Maximiliano Babino: "La Argentina hoy es receptor neto de divisas de remesas"
Florencia Radici Forbes Staff
Florencia Radici Forbes Staff
Maximiliano Babino, gerente general de Western Union y Pago Fácil, está desde hace 20 años en la compañía, por lo que vio de primera mano cómo los diferentes escenarios económicos de la Argentina se ven reflejados en los mercados de remesas y pagos. Y este 2022 está confirmando una tendencia: es récord la cantidad de dinero que recibe la Argentina, a diferencia de otros momentos en los que eran más las remesas que iban hacia el exterior.
En el país, la compañía tiene dos grandes productos. Por un lado, Pago Fácil, que incluye productos como pago de facturas, retiro de efectivo, desembolsos bancarios, recargas telefónicas y acuerdos con bancos, entre otros. La otra es Western Union, con foco en remesas de dinero internacional.
Ambos servicios se distribuyen en una red física de alrededor de 7.000 puntos, que van desde un kiosco hasta una farmacia, y 260 locales propios. Además, hay canales corporativos a partir de acuerdos, por ejemplo, con Correo Argentino, Mercado Pago, Ualá, Naranja X o supermercados. Para Babino, la tendencia es clara:
Hoy la Argentina es un país receptor de dinero en remesas. La gente va a los locales y retira el dinero que le envió alguien, generalmente familia, del exterior. Y lo usa para pagar facturas, comida, el alquiler. Es dinero para gastar, no para ahorrar. Cada persona recibe por mes entre US$ 200 y US$ 250”.
Los flujos son muy cambiantes en Argentina. Antes de 2002, era un país neto enviador de dinero. Después de la crisis, se volvió un país neto recibidor de dinero. Empezaron a crecer de nuevo los envíos y para 2016 o 2017 era un país neto enviador. Volvió a cambiar y ahora somos neto receptor, con una tendencia creciente hacia la recepción de dinero. Los ciclos de envío y recepción de dinero van muy atados a los ciclos económicos del país. Cuando hay un ciclo positivo, vienen inmigrantes a trabajar, generan ahorros y les mandan a sus familias; cuando el ciclo es recesivo, los argentinos se van a vivir al exterior (hoy tenés un millón de argentinos afuera) y, después de un año y medio o dos, empiezan a enviar dinero.
No damos el volumen, pero sí puedo decir que hoy el 80% de la plata viene y 20% sale (todavía queda gente que manda al exterior). Por ejemplo, Venezuela creció un montón en Argentina. Los venezolanos empezaron a mandar plata a su país, pero también empezamos a recibir plata de Venezuela. Porque a quien vino y quizá no consigue trabajo o no cubre sus gastos lo ayudan desde su país para instalarse y que, con suerte, después pueda empezar a mandar dinero de vuelta. En las remesas se ve mucho lo micro y los flujos económicos.
La plata viene de donde están los argentinos: España, EE.UU. y México como los principales. Del otro lado, se envía a Paraguay, Perú y países limítrofes. Y turismo de Brasil, que en lugar de traer la plata encima se la automandan porque les resulta más cómodo.
En líneas generales se retira en la moneda local: si vas a Brasil, reales; Perú, soles; India, rupias, y así. Somos una empresa que cotiza en Bolsa y estamos regulados por la UIF y el equivalente en EE.UU., antilavado de dinero.
A las regulaciones que tenemos hoy en Argentina les falta muchísimo para modernizarse –por ejemplo, con los papeles que hay que completar físicamente, cuando se podría hacer digital–. La regulación tiene que ir a un formato que mida riesgo. Estamos tratando de impulsar que se modernice y hacer más simple la vida de la gente sin dejar de controlar. Porque, si no, se termina yendo al sistema informal. Respecto de la moneda, hoy en Argentina vas al local con pesos; si vas a mandar o a recibir, siempre pesos.
“Los ciclos de envío y recepción de dinero van muy atados a los ciclos económicos del país”
Operamos con el tipo de cambio de valor de mercado y se lo trasladamos integralmente al cliente, es decir, si hoy el tipo de cambio que la empresa consigue para entregar los pesos es 200, al cliente le entrega 200. No ganamos en la transacción, no somos una casa de cambio, el cliente va a pagar lo que a la empresa le costó esa operación. Y es lo mismo para el que envía que para el que recibe.
Es el valor al que la empresa consigue la plata. ¿Dónde ganamos nosotros? En lo que se le cobra al cliente en cargo, el costo del servicio. Si mandás US$ 1, vas a tener que pagar un fee de alrededor del 5%, variable según el canal y el país. Este es un negocio de confianza, cualquier error con el manejo del dinero o incertidumbre es una catástrofe. Somos muy prolijos en tratar de ofrecer un servicio que sea confiable, serio y transparente. Es tremendo en la gente el impacto de un posible error.
Es superdinámico. Yendo a lo que se paga, hay verticales o rubros que cambiaron por la pandemia. Por ejemplo, e-commerce subió, igual que acceso a Internet o cable. Hubo un cambio de comportamiento en el entretenimiento. Cayó el pago a las obras sociales, porque la gente no llega a pagarla, baja de plan o achica el monto. Lo mismo sucede con el pago de impuestos. Cayeron mucho también los préstamos personales y el ticket promedio de enseñanza (colegios, universidades, institutos terciarios) y clubes. Se correlaciona con la macro.
En la pandemia hubo una caída del retail, pero se empezó a recuperar a partir del año pasado. Se achicó y ahora va creciendo de a poquito. De acá a fin del año que viene, va a estar al mismo nivel prepandemia.
La gente sale. Por ejemplo, para el retiro de efectivo: hay pocos cajeros automáticos en el país, entonces eso tracciona, son 7.000 locales de los que podés retirar plata.
Tenemos alianzas estratégicas con Ualá, Naranja X y Mercado Pago, entre otras, lo cual significó invertir en tecnología. Estamos haciendo una inversión de casi US$ 9 millones en tres años en el back office. Me gustaría hacer más inversiones en el país, voy a seguir empujando porque vivo acá, pero es complicado siempre explicarlo afuera. Tenés que pelearlo mucho. Pero estamos acá desde hace 25 años y no tenemos absolutamente ninguna intención de irnos, sino al contrario, queremos seguir creciendo.
Toda la plata que movemos se digitaliza, no es que se mueve en otro canal. Mucho se digitalizó en el punto de venta o en la virtualidad, tenemos aproximadamente a un 10% de la gente que paga con tarjeta de débito o desde una billetera virtual. Si Argentina mañana tiene la economía de un país de Escandinavia, posiblemente el efectivo va a ser muy chiquitito. Ahora, si va a seguir como está.
Somos más agnósticos en ese sentido, si la gente viene en efectivo, yo le presto el servicio; si viene con tarjeta de débito, QR o una billetera virtual, le tengo que prestar todos los servicios. No creo que uno tenga que forzar a la gente o situaciones, porque se generan distorsiones. Somos una industria en lo que hace a la parte extrabancaria que es útil para la sociedad, que presta servicios.
Está avanzando y lo va a seguir haciendo. Tenemos una opción para los clientes si quieren pagar en una web. Somos los grandes jugadores detrás de las marcas importantes de fintech y siempre va a haber novedades. Estamos invirtiendo mucho en tecnología que no se ve para poder prestar más adelante servicios de tecnología que el cliente percibe. Hay muchas empresas que construyen un castillo en la arena, pero, si no tenés fundamentos abajo, todo se empieza a desgranar. Todos vimos a marcas que aparecen, gastan millones en publicidad y desaparecen. Queremos un crecimiento progresivo, sostenido y rentable. Tenemos 1.200 empleados en Argentina y eso implica una responsabilidad, además de 5 o 6 millones de clientes. Los profesionales que tenemos son las personas que más saben de la industria.