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Carmen Correa en Davos
Liderazgo

Mujeres en Davos 2025: la economía inclusiva resiste al backlash y se mantiene en agenda

Laura Mafud

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Reconocida por Forbes en su lista "50 Over 50 Global", Carmen Correa, CEO de Pro Mujer, expuso en el Foro Económico Mundial las principales problemáticas que afectan a las mujeres de América Latina y enfatizó en la importancia de trabajar de forma conjunta con organismos públicos y privados para cerrar la brecha de género.

28 Enero de 2025 09.06

Licenciatura en Administración de la Universidad Nacional Louis en McLean, VA, y con una Certificación en Administración de Empresas de la Universidad de  Georgetown, la uruguaya Carmen Correa, CEO de Pro Mujer y una de las voces más influyentes en la lucha por la igualdad de género en América Latina, construyó una trayectoria de más de tres décadas en el sector social que la llevó a ser reconocida por Google.org como "Women to Watch" y por Forbes en su lista "50 Over 50 Global". Desde su rol al frente de esta organización, que ya transformó la vida de miles de mujeres con un modelo que integra inclusión financiera, salud y capacitación, Correa impulsa un cambio profundo en la región.

Tras su participación en el Foro Económico Mundial de Davos, en el panel Open Forum: Levelling the Playing Field, Correa dialogó en exclusiva con Forbes Argentina sobre el poder transformador del empoderamiento femenino. 

-El Informe Global sobre la Brecha de Género 2024 señala que la paridad de género está a 134 años de distancia. ¿Qué acciones inmediatas y sostenibles deberían priorizarse para acelerar este proceso, especialmente en América Latina?

Este informe nos recuerda la urgencia de abordar la desigualdad de género, especialmente en América Latina, donde las cifras son alarmantes. Con el 24% de las mujeres viviendo en pobreza, solo el 47% participa en el mercado laboral y el 73% de las microempresas lideradas por mujeres no tienen acceso al financiamiento necesario, queda claro que estamos frente a desafíos profundos y estructurales.

Para acelerar el cierre de esta brecha, es fundamental promover un cambio colectivo basado en alianzas intersectoriales. Gobiernos, empresas privadas y organizaciones sociales debemos trabajar juntos en políticas y programas sostenibles que impacten directamente a las mujeres. 

Además, necesitamos escuchar activamente a las mujeres para entender sus verdaderas necesidades y contextos. La interseccionalidad nos muestra que la situación de una mujer indígena, migrante o con discapacidad no es la misma que la mía o la tuya, y las soluciones deben reflejar esta diversidad. Otro punto clave es priorizar la salud integral y la prevención de la violencia de género, especialmente en comunidades vulnerables.

Cerrar esta brecha de género no puede esperar 134 años. Es hora de tomar medidas inmediatas, sostenibles y con un enfoque inclusivo para garantizar un futuro más justo y próspero para todas y todos.

Carmen Correa Pro Mujer
Carmen Correa, CEO de Pro Mujer.

-¿Cuáles son las principales barreras que perpetúan la brecha de género en la región y cómo afectan no solo a las mujeres, sino también al desarrollo económico de la región?

El panorama es complejo. Los niveles de pobreza, poca participación de las mujeres en el mercado laboral formal y falta de financiamiento para mujeres líderes de mipymes, son algunas de las principales barreras que perpetúan la brecha de género. Así como las normas culturales en nuestra sociedad, que todavía limita a las mujeres en el acceso a educación sexual preventiva, controles de salud, entre otros. Esto no solo afecta a las mujeres, sino también al desarrollo económico de la región, ya que cerrar estas brechas podría generar un gran impacto en el crecimiento y la prosperidad. 

Desde Pro Mujer, trabajamos para derribar estas barreras, a través de capacitaciones, servicios de salud y el fortalecimiento del liderazgo femenino. Participar en foros como Davos nos permite amplificar la importancia de avanzar en la igualdad de género, especialmente en América Latina, donde aún queda mucho por hacer.

-¿Qué rol juegan las mujeres emprendedoras en la recuperación y el crecimiento económico de América Latina? ¿Cómo potenciar aún más su impacto?

Los datos son contundentes: las mujeres latinas generan un impacto directo en la economía. Sin embargo, enfrentan barreras sistémicas que debemos derribar para maximizar su contribución económica y social. Invertir en ellas no es caridad, es una decisión inteligente.

Por ejemplo, las empresas lideradas por mujeres en la región generan un 20% más de ingresos que aquellas lideradas por hombres, a pesar de contar con la mitad del capital. De allí, la importancia de que haya diversidad en los roles de toma de decisiones. 

Además, el 73% de las microempresas lideradas por mujeres en América Latina no tienen acceso al financiamiento que necesitan para crecer. Sin embargo, las emprendedoras son quienes impulsan el progreso de sus pueblos y comunidades. Apoyar a esas mujeres que carecen de acceso a capital representa una oportunidad de US$ 93.000 millones.

-Desde su experiencia en Davos, ¿cómo ve el compromiso de los líderes globales con la equidad de género?

Cuando me invitaron a Davos quiero admitir que la recibí con mucha expectativa. Con todo el ruido que hubo en los últimos meses y el backlash que estamos viviendo en temas de género a nivel global, me preguntaba: ¿la igualdad de género seguirá estando en la agenda? Hoy estoy muy contenta de decir que sí, lo está. La igualdad de género se está discutiendo en varios espacios, y el hecho de que tantos líderes de distintos sectores estén participando en estas conversaciones es una señal positiva. Esto demuestra que, a pesar del retroceso que se ve en muchos países y muchos espacios, hay un reconocimiento global de la importancia de este tema.

Así como todos los días leemos noticias sobre cómo determinadas empresas abandonan sus esfuerzos por la diversidad e inclusión, me es muy grato saber de primera mano que existen otras organizaciones que siguen apostando por la igualdad y priorizando estos temas en sus agendas. Esas empresas también deberían salir en primera plana y es hora de que les demos ese reconocimiento. 

A nivel de aprendizajes, y luego de compartir un espacio sumamente interesante con Oxfam y otras organizaciones comprometidas con la igualdad de género a nivel global, diría que sobre todo en este contexto es cuando más debemos unirnos y trabajar juntos por la misma misión. A su vez, creo que el empoderamiento de las nuevas generaciones es un elemento central. 

En Davos vi cómo los jóvenes tienen un papel transformador en estas discusiones. En América Latina, debemos involucrarlos más, asegurándonos de que entiendan los desafíos y también les demos un espacio para liderar el cambio.

-¿Qué rol juega el World Economic Forum en generar compromisos concretos para la equidad de género? ¿Qué espera que surja de su participación en esta edición?

Sin duda, establecer conexiones con otras personas y organizaciones que comparten la misma misión es esencial en la actualidad. Saber que no estamos solos en este camino es fundamental, especialmente en tiempos como estos. Allá afuera hay muchos desafíos por enfrentar, y somos plenamente conscientes de ello. El ámbito del impacto social atraviesa un momento marcado por la incertidumbre y la falta de previsibilidad. Participar en Davos e interactuar con personas y organizaciones que se mantienen firmes en su propósito representa, sin lugar a dudas, una valiosa fuente de motivación y energía.

-A nivel global, vimos retrocesos en las políticas de inclusión y diversidad en algunos contextos. ¿Qué medidas se pueden tomar desde plataformas como Davos para contrarrestar esta tendencia?

La única forma de hacer frente a estos retrocesos es con números en mano. No impulsamos esta agenda por una moda "woke", lo hacemos porque sabemos que es  justo y que es la única manera de generar economías globales prósperas. Hay muchísima evidencia que respalda este tema. 

Invertir en mujeres e incorporar la perspectiva de género es invertir en el desarrollo de la humanidad. Hay muchísimo potencial esperando una oportunidad, ¿realmente queremos desecharlo?

Como te comentaba antes, creo que es fundamental comenzar a mostrar a todas aquellas personas y organizaciones que siguen apostando por la igualdad, dando pasos para adelante y no para atrás. Necesitamos más modelos a seguir. 

Carmen Correa en Davos
La uruguaya Carmen Correa participó de un panel en Davos.

-¿Qué alianzas público-privadas ayudan a fortalecer el emprendedurismo de mujeres como motor de la economía regional?

Siempre las alianzas son fundamentales. Cada sector tiene su expertise para aportar. ¡No hace falta reinventar la rueda! Tenemos que dialogar y tender puentes. 

En ese sentido, puedo contarte sobre nuestra experiencia con Google.org. Ellos nos buscaron porque querían hacer un impacto positivo en una de las zonas más vulnerables de México, el sureste, en el norte chaqueño de Argentina y en Guatemala. Querían ampliar la inclusión financiera de las mujeres y sus capacidades para emprender. No sabían cómo, pero sí sabían que nosotros teníamos el expertise en el territorio. Nos buscaron, nos donaron fondos y hoy puedo decirte que gracias a eso hemos llegado con soluciones y oportunidades a miles de mujeres. 

-Este año Pro Mujer celebra su 35º aniversario. ¿Qué desafíos están priorizando?

Definitivamente tenemos muchísimos desafíos por delante. Durante estos 35 años el contexto cambió muchísimo. Es claro que hemos atravesado -y seguimos atravesando- una revolución tecnológica sin precedentes. Las mujeres a las que apoyamos han cambiado a ser mayoritariamente millennials y centennials, y en general hoy son usuarias digitales que prefieren servicios en línea.

A su vez, muchas de las barreras estructurales que enfrentan las mujeres siguen igual que hace tres décadas atrás. La desigualdad económica en América Latina afecta desproporcionadamente a las mujeres, particularmente a aquellas con vulnerabilidades interseccionales, como la etnicidad, las responsabilidades de cuidado y el empleo informal. Estas mujeres enfrentan importantes desafíos para participar en el mercado laboral formal y acceder a recursos financieros.

Además, la mayoría de las mujeres de la región posee una educación financiera insuficiente, falta de oportunidades de capacitación y escaso acceso a posibilidades de mentoría y redes de apoyo.

Sabemos que la salud es la base necesaria para el desarrollo personal y allí hay mucho por hacer también y es una de nuestras prioridades. Según la Organización Panamericana de la Salud, alrededor de 47 millones de mujeres en América Latina carecen de acceso a servicios de salud esenciales.

-¿Qué planes tiene Pro Mujer para continuar empoderando a más mujeres en la región? ¿Y en Argentina en particular?

Hoy, para expandir nuestro impacto, adaptarnos a una nueva era de digitalización y responder a las necesidades actuales de las mujeres en América Latina, Pro Mujer ha desarrollado una nueva estrategia que guiará nuestro trabajo hacia el futuro. Tenemos un objetivo claro: impactar la vida de 5 millones de mujeres para 2030 y promover los cambios sistémicos necesarios para construir una región más equitativa y próspera.

En Argentina puntualmente, vamos a continuar brindando servicios de salud y educación emprendedora, mientras nos aliamos con partners expertos en inclusión financiera para alcanzar a cada vez más mujeres con soluciones de crédito. 

 

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