Por qué las personalidades tóxicas alcanzan puestos jerárquicos en las empresas
Definitivamente, existen compañeros tóxicos en los trabajos. Investigadores de la Universidad de Bonn, Alemania hicieron una pregunta relevante para la humanidad: ¿Cómo es que tienen éxito los trabajadores conocidos por su codicia, injusticia, falta de modestia y falsedad?
Estudiaron 203 tríos de empleados, colegas y supervisores, reuniendo sus autoevaluaciones y evaluaciones de compañeros de trabajo. El éxito de las personas tóxicas es tan común que hay una frase para describirlo: el “modelo de carrera tóxica”.
Según explican, un empleado tóxico es chismoso, encantador y tiene habilidad política, lo que deriva en evaluaciones de alto desempeño laboral por parte de los superiores. Es decir, todo el éxito gira en torno a las habilidades sociales.
Si bien las habilidades sociales pueden propiciar relaciones laborales sólidas y saludables, también se pueden usar para engañar a otros, con lo que los compañeros tóxicos se benefician. “El engaño, el disfraz y la decepción son el lado oscuro de las habilidades sociales”, dijo en un comunicado el coautor del estudio Gerhard Blickle, psicólogo de la Universidad de Bonn.
El equipo de investigación halló que los que son considerados tóxicos por sus compañeros, son socialmente hábiles y al mismo tiempo, considerados más capaces por sus superiores, llegando a ocupar una posición jerárquica más alta.
“Las habilidades sociales pueden abrir puertas cerradas y ayudar a sobrellevar el estrés diario. Pero también pueden usarse para engañar a otros, abusar de la confianza o construir una fachada de inofensividad más allá de la cual en realidad acecha el engaño”, dice el reporte.
En términos psicológicos, las personalidades tóxicas se caracterizan por una baja honestidad y poca modestia. “Estas personalidades tienden a centrarse en sí mismas todo el tiempo y sus buenas habilidades sociales les permiten engañar a los demás”, dice Blickle, quien llama a las personas tóxicas personalidades oscuras. “Tenemos que acostumbrarnos a la idea de que las habilidades sociales pueden ser un arma de doble filo”.
Los investigadores sugieren que se puede etener los ascensos profesionales tóxicos. Si se es un gerente, el truco consiste en prestar atención al desempeño del equipo -no solo al desempeño de las tareas- y en separar el desempeño en el trabajo de las buenas impresiones, particularmente en trabajos que implican atraer atención e interés, como liderazgo y ventas, donde las personalidades tóxicas pueden prosperar.
“Para frenar el ascenso de personalidades tóxicas, se debe prestar más atención al desempeño real y menos a la buena impresión al seleccionar al personal y realizar evaluaciones”, aconseja el profesor Blickle. “Esto es particularmente difícil en actividades en las que es importante impresionar y despertar interés, como en puestos de ventas o liderazgo”.