Fundó su empresa a los 22 años. Hoy,once años más tarde, etermax es una compañía internacional de tecnología que emplea a 400 personas en dos oficinas en Buenos Aires y otras en Mendoza, Montevideo y Berlín. Su división Gaming superó las 700 millones de descargas, y su app Preguntados se tradujo a más de 30 idiomas. Max Cavazzani, 34 años, ingeniero informático (ITBA), emprendedor y empresario, impulsa una compañía que creció durante la pandemia y a la que diversos analistas consideran un futuro unicornio, empresa que superará la cotización de US$ 1.000 millones. A Cavazzani esto lo tiene sin cuidado. Es un corte arbitrario que a mí no me genera nada. Soñaba con armar una empresa y que funcionara; hoy, que siga creciendo, nada más. Por supuesto, aclara que valora las experiencias de MercadoLibre, Globant, Olx y Auth0, por citar algunos de los casos de éxito que superaron esa barrera simbólica y continúan en expansión.
Consultado sobre su inclusión como el empresario más joven del ranking, con una fortuna estimada en U$S 500 millones, la empresa aclaró: La cifra mencionada corresponde a una valuación externa de etermax como compañía, que fue realizada por terceros y que no está vinculada con el net worth de Máximo como individuo.
A través del ciclo Forbes Live, por Instagram, y en una segunda charla, Cavazzani analizó el impacto del COVID-19 en su empresa, la economía y el futuro. Extractos:
¿Cómo se adaptó etermax a la pandemia?
Cerca de 400 personas pasaron de un día al otro a trabajar de forma remota. Hicimos una transición muy limpia que me sorprendió mucho. Creo que es el producto de tener buenos procesos y de ser una empresa más madura.
¿Qué fue lo más difícil de esa transición?
Lo más difícil es lo que se te escapa. Algunos aspectos de coordinación, cosas que se hacían informalmente como una charla de pasillo, una pregunta a un referente que tenías al lado, hoy ya no están. No es que sean insalvables, pero hay que tenerlas en cuenta y hay que cambiar la forma de pensar.
En 2019 planeaban abrir más oficinas en el interior del país. ¿Y ahora?
Continúan. El espacio físico, la oficina, se va a demorar. Pero seguimos con las contrataciones. Se empezará desde la casa, con el proceso que ya usamos en el resto del mundo. Cuando volvamos a la normalidad, de a poco iremos acomodándonos.
Muchos emprendedores y muchos empresarios pymes están en un momento crítico, ya sea porque tenían pensado encarar su negocio y el mundo se derrumbó, porque estaban en una etapa de crecimiento y ahora se cortó el flujo de ingresos. ¿Qué les dirías?
Es el momento más crítico que uno pueda imaginar en los últimos 20 años. Lo que hay que hacer es volver a la fuente y entender qué es ser un emprendedor. Es alguien que le está dando a otra persona algo que necesita. Lo que cambió ahora es lo que la gente necesita o quiere. Por ejemplo, viajar: toda la industria del viaje se tiene que acomodar. Hay que revisar el valor e intentar repensar qué oportunidades nos da este contexto.
¿Cuáles se te ocurren?
Todo lo que tenga que ver con comunicación digital, con nuevas formas de entretenimiento, con suplir necesidades básicas sin tener contacto. La telemedicina antes era algo que tenía una barrera psicológica muy grande en la sociedad. En el 2021, esa barrera no va a estar en el mismo lugar. De la misma manera, hay una oportunidad de hacer un experimento masivo con la venta online. O todo lo que tiene que ver con salud: la gente tomó una nueva conciencia de los medios de prevención, de lo que es una posible pandemia. También seguros, formas de teletrabajo, ergonomía; algo que pasó mucho en etermax es que mucha gente se dio cuenta de que no es tan fácil estar sentado en una silla que no está preparada para eso todo el día. Ni hablar de la videotecnología. Todos esos cambios abren nuevas alternativas.
¿Cómo imaginás el futuro postpandemia en tu empresa?
No creo que sea la última vez que escuchemos sobre una pandemia en los próximos años. Esto va a tener rebotes y repeticiones, y el mundo se va a ir preparando mejor para eso. Incluso la frecuencia de aparición de enfermedades virales va a subir; desgraciadamente es así. Hay un millón y medio de vIrus escondidos en la naturaleza, y todavía la humanidad no está en un momento como para eliminar las enfermedades virales de una manera eficiente. Estamos en un momento complicado; los próximos 30 años van a ser complicados, y va haber que adaptarse. Igual soy optimista.
¡No parece!
Tuvimos una pandemia en 2009; no fue tan grande como esta, pero no fue hace tanto. Yo recuerdo a la gente preocupada lavándose las manos, y después en 2015 no lo hacía más. Recuerdo a la gente muriéndose por una vacuna, y en 2015 escuché a antivacunas con una ideología que es muy dañina. Pero la pandemia también
90 verificó una profecía.
¿Cuál?
Que la tecnología cumple su promesa: nos conecta estando aislados, resuelve problemas de logística, de psicología, de entretenimiento. Somos parte de eso. Nos tocó una parte muy chiquita, que es el entretenimiento o la sociabilización, porque vemos nuestros productos como redes sociales que crecieron en todos los países con cuarentena.
¿Cómo vislumbrás la economía argentina post pandemia?
La economía mundial va a estar mal y va a costar recuperarse. Argentina ya estaba mal y le va a costar
más recuperarse. Eso es lo único que todos sabemos. Vamos a tener que hacer sacrificios y la sociedad se va a poner impaciente, y con razón. Pero creo que si algo tenemos de ventaja los argentinos es que, si bien nos vamos de mal a un poquito peor, por lo menos ya teníamos esa idea. Y tenemos que revisar nuestro rol en el mundo.
¿En qué sentido?
El talento argentino en la economía del conocimiento tiene el potencial de otra Vaca Muerta que tenemos que aprovechar. La Economía del Conocimiento es una revolución silenciosa que ya representa la tercera fuente de exportaciones, con más de US$ 6.000 millones anuales, detrás del agro y la industria automotriz. Tenemos el talento y la capacidad. Ahora tenemos que convertirlo en empresas argentinas, competitivas en el exterior, con productos para el mundo que generen empleo, desarrollo y riqueza al país.
¿Y qué incentivos se requieren para transformar ese talento individual que se fuga en empresas exitosas que exporten?
Necesitamos mirar el presente y definir un rumbo. Las cinco empresas principales del Nasdaq son de tecnología. Y crecen aun en esta crisis. La pandemia aceleró diez años los procesos de innovación de empresas tradicionales y de consumo.
¿Qué opinión te merece el proyecto de ley inminente que incluiría cobrar por única vez un impuesto a las 12.000 personas más ricas de Argentina?
No me gusta opinar sobre ese tipo de cosas. Será algo que, llegado el caso, deberá aprobar el Congreso. Sí creo que un impuesto más en general no va a resolver el problema. Pero son discusiones que, si se hacen de manera transparente, forman parte de una república sana, en la que algunas partes van a proponer cosas que a otras partes no les van a gustar. Los pormenores son chiquitajes. Sobre el punto específico, no me siento en una posición de poder afirmar fehacientemente si es o no una mala idea.
¿Cuáles fueron las claves de tu formación y de tus inicios como emprendedor?
Aunque estudié Ingeniería Informática, tenía muy poco nivel de programación antes de entrar a la facultad. A mí me encantó estudiar y soy un defensor de la educación, pero al que no se anima a estudiar una carrera tan fuerte como esa le digo que hay mucho para ganar aprendiendo programación de manera barata y de alta calidad. Desde videos en Youtube hasta universidades de prestigio como Harvard y MIT. Se puede hacer en paralelo con otra carrera, con tu trabajo o de forma experimental o para divertirse. Es algo que abre la mente y te permite dimensionar procesos de otra manera; te permite entender cómo automatizar, y te permite entender por qué el mundo se ve como se ve hoy, con respecto a diez años atrás, y cómo podría verse en diez años más. Por ejemplo, cómo podríamos manejar esta pandemia de otra manera, o resolver problemas humanos que pensamos que son imposibles de resolver, como la energía, el alimento u otros.
Etermax no creció con rondas de inversión. Tuvo ofertas pero nunca incorporó socios. ¿Por qué?
Tuvimos la suerte de que los resultados nos permitieran financiar el propio crecimiento. Es una particularidad no muy usual. Si algún día necesitamos más capital o un socio estratégico, por supuesto que lo evaluaríamos. Por ahora, estamos bien.
¿Cuál fue el mayor aprendizaje, lo que más te costó y lo que permitió dar un salto de calidad a tu compañía y a tu crecimiento personal?
Lo que más me sorprendió de ser emprendedor es lo difícil que es hacer cosas, ir del dicho al hecho. Los esquemas fluyen muy rápido en las ideas, y es tan difícil ver los problemas que pueden surgir que uno se pierde y empieza a decir cosas como: ¡Cómo puede ser que?!. ¿Cómo puede ser que no haya una vacuna contra el Coronavirus?, y hay un montón de gente dejando todo para que eso ocurra. Cuando pretendía ser una empresa de software por supuesto sabía que iba a ser muy difícil, pero no me daba cuenta de los sacrificios que había que hacer con respecto a uno mismo.
¿Por ejemplo?
Tener que cambiar. Cuando uno está en proceso de tener un emprendimiento tiene opciones que son disfrutar hoy o disfrutar mañana. Sigo estudiando, me voy de vacaciones; contrato más gente o me quedo acá donde estoy. En cada uno de esos momentos uno tiene que decidir. Con el tiempo te vas dando cuenta de que frente a los caprichos, a las cosas con las que uno dice yo soy así, si hacés un sacrificio ganás probabilidades de éxito. Si yo trabajo doce horas, mi emprendimiento va a poder progresar; si escucho lo que la gente tiene para decir, mi emprendimiento progresa; si yo me preocupo por coordinar mejor. Todas esas cosas muchas veces requieren de cambiar la forma de pensar. Estás tratando de hacer algo mejor que el resto del mundo, y para eso tenés que ver qué funciona mejor, no lo que vos querés.
En tu caso personal, ¿qué tema tuviste que trabajar más y cómo pudiste modificarlo?
Fueron miles. Esta agilidad mental de querer todo perfecto hasta el último detalle generaba una presión en las personas que las hacía rendir menos. La falta de presión tampoco es buena, hay que encontrar un equilibrio que desgraciadamente no está en un libro. Hay que descubrirlo, hay que tunearlo. No es que hay un nivel; siempre hay que tirar de la rienda, en cualquier aspecto. Por ejemplo, ser más o ser menos estrictos con las fechas: ninguno de los dos en extremo va a ser bueno para lo que vos querés, que es que salgan más productos de mejor calidad. Ese punto medio es difícil de encontrar, y creo que ese es el aprendizaje más grande que tuve. Tiene que ver con la experiencia, y es buscar lo mejor para el emprendimiento.
¿Cuánto aumentó el consumo de juegos online?
Hubo un aumento generalizado más o menos del 30%. Fueron picos muy marcados, después se estabilizó. Nuestros juegos fueron de los que más subieron porque nosotros trabajamos mucho en lo que tiene que ver con la conexión entre personas y el juego como un medio, y no al revés.
¿La gran estrella sigue siendo Preguntados?
Preguntados hoy es un grupo de juegos: Preguntados 1, Preguntados 2, Reinos Preguntados y otros que están por venir. Es una franquicia importante para nosotros por muchas razones. La primera es que somos número uno en el mundo en el segmento de trivia, con lo cual defendemos muy bien esa bandera. Después, el avance que tenemos en ese producto es muy sofisticado, entonces sirve de escuela para el resto de los productos. Es la Primera A de lo que hacemos. Y finalmente porque es un producto que supo tener 20 millones de usuarios activos diarios en el mundo. Preguntados es la marca argentina más conocida en Estados Unidos: más de la mitad de la población jugó el Trivia Crack, que es el equivalente en inglés. Son hitos muy significativos y no se limitan solo a Estados Unidos. Esto ocurre desde Canadá hasta Tierra del Fuego, y en más de la mitad de los países de Europa. En España, por ejemplo, somos más exitosos que en Argentina. Todo esto hace que el producto deje una marca.
Pasando a cuestiones un poco más llevaderas, ¿a qué juega el creador de Preguntados?
Juego a todo. Por mi trabajo, juego a todos los productos de etermax. Sacándolos a esos, me gusta jugar al Call of Duty, que es un juego de first person shooter. Me gusta el Clash Royale, que es un juego de super cell, un ajedrez del siglo 21. Me gustan mucho los juegos de Nintendo, soy un seguidor de ellos como empresa: toda la línea Zelda, el Mario. Antes jugaba mucho al Age of Empires.
¿Cómo será el 2021?
Imagino que a mediados de 2021 va a haber una vacuna y que será un año de renacimiento. Quiero creer en un 2020 con mayor unión entre las naciones ante un mal común. Sucede en el ámbito científico.
Ya dijiste que el hecho de que tu empresa llegue a ser valuada como unicornio no te desvela. ¿Cuál es tu sueño?
Cuando llegue a los 70 años, no voy a pensar en esas cosas. Me gustaría mirar para atrás y haber contribuido a generar valor y, ojalá, poder ser testigo de una generación con mejores emprendedores.