Al ambiente corporativo le encanta el trabajador dedicado, dispuesto a trabajar los fines de semana, que pasa la noche despierto para ponerse al día, que envía correos fuera del horario y termina de trabajar a las ocho de la tarde. El empleado estrella que trabaja jornadas de 18 horas, quejándose de la falta de tiempo, la lentitud de los proyectos, sin tomarse la hora del almuerzo.
El ideal empresarial ve a los adictos al trabajo con una combinación de respeto y asombro, repartiendo elogios y beneficios.
Si bien el trabajo duro no tiene nada de malo, hay una diferencia entre la dedicación y la adicción al trabajo. Un buen empleado realiza sus tareas con entusiasmo mientras sueña con viajar por sus vacaciones; por el contrario, un adicto al trabajo está de vacaciones soñando con estar en su escritorio. A veces, trabajar en exceso puede convertirse en algo problemático para la salud. Un miembro de Adictos al Trabajo Anónimos afirmó: "No necesito drogas porque mi torrente sanguíneo fabrica su propia metanfetamina".
El problema laboral mejor disfrazado
La adicción al trabajo tiene buena pinta por fuera porque los adictos al trabajo suelen producir para sus empresas, proporcionan un buen nivel de vida a sus familias y son admirados por sus comunidades. Pero este estilo de carrera tiene un trasfondo tóxico.
Las investigaciones demuestran que un estilo de vida adicto al trabajo (aunque alabado por el ambiente corporativo) destruye matrimonios, perjudica a los niños, entorpece la productividad, crea culturas laborales tóxicas, perjudica la salud y acaba con las carreras y los empleados.
Los japoneses tienen una palabra para esto: Karoshi, que significa muerte por exceso de trabajo, pero nosotros no tenemos esa palabra en español, a pesar de que los ejecutivos caen exhaustos por exceso de horas frecuentemente.
La adicción al trabajo provoca enfermedades cardiovasculares, problemas gastrointestinales y, en última instancia, agotamiento físico y mental. Incluso, cuando no se controla, la muerte.
Entre los adictos al trabajo, el desamor conyugal es mayor y la tasa de divorcios es un 40% superior a la del resto de la población. Los empleados que dan prioridad al trabajo sobre sus relaciones personales corren un mayor riesgo de tener matrimonios tensos y de divorciarse. Los hijos de adictos al trabajo se ven afectados negativamente por la adicción de sus padres, en algunos casos incluso más que los hijos de alcohólicos. Arrastran un legado de mayor ansiedad, depresión y control externo hasta la edad adulta.
Tradicionalmente, la cultura empresarial ensalzó las virtudes de la adicción al trabajo y reclutó activamente a los adictos al trabajo para obtener una mayor rentabilidad. Pero las investigaciones demuestran que este tipo de personalidades no son trabajadores de alto rendimiento como los que la dirección necesita, sino que erosionan la confianza en toda la organización debido a ciertos patrones de comportamiento:
- Les atraen los entornos de trabajo de alto estrés porque buscan mucho que hacer.
- Trabajan por trabajar en lugar de centrarse en completar las tareas.
- Tienden a estar motivados más por el miedo y la pérdida de estatus que por el deseo de hacer una contribución creativa.
- Son más reacios que los de rendimiento óptimo a asumir los riesgos necesarios en la organización para lograr resultados positivos y creativos.
- El esfuerzo que ponen en el trabajo supera su nivel de productividad.
- Crean crisis para ganar atención y elogios por resolverlas.
Según la Dra. Gayle Porter, investigadora de la Universidad de Rutgers: “Durante una crisis, la atención de todo el mundo se centra en su resolución. Rara vez se dedica tiempo a reexaminar la historia de los puntos de decisión en los que se podría haber evitado la crisis, pero el costo de hacer frente a las condiciones de crisis es significativo”.
“Todos los miembros de la organización deberían preocuparse por la posibilidad de que alguien de su entorno pueda contribuir a la crisis o crearla. De hecho, los directivos se centran en elogiar a quienes funcionan bien durante ese tiempo. Pero la misma persona podría estar desempeñando ambos papeles, y esta persona podría ser un adicto al trabajo”, añadió la experta.
La prueba de riesgo de adicción al trabajo
La prueba WART (por sus siglas en inglés: Work Addiction Risk Test) le permitirá rápidamente medir su nivel de adicción al trabajo, calificando sus hábitos en una escala de 1: nunca, 2: a veces, 3: a menudo, o 4: siempre.
___ 1. Parece que estoy apurado, que corro con los plazos.
___ 2. Me mantengo sobrecargado, con muchos proyectos.
___ 3. Soy una persona multitarea, realizo actividades simultáneas como almorzar, leer correos y hablar por teléfono.
___ 4. Me comprometo en exceso, abarcando más de lo que puedo.
___ 5. Me siento culpable cuando no estoy trabajando en algo.
___ 6. Sigo trabajando después de que mis compañeros se vayan.
___ 7. Me cuesta relajarme y desconectar cuando no estoy trabajando, incluso en vacaciones.
___ 8. Paso más tiempo trabajando que socializando con mis seres queridos y amigos o disfrutando de actividades de ocio.
Interpretación de su puntuación
8-16: Luz verde, sos una persona muy trabajadora con un buen equilibrio entre trabajo y vida privada.
17-24: Luz amarilla, tenés tendencia a trabajar excluyendo lo que es importante para vos. Tus hábitos laborales son ligeramente adictivos, pero con modificaciones podés encontrar el equilibrio y evitar el agotamiento laboral.
25-32: Luz roja, sos un adicto al trabajo con riesgo de agotamiento. Tenés un nivel de estrés doble y otras personas te encuentran siempre ocupado cuando intentan conectarse con vos.
Diez consejos para recuperarte
1. Retrasá el ritmo. Hacé un esfuerzo consciente por desconectarte y recargar las pilas. Considerá la posibilidad de comer, caminar y manejar más despacio y recordá que fue la tortuga la que ganó la carrera.
2. Equilibrá tu vida. Decite a vos mismo que tenés un límite y dejá el resto de lado. Empezá a ver esta actitud no como una debilidad sino como una fortaleza. Equilibrá tus días con una alimentación nutritiva, ejercicio regular y sueño abundante.
3. Evitá el multitasking. Los estudios demuestran que la multitarea no es lo que parece y que, de hecho, se tarda más en pasar de una tarea a otra debido al tiempo que lleva refrescar la memoria. Los trabajadores que se centran en una tarea a la vez son más eficientes y productivos.
4. Establecé límites. Aprendé a decir no y a evitar comprometerte en exceso con proyectos cuando ya estás sobrecargado. Priorizá las tareas, centrate primero en las que requieren atención inmediata y evitá autoimponerte plazos poco realistas.
5. Sacate toda la culpa. En lugar de atacarte a vos mismo cuando estás intentando descansar, relajate y tenete compasión. Practicá las charlas de ánimo interno y tratate a vos mismo con el mismo apoyo y respeto que da a los demás.
6. Tomá aire. Nuestros cuerpos no están diseñados para estar sentados en un escritorio durante largos periodos de tiempo. Disponé de tiempo entre las tareas laborales y las reuniones. Respirá, comé algo o simplemente mirá por la ventana. Levantate, estirá las piernas y movete. Establecé un horario de trabajo razonable y cumplilo.
7. Desconectá. Reservá tiempo para el autocuidado. Quince o veinte minutos al día pueden hacer una gran diferencia a la hora de reducir el estrés y elevar tu nivel de energía. Regalate un microdescanso: una siesta, un breve paseo al aire libre o una manicura. Probá la lectura, el yoga o la meditación para alejar tu mente de la alerta roja.
8. Reservá tiempo para las relaciones. Dejá espacio en tu agenda para pasar tiempo con amigos y seres queridos. Celebrá las fiestas importantes, los cumpleaños y los aniversarios. Tomate días libres y aprendé a jugar y divertirte con amigos y familiares.
9. Adquirí una visión más profunda. Hasta que no abordes tu relación con el exceso de trabajo, es probable que nada cambie. Es importante mirar más allá del trabajo compulsivo, vivir una vida plenamente presente, con sus texturas y decepciones.
10. Buscá ayuda. Algunas personas no pueden dejar de trabajar en exceso por sí mismas y necesitan ayuda externa. Hay muchos recursos disponibles para romper con los hábitos de trabajo compulsivo. Es posible que necesites un grupo de apoyo o asesoramiento profesional para lograr una recuperación satisfactoria. Hay reuniones gratuitas y disponibles online.
Nota publicada en Forbes US.