Por qué según María Sol Quibel, de Grupo Merck en Argentina, las empresas deben ser más flexibles
Florencia Radici Forbes Staff
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“Tengo 20 años en la industria farmacéutica, pertenezco a una multinacional y no tuve obstáculos en mi carrera. Pero no puedo circunscribirme a mi realidad. Sucede constantemente que se discuten cuestiones donde la autoridad formal está ligada al género masculino y hay una mentalidad más conservadora, que no es diversa ni inclusiva. Enfrentamos obstáculos día a día”, asegura María Sol Quibel, directora general del Grupo Merck en Argentina y gerente general del negocio de Healthcare en el país, la primera mujer en liderar las operaciones de Merck en sus 92 años en el país.
La ejecutiva está en Merck desde 2015, donde tuvo diversas responsabilidades, incluyendo un paso en la casa matriz, en Alemania. Antes, trabajó en GSK y Bristol-Myers Squibb.
A nivel corporativo, Merck tiene un objetivo organizacional claro: para 2030, un 50% de los roles de liderazgo tienen que estar ocupados por mujeres. “Es algo que debe cascadear. Pero, además, cada una de nosotras tiene que trabajar en los planes de desarrollo de las jóvenes para crear oportunidades y que se sientan empoderadas”, añade Quibel.
Y suma el trabajo en las comunidades de relación, para desarrollar líderes de opinión mujeres. “Los cupos son aceleradores, pero solo pueden servir en el corto plazo. Tenemos que ser diversos e inclusivos desde la búsqueda del talento hasta las condiciones flexibles”, dice.
Otro aspecto, según la ejecutiva, es dejar de encasillar el liderazgo en femenino o masculino para no caer en sesgos: “Creo más en el liderazgo situacional, que tiene que ver con las personas que te rodean y sus necesidades”. Ella, de hecho, tomó su rol hace un año y unos meses, postpandemia, situación que abrió una nueva forma de trabajar: “Tenemos que ser mucho más flexibles y abrirnos a una interacción diferente. Como compañías, si no tenemos formas de trabajo flexibles, perdemos competitividad y talento”.