de valor sólida que no busque eliminar a su paso a los otros jugadores. La idea es potenciarse a partir de una sinergia en la que todos ganen.

El concepto “cebra” nació en Estados Unidos, a partir de la frustración de cuatro emprendedoras para las que fue muy complicado obtener financiación. De hecho, uno de cada 10 emprendimientos no sale del famoso valle de la muerte. “Estamos seguros de que en Argentina los números son mucho peores”, ya que, entre otros problemas, está el acceso al capital, cuentan desde Venturebees.

Las BC tradicionales “prestan muy poca atención al impacto que un proyecto pueda generar. En el país y en la región, el 80% de las empresas son pymes. No todas son unicornios, pero ¿son valiosas? Si podemos aportarles la estructura y la capacidad de una firma como Redbee,  podemos  hacer  cosas distintas. Ese es el desafío”, dice Ricardo Goméz, Startup Growth & Co-Operations.

Por su parte, Ezequiel Apfel, cofundador y CEO de Redbee, explica que “el lío más grande de los unicornios es que  lo  primero que hacen es vender una promesa de algo que no existe. Salen a buscar financiación y, para conseguirla, el mercado  los  empuja a que inflen esa promesa y mientan. Cuando la obtienen entran en una carrera que es la muerte porque tienen que sacar un producto a la calle que no está testeado, y para eso deben conseguir más capital”. Se forma una rueda en la cual es fácil perder el foco. “Muchos unicornios hacen una oferta pública de venta porque tienen tantas deudas que no encuentran otra manera de cancelarlas”, subraya Apfel. Pero, como el resto del equipo, él confía en que hay un modo más sano y sustentable de crecer. Por eso, “siempre a los emprendedores les decimos que, antes de conseguir plata, hagan algo que funcione. Buscamos construir con ellos un negocio que dure. Nuestro beneficio es que se generen ingresos genuinos que vuelvan como fondos o equity para permitirnos seguir haciendo más proyectos”, revela. Por eso están diseñando un plan de inversión para 2025 y analizan alternativas para generar un retorno. Deben comprobar, también, si es posible atraer fondos de terceros, como apunta Juan Manuel Santucci, Businees & Portfolio, ya que tienen “la hipótesis de que los BC clásicos suelen invertir en los unicornios porque es la única propuesta en el mercado regional. Entonces, si podemos acercar una distinta que también vean tentadora, van a aceptar este modelo cebra”, aporta Santiago Lorenzo, Tech & Digital Innovation.

Más desafíos en los que trabajan para reforzar Venturebees es establecer una estrategia de marketing digital y un plan de operaciones del primer año de acompañamiento a los emprendedores con los que se asocian. También, lograr en 2020, duplicar la cantidad de cebras.

CINCO ETAPAS PARA UN FUTURO SUSTENTABLE

Venturebees acepta proyectos en cualquier etapa de vida mientras sean de los sectores FinTech, InsureTech, Marketing y Media Digital. Ya son más de 110 los emprendimientos evaluados y dos las “cebritas” que nacieron (Krabpack y Zelig). En abril llegará la tercera, aseguran con ternura poco usual en las BC. “Lo que más nos agradecen es que, en cualquiera de las fases en las que las evaluamos, les damos un feedback. Sienten, así, que en todas las interacciones estamos haciendo crecer su idea de negocio”, destaca Ferraris. Incluso, si hay dos emprendedores solitarios con conceptos similares y sin equipo, los acercan para que unan fuerzas. También logran establecer sinergias entre quienes podrían visualizarse como cliente y proveedor para que se conviertan en socios estratégicos. “Hay que sacar lo mejor de cada uno, por eso decimos que lo ideal es un ?cebracornió”, reflexiona Apfel.

Así, quienes buscan colaboración de Venturebees van avanzado por cuatro etapas durante las cuales el equipo acompaña de manera gratuita a los emprendedores. En la fase dos, estos son invitados a un par de encuentros para profundizar su propuesta. Allí, se investigan distintas variables para estructurar el negocio. En la fase tres, se le da forma al producto y se lo testea para mejorarlo; y, en la cuarta, se prepara a los emprendedores para presentar su proyecto frente a un panel de inversores (los socios de Redbee) que aceptan o no el proyecto. El emprendedor indica el porcentaje de participación que le compartirá a Venturebees (entre el 5% y el 20%). Finalmente, se inicia la etapa de desarrollo del producto para lanzarlo al mercado y, a partir de allí, acompañar el negocio durante al menos el primer año. “Que aprenda a caminar”, grafican. Durante ese camino juntos sortean obstáculos, definen nuevas necesidades y trabajan en el mismo espacio. Después, el éxito va a ser consecuencia de cómo el mercado reaccione”, explica Lorenzo.

Por Jésica Mateu

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