Nuestro mundo es impredecible y cambia rápidamente. La tecnología trae nuevos retos y, muy a menudo, la presión de estar constantemente conectado. Y las fronteras entre la vida doméstica y la vida laboral son cada vez más difusas, sobre todo si, como yo, trabajás para vos mismo y/o trabajás desde casa.
Ahora más que nunca, necesitamos saber cuidarnos para rendir bien en el trabajo, alcanzar nuestros objetivos personales y profesionales, estar ahí para nuestros seres queridos y sentirnos lo mejor posible. Pero estas nociones de cuidar la salud mental y física, reducir el estrés, mantenerse al día en el trabajo y tener más tiempo para las personas y las cosas que importan se reducen a una sola cosa: crear una vida más equilibrada.
Ir más allá de las viejas nociones de "equilibrio entre trabajo y vida privada"
Hay un viejo concepto erróneo de que el "equilibrio entre la vida laboral y personal" significa dedicar el mismo tiempo al trabajo y a la vida no laboral (como equilibrar los dos lados de una balanza), pero eso no es cierto. Equilibrio puede significar para vos trabajar cuatro horas al día, mientras que otros prosperan con la estructura de una jornada laboral más larga. Tener un "equilibrio vida-trabajo" saludable significa esencialmente sentirse realizado en ambos ámbitos: la vida laboral y la vida vital.
Por tanto, encontrar el equilibrio no consiste sólo en trabajar menos horas, trabajar desde casa dos días a la semana o poder terminar el trabajo a tiempo para recoger a los chicos del colegio. Va mucho más allá, y abarca una visión más holística de cómo te cuidás y pasás el tiempo. Desde este punto de vista más amplio, encontrar el equilibrio significa:
- Ser capaz de gestionar tu carga de trabajo y cumplir los plazos sin trabajar a todas horas.
- Mantener los límites entre la vida laboral y la no laboral para no preocuparte ni pensar en el trabajo todo el tiempo.
- Pasar tiempo de calidad con tus hijos, pareja, amigos y otras personas que te importan.
- Mantener las aficiones que te gustan.
- Esforzarte por cuidar tu bienestar físico y mental.
Cómo encontrar más equilibrio
Empezando por el bienestar físico:
1. Las personas que practican una actividad física regular tienen menos riesgo de padecer todo tipo de enfermedades, desde cáncer de intestino y cardiopatías hasta diabetes y demencia. Por tanto, es vital que dediques tiempo a la actividad física regular (andar, correr, yoga, etc.). Lo más fácil es hacer que la actividad forme parte de tu rutina diaria, por ejemplo, yendo en bicicleta al trabajo o caminando (en lugar de manejar) a la estación de tren.
2. Salí al aire libre siempre que puedas, aunque sólo sea para tomar un café al sol en tu descanso matutino.
3. Mantené una rutina de sueño adecuada y reparadora, lo que puede significar nueve horas para vos o seis horas para otra persona. Las buenas prácticas incluyen acostarse y levantarse a la misma hora cada día (incluidos los fines de semana), y desconectarse de las pantallas una o dos horas antes de acostarse.
4. Esforzate por comer alimentos que nutran tu cuerpo. Por ejemplo, podés dedicar una hora del domingo por la mañana a preparar algunos almuerzos para la semana que tenés por delante (una gran tanda de sopa, ensaladas con cereales, etc.) o invertir en kits de comida para facilitar las cenas.
Un cuerpo sano alimenta una mente sana, pero acá tenés otras medidas que pueden ayudarte a potenciar tu salud mental (a mí me han ayudado mucho):
5. Dedicá tiempo a tus aficiones y a la relajación. Personalmente, la lectura, la atención plena y correr me ayudan a relajarme, y dedico tiempo a estas actividades casi todos los días. Para vos, pueden ser cinco minutos de respiración profunda o meditación, largos baños, pasear por el bosque, ver películas o lo que sea. Lo importante es que encuentres tu propio modo de desconectar y relajarte.
6. Intentá vivir el momento en lugar de pensar siempre en lo que ha sido y en lo que podría ser en el futuro. La atención plena es brillante para aprender a estar más presente, porque te enseña a reconocer amablemente tus pensamientos y sentimientos y a darte cuenta de lo que ocurre a tu alrededor.
7. Escribí una carta a tu yo futuro. En el fondo, probablemente sabés qué te hace sentir mentalmente fuerte y qué hacer para cuidar de tu salud mental. Así que, cuando estés en un buen momento y te sientas fuerte, escribe una carta a tu yo futuro para que la lea cuando las cosas no vayan tan bien. En la carta, esbozá algunos pasos que sabés que te hacen sentir más positivo, y enumerá algunas cosas por las que estás agradecido. Guardá la carta para poder leerla en tiempos más difíciles.
8. Aceptá la imperfección. El perfeccionismo puede provocar estrés, así que recordate que no necesitás ser perfecto. No necesitás ser el mejor. Ser suficientemente bueno es, bueno, ¡suficientemente bueno!
Mantener estos buenos hábitos puede ser un reto en un mundo ajetreado, pero acá hay algunos pasos que me han ayudado a seguir dando prioridad al equilibrio:
9. Establecé límites firmes entre el trabajo y lo que no es trabajo, y protegelos. Cuando no estoy en mi oficina, no estoy trabajando. No consulto el correo electrónico; estoy presente con mi familia o disfruto de un rato tranquilo para mí.
10. Hazte compañía de personas que te hagan sentir bien. Gente que sea positiva y te apoye. Siempre que sea posible, evita o limita el tiempo que pasas con personas que te hacen sentir agotado.
11. Di no a las cosas que no son prioritarias para vos. Sí, es bueno ayudar a la gente siempre que puedas, pero habrá ocasiones en que su petición choque con tus propias prioridades. En ese caso, aprende a decir amable pero firmemente "no" (o "no, ahora no").
12. Eliminá los aspectos de tu día que te hacen perder el tiempo. Por ejemplo, las notificaciones de las redes sociales que te absorben y, antes de que te des cuenta, ya ha pasado media hora. Desactivá las notificaciones de las aplicaciones y asegurate de que tu actividad en las redes sociales (o el desplazamiento por las noticias, o lo que sea) tenga lugar cuando vos quieras, a las horas que te convengan.
13.Tratá tu tiempo como el bien preciado que es. Por ejemplo, si te invitan a una reunión, pero no estás seguro de que sea el mejor uso de tu tiempo, intentá decir algo como "No creo que sea la persona adecuada para asistir a esta reunión" o "No creo que pueda añadir valor a esta conversación, pero estoy deseando ver el resumen por correo electrónico después".
14. Si trabajás desde casa, intentá crear un espacio de trabajo dedicado al que vayas durante las horas de trabajo y dejes atrás al final de la jornada laboral. Aunque sólo sea un rincón de la habitación de invitados o un hueco bajo la escalera.
15. Por último, recordá que encontrar el equilibrio es un viaje, no algo que se consigue una vez y ya está. Tendrás que trabajar constantemente para crear y mantener estos buenos hábitos. Pero la recompensa bien vale el esfuerzo.
*Con información de Forbes US.